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'Viejos': la rebelión sangrienta de los abuelos
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'Viejos': la rebelión sangrienta de los abuelos

Raúl Cerezo y Fernando González Gómez dirigen una historia de terror cósmico y ancianidad con una premisa muy original que pasó por la Sección Oficial de Sitges y que ahora llega a las salas

Foto: Zorion Eguileor y Gustavo Salmerón en 'Viejos', la segunda película del tándem Raúl Cerezo y Fernando González Gómez. (Filmax)
Zorion Eguileor y Gustavo Salmerón en 'Viejos', la segunda película del tándem Raúl Cerezo y Fernando González Gómez. (Filmax)

Madrid. Se prevé el verano más caluroso desde que existen los registros. El cielo anaranjado y denso, como pirolítico, le da a la ciudad una sensación de fin del mundo. La televisión recomienda, como todos los años, que, sobre todo los ancianos, se hidraten y eviten salir a la calle en las horas más duras de sol. Hay una energía inefable en el lugar. En uno de los pisos del centro, una pareja de ancianos (Zorion Eguileor, al que vimos en 'El hoyo', 2019, y Ángela López Gamonal) dormita en un piso en penumbra, intentando sobrevivir al bochorno estival. Ella, Rosa, escucha en la radio un antiguo bolero. Pero pronto lo quita las pilas a la radio, se viste elegante, se peina y se tira por el balcón.

Éste es el inicio de 'Viejos', la segunda codirección tras 'La pasajera' de los directores Raúl Cerezo y Fernando González Gómez, que compitió en la Sección Oficial de la 55 edición del Festival de Sitges y que ahora llega, por fin, a las salas. Una película de terror cósmico envolvente en la que los ancianos, los viejos, son, por fin, los protagonistas. 'Viejos' cuenta una realidad dramática -el suicidio de una abuela, la demencia de su marido, la soledad, los problemas económicos de la familia- siempre desde las convenciones del terror. No recuerdo quién dijo que hasta el acto de pelar una naranja podría ser terrorífico dependiendo de la mirada, de la manera de contarlo. Aquí todos los pequeños gestos cotidianos -hacerse un café, ponerse un vestido, pasear por el Templo de Debod- se convierten en situaciones peligrosas en las que hay una amenaza latente desconocida, pero palpable.

placeholder Un momento inquietante de 'Viejos'. (Filmax)
Un momento inquietante de 'Viejos'. (Filmax)

"La vejez es terrorífica per se. Ir a una residencia de ancianos es terrorífico. A mi chica, que trabaja en cuidados paliativos con ancianos, le ha tocado especialmente la película. La vejez es una fase final a la que te enfrentas, normalmente y en esta sociedad de mierda, solo o casi solo", defiende González. Y sí, en esta historia, todos los viejos son inquietantes vistos desde el punto de Naia (Paula Gallego), la nieta de la pareja, que intenta consolar a su abuelo mientras su padre (Gustavo Salmerón) y su nueva mujer (Irene Anula) deciden hasta qué punto van a implicarse en el cuidado del anciano viudo. "Estará mejor en una residencia". "Tú me cuidaste de pequeño y ahora me toca a mí cuidarte".

"El otro día Carlos, el periodista de un blog, nos decía que ‘Viejos’ podía ser la precuela del ‘Amanecer de los muertos’ de Romero, lo que ocurría justo antes del Apocalipsis", bromea. "A los ancianos alguien les ha prometido que pueden volver a empezar, que los muertos volverán, que rejuvenecerán, pero es todo una mentira. Toda la película y todas las secuencias están trabajadas desde un inicio cotidiano, en el que siempre hay un elemento de extrañeza, pero que acaba en una explosión: una cena normal que acaba explotando, una visita a una residencia que explota. Luego está esa familia que acaba de mudarse esperando un nuevo comienzo que nunca llega, porque siempre hay cajas. Nunca terminan de asentarse. Nunca vuelven a empezar de verdad".

placeholder Paula Gallego y Zorion Eguileor en 'Viejos'. (Filmax)
Paula Gallego y Zorion Eguileor en 'Viejos'. (Filmax)

"Teníamos muy claro que queríamos hacer una película de terror, pero también nos dimos cuenta al principio que tratar este tema de los ancianos nos llevaba a un drama muy drama. Y no queríamos", prosigue Cerezo. "Así que lo filmamos todo desde la amenaza constante, como si hubiera alguien mirándolos todo el rato. Cualquier escena cotidiana está rodada con atmósfera. Los planos cenitales es porque hay algo que los observa. Siempre hay algo que falla en esas escenas costumbristas: es el grifo de agua que no funciona, la luz que titila cuando están cenando, cuando están en la residencia de ancianos, hay una lámpara con una forma determinada que te da las claves de lo que va a ocurrir. Está lleno de pistas. Y de una sensación constante de que va a ocurrir algo".

