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"Los mariquitas me quieren mucho": ¿es Lola Flores un referente queer y feminista?
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100 años del nacimiento de La Faraona

"Los mariquitas me quieren mucho": ¿es Lola Flores un referente queer y feminista?

'Flores para Lola' (Dos Bigotes, Egales) analiza desde una perspectiva inesperada la vida de la artista jerezana coincidiendo con el centenario de su nacimiento

Foto: Lola Flores con su hijo Antonio en 1963. (Getty/Cover/Gianni Ferrari)
Lola Flores con su hijo Antonio en 1963. (Getty/Cover/Gianni Ferrari)

“Yo quiero que me embalsamen y me pongan en el Teatro Calderón de Madrid, para que pasen los mariquitas, que me quieren mucho”. Estas fueron las palabras de Lola Flores a Lauren Postigo en el programa Cantares, en los ya lejanos años ochenta, que sin advertirlo se convertirían en todo un alegato en favor del colectivo LGTBIQ+ en momentos en que ser parte del mismo era considerado completamente indigno.

Es precisamente el activismo involuntario que ejercía la artista el protagonista del libro Flores para Lola (2023), un ensayo que ofrece una mirada queer y feminista sobre La Faraona, coeditado por las editoriales Dos Bigotes y Egales. La obra verá la luz el próximo 30 de enero, coincidiendo con el centenario del nacimiento de la jerezana. Este volumen colaborativo, coordinado por Carlos Barea, es una relectura de su figura desde una mirada disidente gracias a textos de autoras como Lidia García, Noelia Cortés o Pepa Blanes, que analizan la relación de la cantante con el pueblo gitano, el cine o el lesbianismo.

placeholder 'Flores para Lola'. (Dos Bigotes)
'Flores para Lola'. (Dos Bigotes)

No es casualidad que las nueve firmas que reúne el libro tengan menos de 40 años porque, según explica Barea, el valor de la obra reside en hacer una interpretación de Lola Flores como “icono pop”; en ver cómo su figura ha permeado generaciones posteriores, que grabaron en la retina su muerte a través de la televisión y cultivaron su devoción a la artista en redes sociales, vídeos de YouTube y TikTok.

Por ende, no sorprende la ausencia en la obra de familiares y amigos de la cantante como Lolita, Rosario o El Pescaílla, quienes no hubieran podido aportar esa mirada generacional que define el hilo conductor del ensayo. “Buscábamos que el libro tuviera coherencia, lo que ha supuesto renunciar a esa parte más mediática. Esto no es una biografía, es una mirada queer y feminista. No venimos a ser exactos”, insiste Barea. Y es que Lola Flores se ha convertido en todo un símbolo para ambos colectivos, por haber encarnado una feminidad fuerte y poderosa que transgredió leyes y clichés sociales. “A través de su vida, Lola demostró a una sociedad homófoba y machista que se puede hacer de la marginalidad una fuerza”, señala el bailaor Fernando López, uno de los autores.

Mili Hernández, editora de Egales, reivindica cada una de las miradas que ofrece la obra porque “recuperan la memoria histórica de una época en la que estaba prohibido hablar de homosexuales, nadie se acordaba de las mujeres lesbianas y los trans eran monstruos para la sociedad”. “Hay que poner en valor que una artista como Lola, con un altavoz como el suyo, no tuviera reparo en decir que toda su corte era mariquita. Podíamos hacer una interpretación u otra de la palabra, pero se escuchaba, y eso para mucha gente era importante”, añade la librera de Berkana.

La cantante presentó incluso una tertulia en su programa 'Ay, Lola, Lolita, Lola' con cuatro mujeres trans, a las que no dudó en defender

La cantante de "Que me coma el tigre", definida por Barea como "más moderna que muchos modernos", presentó incluso una tertulia en su programa Ay, Lola, Lolita, Lola con cuatro mujeres trans, a las que no dudó en defender públicamente: “Quiero que tengan un respeto por estas personas, porque han sufrido muchísimo, y yo soy una admiradora”. Entre las hazañas de La Faraona, se cuentan la de haber mantenido una relación con un hombre casado 20 años mayor que ella, o haber abortado de forma clandestina en varias ocasiones. También, el haber ejercido la prostitución para pagar una deuda o hablar libremente de su sexualidad: “Yo lo hago todos los días”, llegó a declarar en una entrevista.

No obstante, si Lola Flores encarnaba un icono de libertad, por una parte, al mismo tiempo representaba la cara de la España más retrógrada. “¿Quién no iba a La Granja con Franco si quería comer del arte?”, se pregunta Barea para aclarar que por eso mismo hablan de la artista como “referente involuntario”. “La voluntad de Lola no está en lo que decía, sino en lo que hacía”, sentencia. Conocer los códigos culturales del momento, la copla y el flamenco, le permitió trascender hasta nuestros días, hasta el punto de resucitar recientemente en un anuncio televisivo cuyo éxito es un claro ejemplo de que "sobre ella se puede hablar con la nieta o con la abuela, con el señor que vota a la ultraderecha o con el activista queer antisistema, porque todos la conocen y todos la quieren", expone el coordinador de la obra.

Aun siendo conscientes del legado inmortal que dejó La Faraona, Barea denuncia lo desapercibido que va a pasar el que habría sido su 100 cumpleaños este 21 de enero “frente al bombo que se le ha dado al Año Picasso”. Un hecho que achaca a la “evidente dejación de funciones” por parte de la Administración y de unas instituciones volcadas, a su juicio, en conmemorar el 50 aniversario de la muerte del pintor: “Se van a hacer mil cosas por el Año Picasso, pero el Año Lola Flores es en Jerez, en nuestros corazones, y poco más”, concluye para dejar entrever por qué es tan necesario este libro.

“Yo quiero que me embalsamen y me pongan en el Teatro Calderón de Madrid, para que pasen los mariquitas, que me quieren mucho”. Estas fueron las palabras de Lola Flores a Lauren Postigo en el programa Cantares, en los ya lejanos años ochenta, que sin advertirlo se convertirían en todo un alegato en favor del colectivo LGTBIQ+ en momentos en que ser parte del mismo era considerado completamente indigno.

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