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Festival de Almagro: frente a la mística, viva el goce y la rebeldía femenina
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CITA CON EL SIGLO DE ORO

Festival de Almagro: frente a la mística, viva el goce y la rebeldía femenina

Lluís Homar abre el festival con un viaje por la literatura mística y la compañía de Ana Contreras y Raúl Losánez reivindica a las creadoras silenciadas del Siglo de Oro

Foto: Público de 'Me trataste con olvido'. (Cedida)
Público de 'Me trataste con olvido'. (Cedida)

"Esta persona —que yo soy ahora— es la que se muestra ante ustedes. No vengo aquí para esconderme en personajes, tampoco vengo a recitar melodiosamente. Vengo", dice Lluís Homar, "a mostrarme a través de la mística". Así, en primera persona, descalzo, vestido de negro y dirigiéndose al público del Corral de Comedias, abrió el pasado jueves el actor y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) las puertas de El templo vacío, espectáculo inaugural del 46º Festival de Almagro.

Una pieza sobria, austera y de pequeño formato, a medio camino entre la lectura dramatizada y la conferencia divulgativa, en la que Homar reivindica un viaje espiritual hacia el alma humana a través de la literatura mística de autores como el Maestro Eckhart, Tresa de Jesús, Ibn Arabi (Abenarabi de Murcia), Ramón Llull o Jacint Verdaguer, acompañado en escena de un cuarteto vocal que interpreta música coral de Bach, con diseño de luces de Pedro Yagüe, dirección musical de Xavier Albertí y con Brenda Escobedo al frente de la dramaturgia y la codirección.

placeholder 'El templo vacío'. (Cedida)
'El templo vacío'. (Cedida)

"Soy una persona con una inquietud espiritual importante y creo que los místicos no son locos que están colgados de la parra, sino personas que nos dan unas herramientas, que nos ponen en un estado de reflexión y conocimiento, y que nos brindan una posibilidad de encontrar el sentido a la vida", explica Lluís Homar en una conversación con este diario, en la que califica a estos autores como "antisistema" porque "cuestionan todo aquello impuesto como valor absoluto, muchas veces por la misma autoridad eclesiástica y, frente a eso, ellos hablan de un camino de libertad individual como espacio de conocimiento y un viaje hacia el interior, el peregrinaje al ser".

La CNTC vuelve a inaugurar el Festival de Almagro con una pieza demasiado pequeña y falta de ambición escénica, una lectura dramatizada muy alejada de las grandes producciones con las que la compañía ha abierto en años anteriores el festival de teatro clásico más relevante de Europa. También apostó por la sencillez la pasada edición, cuando abrió el certamen con Marsillach soy yo, una lectura de textos de Adolfo Marsillach en la que Lluís Homar compartió escenario con Núria Espert, Adriana Ozores o Carlos Hipólito. Este primer fin de semana del festival también se han podido ver otras dos producciones de la CNTC ya estrenadas hace meses —La vida es sueño, dirigida por Declan Donellan y Valor agravio y mujer, por Beatriz Arguello— a las que se sumarán en los próximos días La discreta enamorada (estrenada en el Teatro Soho de Málaga) y De haber nacido, una coproducción con la compañía de danza Mal Pelo.

Clásicas en gozo y rebeldía

El amor, el desengaño, el hastío, la decepción y la rebeldía frente a unas normas sociales diseñadas por hombres, es el viaje que propone Me trataste con olvido (Clásicas en rebeldía), la otra gran apuesta poética del festival en su primer fin de semana, un espectáculo de la compañía La otra Arcadia, formada por la directora Ana Contreras y el dramaturgo, poeta y crítico teatral Raúl Losánez. En su tercer espectáculo, tras Esta divina prisión, dedicado a la poesía mística, y Vano fantasma de niebla y luz, sobre Bécquer, ambos recuperan y traen al presente la voz y el pensamiento de grandes autoras del Renacimiento y el Siglo de Oro, ninguneadas e injustamente olvidadas, como María de Zayas, Sor María de Santa Isabel, Leonor de Cueva y Silva, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Ana Caro de Mallén o Florencia del Pinar.

placeholder 'Me trataste con olvido'. (Cedida)
'Me trataste con olvido'. (Cedida)

¿Es la segunda lectura dramatizada que hemos visto en el Festival? No, aquí no hay intérpretes leyendo en escena, lo que hay es un espectáculo teatral de gran vuelo poético, hermoso y delicado, que tiene algo de joyita escénica, en el que las actrices Natalia Millán y María Besant cantan, bailan y habitan el alma de estas mujeres más rebeldes que pacatas, que hablan de desamor y desengaño, sí, pero también de sexo ("a todos pienso querer; pero, ¿sujetarme a uno?"), libertad y gozo, mujeres que parecen dialogar entre ellas, Besant más joven y Millán más experta y desengañada, mujeres que a veces se cogen del brazo y caminan juntas, que se acarician, que apoyan su cabeza en el hombro de la otra en un encuentro poético, pero también filosófico alimentado de versos como estos: "Muy bien me parecen todos/ y a todos pienso querer/ pero, ¿sujetarme a uno?/ libera nos Domine/Bendita mi libertad/ Dios la conserve/ para que viva libre/ libre viva por siempre jamás". Compartiendo escenario con las actrices, el bailarín Ricardo Santana, que simboliza esa figura masculina (sutil y muda) con la que dialogan los versos que habitan Millán y Besant, además de la música al piano de Miguel Huertas y las proyecciones a modo de tapiz de Violeta Némec.

placeholder 'Al son'. (Cedida)
'Al son'. (Cedida)

Y ese verso, "libre y viva", que podríamos haber visto en cualquier pancarta un 8 de marzo, revela junto a otros muchos una mirada de desafío femenino muy distinta a la que nos han mostrado muchos de los grandes dramaturgos áureos como porque, como señala Ana Contreras, “tenemos esa idea que ha trascendido en las comedias del siglo XVII de que las mujeres vivían de cierta manera y desde luego que estas autoras no hablan en su obra de poliamor o feminismo, pero sí lo hacen de la querella de las mujeres, del placer, del sexo, de que es mejor liarte con tres que con dos y también de alejarse del mundo e irse a vivir en comunidades de mujeres, que es de lo que habla, por ejemplo, Juana Inés de la Cruz, que en su libro Enigmas de la casa del placer se refiere al sexo entre mujeres en el ámbito de los conventos”.

También la obra de Juana Inés de la Cruz y María de Zayas estará presente en Al son, un espectáculo de la coreógrafa Sara Cano que llega este fin de semana a Almagro y en el que conviven "el folclore y el feminismo, la palabra, la danza contemporánea y la danza tradicional" para rendir homenaje también a mujeres que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, entre ellas María Pacheco, "rebelde comunera que defendió con valentía la sublevación de las Comunidades de Castilla de 1520" o Marcia Belisarda, "poeta de gran ingenio y religiosa toledana del Siglo de Oro".

"Esta persona —que yo soy ahora— es la que se muestra ante ustedes. No vengo aquí para esconderme en personajes, tampoco vengo a recitar melodiosamente. Vengo", dice Lluís Homar, "a mostrarme a través de la mística". Así, en primera persona, descalzo, vestido de negro y dirigiéndose al público del Corral de Comedias, abrió el pasado jueves el actor y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) las puertas de El templo vacío, espectáculo inaugural del 46º Festival de Almagro.

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