Los directores han querido jugar con los peligros a los que se enfrentan los ancianos en su día a día, como el calor, la falta de movilidad, y utilizarlas a su favor. "Las altas temperaturas normalmente son un peligro para la gente mayor, pero que aquí les sirve para liberarse y ponerse en pelotas", cuenta Cerezo. "Hay una escena de un anciano con la polla al aire, y luego otra escena en la que dos ancianos follan. Y lo hacen como una celebración, porque piensan que ahora que todo el mundo va a palmar ha llegado su momento. Hay películas antes en las que aparecen ancianos desnudos, como en ‘Hereditary’, de Ari Aster, o ‘Pieles’, de Edu Casanova, o ‘X’, de Ti West. Pero nosotros no queríamos utilizar el desnudo para dar miedo, sino como una celebración por la salvación de estar apartado y olvidado". Y es que en los últimos años, han aparecido muchos títulos de terror centrados en la vejez, algo que antes no era habitual.

placeholder La familia protagonista de 'Viejos'. (Filmax)
La familia protagonista de 'Viejos'. (Filmax)

"Queríamos jugar con las ondas de radio, con esa cosa que tiene la radio que es tan de la generación de nuestros abuelos, que se pasan el día enganchados y que es un elemento de compañía y de información", apostilla González. "Por eso utilizamos la radio y el bolero antiguo que escucha el protagonista para, a través de él, llevarles un mensaje de engaño y de conquista nos parecía una cosa muy interesante. También mostramos el choque generacional que hay entre la nieta y su abuelo". Un no entender de una generación a la otra. El abuelo, como hombre mayor, sigue creyendo en la reparación de los objetos -antes había unas secuencias que hablaban de eso-, mientras que la generación joven está más marcado por la filosofía del usar y tirar".

El de 'Viejos' es un proyecto que Raúl Cerezo empezó a escribir hace ocho años, pero que hasta su asociación con González no ha podido ver la luz. "Esta película es anterior a ‘La pasajera’. Empezamos con ella hace ocho años y la retuvo una productora que no hizo nada para moverla. Yo le conocí a él, que había hecho una película llamada ‘Estándar’ (2020) y yo tenía el proyecto de ‘La pasajera’ (2021). Le pregunté si le gustaba y si quería codirigirla conmigo y así lo metía en la productora. Yo, si quiero que me ayudes, siempre doy algo a cambio. Hicimos la codirección y el último día de rodaje de ‘La pasajera’, nuestros productores de La Dalia Films nos preguntaron si teníamos algo guardado. Como ‘Viejos’ estaba ya tan hecha, tan preparada para rodar, fue la que salió. Lo complicado es encontrar normalmente una productora como ésta, que saca las películas rápido, con capital privado, con incentivos. Si no, yo no sé qué hubiera pasado. Yo, con un montón de cortos a las espaldas, debutando con 44 palos".

placeholder Un momento del rodaje de 'Viejos'. (Juanma Bernabéu)
Un momento del rodaje de 'Viejos'. (Juanma Bernabéu)

"Ahora ya estamos con la segunda parte de ‘La pasajera’, así que va todo a toda hostia. Antes ibas con el guión a todos los sitios y decían que era un locurón, que no era comercial, que era demasiado loca, que había que hacerla más amable…", prosigue. "Yo quería desde el principio que fuese una película de atmósfera, que supusiese una experiencia chunga de la que sales sudando".

Pero, ¿qué está pasando para que la industria esté dejando entrar nuevas voces y que estas voces dirijan su primera película con treinta y pico o cuarenta años, algo que nunca ha sido habitual? Recordemos que, por ejemplo, en los Goya de 2020 los nominados a Mejor dirección novel fueron Belén Funes (36 años, entonces), Galder Gaztelu-Urrutia (46), Salvador Simó (45) y Aritz Moreno (40). "Yo llevaba toda la vida con los cortos y ahora con cuarenta y algo ya me estoy colocando", explica Cerezo. A lo que González añade: "Por un lado, hay más demanda de contenido por parte de las plataformas, que requieren de más cosas, aunque los que sirven y entregan a las plataformas son los mismos que estaban antes. Por otro lado, han entrado las inversiones fiscales y una manera de conseguir el capital más fácil y más ágil. Y eso creo que está dando oportunidades a gente como nosotros, que hace su primera película con cuarenta o con cincuenta o cuando le toque. Las películas se hacen cuando toca".

Madrid. Se prevé el verano más caluroso desde que existen los registros. El cielo anaranjado y denso, como pirolítico, le da a la ciudad una sensación de fin del mundo. La televisión recomienda, como todos los años, que, sobre todo los ancianos, se hidraten y eviten salir a la calle en las horas más duras de sol. Hay una energía inefable en el lugar. En uno de los pisos del centro, una pareja de ancianos (Zorion Eguileor, al que vimos en 'El hoyo', 2019, y Ángela López Gamonal) dormita en un piso en penumbra, intentando sobrevivir al bochorno estival. Ella, Rosa, escucha en la radio un antiguo bolero. Pero pronto lo quita las pilas a la radio, se viste elegante, se peina y se tira por el balcón.

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