El remedio que evitó que las juntas del Banco de España empezasen siempre con retraso
El banco central posee una importante colección de más de 200 relojes que ha limpiado, restaurado e inventariado en los últimos cuatro años y que ahora recoge en un catálogo razonado
Cuando en 1782 nació el Banco Nacional de San Carlos, fundado por Carlos III y el embrión de lo que luego sería el Banco de España, la entidad enseguida se dio de bruces con un problema tan prosaico como poco ejemplar: la impuntualidad.
En Madrid no existía entonces un reloj que marcase el tiempo de manera oficial, así que cada vecino se guiaba por las campanadas de la iglesia o parroquia más cercana, cuya exactitud dejaba bastante que desear.
El resultado es que cuando se convocaba una junta general de accionistas del Banco Nacional de San Carlos, algunos llegaban antes de tiempo y otros se presentaban tarde. Aunque las reuniones tenían en teoría un horario absolutamente preciso de inicio, nadie sabía cuál era el reloj por el que debían de regirse.
En 1889 se decidió poner de una vez por todas fin a tan engorroso problema. El banco se había mudado unos años antes a una nueva sede en la calle de Alcalá, junto a la plaza de Cibeles, así que se resolvió adquirir un reloj para la torre del recién estrenado edificio. Ese reloj sería el que fijase los tiempos oficiales del banco.
Se presentaron cinco propuestas, pero el encargo recayó finalmente en el relojero inglés David Glasgow: un reloj de hierro fundido de 750 kilos de peso con sonería sobre tres campanas que combinara los golpes de horas, medias y cuartos. El reloj llegó a España desde Londres a través de Santander y fue el español Ramón Garín quien se encargó de instalarlo en la torre del edificio y de su posterior mantenimiento.
El 1 de enero de 1891 el reloj empezó a funcionar. Desde entonces, ese reloj es el que marca la hora oficial de las reuniones, operaciones y todas las actividades del Banco de España.
“Dicen que nunca se ha parado, ni siquiera durante la Guerra Civil. Únicamente se paró un día durante el temporal Filomena, cuando se congelaron las manillas. Glasgow sostenía que el reloj estaba preparado para aguantar viento, nevadas y el traqueteo de los coches”, nos cuenta Yolanda Romero, conservadora jefe del Banco de España. “Es un reloj muy preciso, solo se atrasa unos 3 o 4 segundos a la semana”.
El Banco de España no solo tiene en una cámara acorazada localizada bajo la madrileña Plaza de Cibeles, a unos 35 metros de profundidad, en la que se custodian unas 281 toneladas de oro valoradas en alrededor de 14.000 millones de euros. Posee además otro tesoro: un importante y amplio patrimonio artístico compuesto por cuadros, esculturas, tapices, objetos decorativos, mobiliario… Y también relojes, muchos y valiosos relojes.
Relojes de estilo renacentista, barroco, imperio… En bronce, en madera, en hierro, en porcelana, en mármol… De pie, de sobremesa, de pared… Relojes austeros, recargados, algunos con piedras preciosas… Relojes de cuerda, digitales, que funcionan con gas…
La rica colección de relojes del Banco de España asciende en total a 215 aparatos. Esos relojes han sido durante los últimos cuatro años cuidadosamente limpiados, restaurados e inventariados. El resultado es un catálogo razonado que contiene la descripción minuciosa de los 143 relojes más representativos y valiosos del Banco de España. Todos ellos pertenecen a estilos artísticos de la relojería europea y han formado parte de la vida cotidiana de la institución desde el siglo XVIII, y continúan siendo elementos habituales en los edificios del Banco de España. De hecho, la entidad cuenta con los servicios de un relojero que acude al banco a diario y se encarga del mantenimiento de todos sus relojes.
“Un reloj tiene que estar en marcha, si no se convierte en un objeto más, en un jarrón. El modo de conservar un reloj es hacerlo funcionar. Si dejas un reloj parado lo matas, lo amordazas”, explica Amalia Aranda Huete, doctora en Historia del Arte especializada en historia de la relojería y una de las autoras del catálogo razonado de relojes del Banco de España.
En el banco central español hay numerosos relojes, la inmensa mayoría de ellos en uso. Al fin y al cabo, y más allá de su valor funcional y decorativo, los relojes tienen un significado alegórico muy relevante para una entidad financiera. “Su valor simbólico es muy importante, el reloj es una metáfora del rigor y la productividad”, en palabras de Yolanda Romero. De hecho hay un reloj patrón que sincroniza los principales relojes del Banco de España, para que todos marchen al mismo compás.
El reloj de la maravillosa biblioteca del Banco de España -que antes era el patio de operaciones de la entidad- es uno de los que están sincronizados. Es obra de Ramón Garín (sí, el que instaló el reloj de la fachada del Banco de España y se ocupó de su mantenimiento). Es un reloj muy sencillo y perfectamente integrado en la decoración.
En el actual patio de operaciones del Banco de España, fruto de la ampliación que experimentó el edificio en los años 30, hay un impresionante reloj de estilo art déco que data de 1934. Su esqueleto está formado por una columna de hierro y ladrillo recubierta de mármol, cuyo interior no solo encierra la maquinaria del reloj sino también sistemas de calefacción y refrigeración.
En el llamado salón isabelino se encuentra un reloj muy singular realizado alrededor de 1850, obra de José de Hoffmeyer y Jiménez, quien fue relojero real de Isabel II. “Es un reloj con una caja en mármol negro muy sencilla pero con una maquinaria excepcional”, explica Aranda Huete. El reloj cuenta con un calendario perpetuo que señala el día de la semana, el mes y el año, así como un barómetro y dos termómetros. Su maquinaria imita a la ideada por los Brocot, una conocida familia de relojeros de la época, y se compone entre otras piezas de una especie de ancla rematada con un rubí a cada lado que se va moviendo sobre un círculo dentado.
En la mesa de un despacho se encuentra un elegante reloj de sobremesa Atmos de bronce dorado fabricado por la firma suiza Jeger LeCoulre.Se trata de un aparato muy curioso: no tiene cuerda, funciona con una mezcla de gas y líquido de cloroetano que activa sus resortes. “Lleva una pequeña bombona de gas que lo mantiene en marcha”, nos ilustra Amelia Aranda Huete. “Puede funcionar durante muchos años sin intervención humana y, cuando el gas de la bombona se gasta, se contacta con la empresa y ellos la recargan”.
El Banco de España cuenta en total con más de 200 relojes. “En el siglo XXI el banco no ha comprado ningún reloj. Pero a la colección hay que darle continuidad, así que comparemos piezas nuevas”. Palabra de Yolanda Romero.
Cuando en 1782 nació el Banco Nacional de San Carlos, fundado por Carlos III y el embrión de lo que luego sería el Banco de España, la entidad enseguida se dio de bruces con un problema tan prosaico como poco ejemplar: la impuntualidad.