Es noticia
Sobre la tuberculosis bovina y la 'gañadería'
  1. Cultura
TRINCHERA CULTURAL

Sobre la tuberculosis bovina y la 'gañadería'

Ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede recurrir al humor. Echar la culpa a las élites globalistas o a Bruselas en su conjunto con todos y cada uno de sus ciudadanos

Foto: Foto de archivo de una granja de vacas. (EFE/Raquel Manzanares)
Foto de archivo de una granja de vacas. (EFE/Raquel Manzanares)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede reaccionar de distintas maneras. Si es ganadero afectado, la enfermedad hará que huela el cierre inminente, y con el cierre llega la ruina y puede que hasta el contagio. Se preguntará qué será de él y de su familia. Si es ganadero con animales sanos, suplicará que no le toque, revisará si todo está en regla, si se hizo lo correcto, si están al día los controles que marcan las leyes y ponen a prueba su responsabilidad como empresario.

Si es veterinario, recurrirá a la ciencia y a lo aprendido en la carrera y a la experiencia en el oficio. Optará por el abordaje, pensará que atajarlo es urgente, deseará que no pase de un puñado de casos, echará de menos más recursos, estudiará precedentes y verá si lo que se hizo entonces es factible ahora.

Ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede recurrir al humor

Si es responsable político con competencias en el sector primario y en la comunidad autónoma donde se propaga la enfermedad, pues depende.

Ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede recurrir al humor. Echar la culpa a las élites globalistas, a Bruselas en su conjunto con todos y cada uno de sus ciudadanos, a Marruecos y a sus vacas, y acusarlas de competencia desleal, catalogarlas como especie invasora. Puedes decir que el Gobierno de tu país es un siervo y un lacayo de según qué cosas, y de paso decir que los de la ciudad no entendemos a los del campo y que el nuestro es un ataque sin igual que acabará con todas las respetables tradiciones que nos enseñaron "nuestros mayores".

Y, ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede decir estas cosas en serio. Mirar muy serio a la cámara y, en vez de proponer soluciones para solucionar el problema, te haces un combo loco. Acusas al ministro de Agricultura del Gobierno de España de ser un siervo del presidente y así te haces un dos por uno. Al primero le llamas pelele y al segundo le llamas señor feudal. Pero, no contento con eso, aprovechas y le dices al señor feudal que les rinde pleitesía a otros señores feudales y por eso entre todos difunden "mentiras, bulos y fake news sobre el sector primario de Castilla y León". Yo creo que con solo uno de los términos habría bastado para no caer en la redundancia, pero qué sabré yo, si solo he estudiado Periodismo.

Foto: Foto: Unsplash/@cdc.

Te sientes muy orgulloso del discurso que has hilado y has dicho en la mismísima Bruselas. Nadie te gana en arrojo, así que añades que tenemos un Gobierno que no defiende a su pueblo, sino que está más bien en contra porque el rollito este del medievo te encaja como un guante. Dices que la Comisión está atacando a los ganaderos europeos con tanto control sanitario y tanta mandanga, planteas así, como el que no quiere la cosa, si no será que la Unión Europea tiene como fin último que importemos toda la carne de vacuno de Marruecos y después de eso nos matará a todos a filetazos.

Está todo medido, está todo calculado. Nada te turba, nada te espanta. Es el ganadero amenazado por una panda de burócratas, progres, filoetarras y veterinarios, o todo a la vez. Es la ciudad contra el campo, el despacho contra el pienso. Es la vaca marroquí contra la vaca española. No les bastaba con vandalizar a nuestros jóvenes y apropiarse de nuestras mujeres, ahora quieren que comamos su carne también.

Es una muestra más de que lo políticamente correcto no va con nosotros, porque nosotros vamos de cara, decimos las verdades, somos la resistencia. Y, si hay que decir que llevamos muy al extremo la salud pública, pues lo decimos. Que estamos llegando un punto en el que, como les pasa a muchas mujeres, no se nos puede decir nada y hay más ofendidos que personas.

*Si no ves correctamente el módulo de suscripción, haz clic aquí

Pero hay otro tipo de contagio que está mucho más extendido. Lo hemos visto en Polonia, por ejemplo. Un contagio que comienza cuestionando el marco normativo europeo —las leyes no funcionan si no me gustan—, que continúa deslegitimando el marco nacional, que pone contra las cuerdas a un colectivo para que sobre él viertan los insultos, las descalificaciones. Son ahora los veterinarios como fueron los migrantes, y las mujeres y el lobby gay.

"Es su corpus simbólico y discursivo, y lo más peligroso no es que lo diga la extrema derecha, sino cómo lo ha normalizado y digerido la derecha conservadora, la democristiana. No les dicen nada porque, en vez de cordón sanitario, les han abierto la puerta y les han dejado entrar en los gobiernos. Por eso hablan de ataque a nuestras tradiciones, a nuestro modo de vida, y de paso cuestionan los avances en términos de seguridad alimentaria. Ese es el verdadero peligro, ese contagio", afirma Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.

A estas horas del segundo fin de semana de junio de 2023, aún siguen sin ser cesados todos estos irresponsables políticos. Esos que defienden la gañadería.

Ante un brote de tuberculosis bovina, uno puede reaccionar de distintas maneras. Si es ganadero afectado, la enfermedad hará que huela el cierre inminente, y con el cierre llega la ruina y puede que hasta el contagio. Se preguntará qué será de él y de su familia. Si es ganadero con animales sanos, suplicará que no le toque, revisará si todo está en regla, si se hizo lo correcto, si están al día los controles que marcan las leyes y ponen a prueba su responsabilidad como empresario.

Trinchera Cultural
El redactor recomienda