Es noticia
'¡Tiburón a la vista!': la comedia más divertida y delirante del año
  1. Cultura
ESTRENO DE LA SEMANA

'¡Tiburón a la vista!': la comedia más divertida y delirante del año

Los hermanos Boukherna dirigen esta comedia inspirada en el 'Tiburón' de Spielberg, pero con mucha mala leche y comedia que, de tan idiota, alcanza la genialidad

Foto: Marina Foïs, la flamante protagonista de 'As bestas', estrena ahora una comedia acuática. (A Contracorriente)
Marina Foïs, la flamante protagonista de 'As bestas', estrena ahora una comedia acuática. (A Contracorriente)

Imaginen que Steven Spielberg hubiese rodado Tiburón (1975) como si fuese una comedia. Una comedia muy absurda con personajes al borde del frenopático. Imaginen que Steven Spielberg fuese francés y deudor del cine de Quentin Dupieux (Rubber, Mandíbulas). Imaginen que Steven Spielberg tuviese dos cabezas gemelas. Todo esto daría como resultado ¡Tiburón a la vista!, una muy buena comedia con un muy mal título en español que dirigen los hermanos Ludovic y Zoran Boukherna, dos cineastas insultantemente jóvenes y tan precoces como el director estadounidense y que a sus treinta años ya han dirigido su tercer largometraje.

Cada secuencia de su película está abarrotada de ideas geniales, de gags visuales, encontrando el humor hasta en el montaje y sorprendiendo incluso cuando el espectador piensa que el plano está agotado. Y, a la vez, recurren a un humor realmente absurdo, incluso idiota. Como decían los Spinal Tap, hay solo una línea fina entre lo estúpido y lo inteligente. Por cierto, que este mismo fin de semana Dupieux estrena su increíble pero cierto.

Marina Foïs, flamante protagonista de As bestas, no suelta la escopeta, pero sí cambia la Galicia rural por las Landas francesas. Foïs es ahora Maja, una especie de policía marítima a punto de jubilarse anticipadamente. Es una mujer fuerte y determinada, rodeada de hombres o bien incompetentes o bien maleables o bien directamente locos. El pueblo donde trabaja está enfocado principalmente al turismo de playa, por eso cuando dos turistas alemanes insisten en que han visto un escualo y aparece una tabla de paddle surf sin dueño, el alcalde y los comerciantes de la zona se empeñan en restarle importancia al asunto y en tranquilizar a los veraneantes, a pesar de las advertencias de Maja.

placeholder Otro momento de '¡Tiburón a la vista!'. (A Contracorriente)
Otro momento de '¡Tiburón a la vista!'. (A Contracorriente)

Los Boukherna apuestan por una imagen muy panorámica y unos colores muy saturados, como salidos de una fantasía sofisticada del fotógrafo Martin Parr, para reforzar la clave de comedia. Los movimientos bruscos de cámara, el juego con lo que vemos dentro de cuadro y lo que queda fuera, el tempo de los actores, la interpretación átona del resto de personajes que rodean a la protagonista, la caracterización al borde del cómic de algunos de los actores y la creación de situaciones esperpénticas hacen de ¡Tiburón a la vista! una de las comedias más divertidas y sorprendentes del año.

Los Boukherna versionan el clásico que inventó el blockbuster con una mujer en el papel de Brody (Roy Schneider). Y si en el original de Spielberg el jefe de Policía hidrófobo lucha por superar su miedo al agua, aquí tenemos a una agente con miedo a la inactividad, a envejecer, a dejar de ser útil en su comunidad. Su marido (Kad Merad) es un hombre afable y comprensivo que ya se imagina la vida ideal que podrán llevar cuando Maja se retire. Pero Maja siente que necesita guiar a un cuartel de Policía sin demasiadas ambiciones ni ganas de trabajar. Maja, sin embargo, tiene un gran sentido del deber y sueña con retirarse a lo grande en una localidad en las que, lamentablemente para ella, nunca pasa nada.

placeholder Otra imagen de '¡Tiburón a la vista!'. (A Contracorriente)
Otra imagen de '¡Tiburón a la vista!'. (A Contracorriente)

Cuando aparece en la playa un órgano amputado de otro bañista —sí, seguimos en clave de comedia y es uno de los recursos más hilarantes del filme—, Maja convence al alcalde de que cierre las playas y a su superior de que organicen un equipo para dar caza al tiburón. La acompañan Blaise (Jean-Pascal Zadi, un cómico que también ha trabajado con Dupieux) y Eugénie (Christine Gautier), una aprendiz poco perfeccionista. La película es una mezcla impecable de comedia, drama y thriller. Pero, sobre todo, sorprende la capacidad de sus directores de darle varias capas de ingenio a cada uno de sus planos que no tienen nada de planos. Y aciertan en apenas en crear tensión respecto al tiburón, jugando a no enseñarlo claramente, sino a obligar al espectador a imaginarse su tamaño y fiereza a través de los desperfectos que causa.

Tampoco conocemos hasta el final la identidad del narrador que nos cuenta los hechos que sucedieron a La Pointe. Y el descubrimiento resume el talento de los Boukherna: el huir de cualquier convención como del tiburón... y salir vivos. Humor muy tonto y genial, al mismo tiempo. Ya saben: la línea fina.

Imaginen que Steven Spielberg hubiese rodado Tiburón (1975) como si fuese una comedia. Una comedia muy absurda con personajes al borde del frenopático. Imaginen que Steven Spielberg fuese francés y deudor del cine de Quentin Dupieux (Rubber, Mandíbulas). Imaginen que Steven Spielberg tuviese dos cabezas gemelas. Todo esto daría como resultado ¡Tiburón a la vista!, una muy buena comedia con un muy mal título en español que dirigen los hermanos Ludovic y Zoran Boukherna, dos cineastas insultantemente jóvenes y tan precoces como el director estadounidense y que a sus treinta años ya han dirigido su tercer largometraje.

Cine
El redactor recomienda