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Golpe maestro de los grandes estudios de Hollywood para quedarse con los cines
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Golpe maestro de los grandes estudios de Hollywood para quedarse con los cines

La pandemia ha acelerado la transformación dentro de una industria en la que China toma la delantera mientras los 'majors' se preparan para arramplar con las salas

Foto: The Walt Disney Co Studios, situados en Burbank (Estados Unidos). (Reuters)
The Walt Disney Co Studios, situados en Burbank (Estados Unidos). (Reuters)

El pasado 7 de agosto en la prensa cinematográfica saltó la noticia de que una juez de la Corte Federal de Nueva York, Analisa Torres, aceptó la moción del Departamento de Justicia de Estados Unidos para derogar el Paramount Consent Decreet, una ley antimonopolio que desde los años 40 regula la cadena de producción-distribución-exhibición para evitar que los grandes estudios, las 'majors' -Disney, Warner, Paramount, Universal, Columbia/Sony- se hiciesen con el pastel completo. A partir del juicio Estados Unidos vs. Paramount Pictures, en 1948 la Corte Suprema decretó que los mismos que producían una película podían distribuirla, pero no podían ser dueños también de las salas de cine donde proyectarla, ya que entonces el cine independiente partiría con (más) desventaja en las ventanas de exhibición. Es decir, el Juan Palomo de Hollywood se consideró ilegal.

Uno de los medios que se hizo eco de este cambio legislativo fue el 'Hollywood Reporter', que achacó este cambio de paradigma al "fervor desregulatorio propio del gabinete Trump, y predijo que el fin de la prohibición de operaciones como las "reservas en bloque" y la "venta de circuitos" -es decir, acordar la exhibición de varias películas en un mismo pack y negociar con las cadenas de cines la proyección de los títulos, en vez de sala por sala como ocurría hasta ahora- favorecería a los grandes estudios y a los gigantes del streaming como Netflix, Amazon o HBO en detrimento del cine independiente. Pongamos como ejemplo la película más taquillera de 2019: 'Vengadores: Endgame', una superproducción de Marvel-Disney con un presupuesto de 300 millones de euros, distribuida en todo el mundo por Disney -en Estados Unidos y Canadá se proyectó en 4.600 pantallas, un récord- y que consiguió una taquilla mundial de 2.367 millones de euros, lo que la convirtió en el título que más dinero ha recaudado en salas de la historia. 4.600 pantallas son muchas, pero si Disney hubiese sido también dueña de su propia cadena de cines, seguramente habrían sido más.

placeholder Colas para ver 'Vengadores: Endgame' en el día de su preestreno. (Reuters)
Colas para ver 'Vengadores: Endgame' en el día de su preestreno. (Reuters)

En la sentencia se esgrime que "en el panorama actual, aunque puede haber algunas áreas geográficas con una única sala de cine de una pantalla, la mayoría de los mercados tienen varias salas de cine con varias pantallas que muestran simultáneamente varias películas de varios distribuidores. También hay muchas otras plataformas de distribución de películas, como televisión, Internet y DVD, que no existían en las décadas de 1930 y 1940. Dados estos cambios significativos en el mercado, hay menos peligro de que un acuerdo de licencia de reserva en bloque cree una barrera a una entrada que excluiría a los distribuidores de películas independientes de un acceso suficiente al mercado". Sin embargo, lo que la jueza define como favorecer la competitividad, en realidad reafirma la posición predominante de las grandes empresas audiovisuales.

Este cambio legislativo llega en un momento crítico para las salas, que, debido a las medidas confinatorias a causa de la pandemia, se han visto obligadas a cerrar durante meses y, cuando se ha reactivado la actividad social, han sufrido reducciones de aforo y, por tanto, una merma significativa en sus ingresos. Y eso sin contar con el desembolso necesario para cumplir los protocolos de desinfección de los locales.

Foto: El Cine Paz, situado en la calle Fuencarral de Madrid. (E. Torrico)

Además, ante la incertidumbre por la evolución de la pandemia, las 'majors' han decidido retrasar los grandes estrenos -los 'blockbusters' al estilo James Bond, Marvel o Píxar- y, salvo 'Tenet', no se han atrevido a enfrentarse a la posibilidad -más que palpable- de una taquilla mediocre resultado de la falta de público, ya sea por miedo al contagio en espacios cerrados como una sala de cine o por la implantación cada vez más sólida del consumo en casa por VOD -vídeo a la carta- que ofrecen las plataformas de 'streaming'. Tras múltiples retrasos en la fecha de estreno, Disney decidió lanzar 'Mulán', apuesta fuerte del año, directamente en su propia plataforma y al precio de 21,99 euros.

Disney+, justo comenzó a funcionar en Estados Unidos en noviembre de 2019 y en el resto del mundo en medio de la epidemia -en España lo hizo el 24 de marzo-. Y el resultado de su estrategia ha sido altamente rentable -además de eliminar al intermediario- y ha supuesto un punto de inflexión que determinará sus estrenos futuros, como en el caso de 'Soul', el último largometraje de Pixar, que se emitirá directamente en la plataforma estas navidades. Pero esta vez sin coste adicional. Lo mismo podría hacer Warner con 'Wonder Woman 84' en la plataforma HBO Max, aunque todavía no hay un comunicado oficial que lo asegure.

placeholder El cine durante la pandemia. (Reuters)
El cine durante la pandemia. (Reuters)

Sin los grandes estrenos, las salas de cine están pasando hambre. Con exiguos márgenes, los cines han tenido que encomendarse al cine independiente y a la producción local -en España, 'Padre no hay más que uno 2', de Santiago Segura, ha salvado los trastos con una recaudación de más de 12 millones de euros, por encima de '1917' y 'Tenet'-, pero dentro del sector de los exhibidores existe la sensación de que las grandes multinacionales las han abandonado a su suerte.

A principios de mes, la cadena de cines Regal Movie, el segundo exhibidor más importante de Estados Unidos, anunció el cierre de sus 536 cines en territorio norteamericano. En Reino Unido, la cadena Cineworld, a quien pertenece Regal Movie, también cerró 100 de sus salas. "Los cierres prolongados han tenido un impacto perjudicial en la lista de lanzamientos durante el resto del año y, a su vez, en nuestra capacidad de ofrecer a nuestros clientes la gama de éxitos de taquilla que esperan de nosotros", dijo Mooky Greidinger, director ejecutivo de Cineworld, en un comunicado. "Como tal, es simplemente imposible continuar las operaciones en nuestros mercados primarios". La cadena más importante del mundo, AMC, ha puesto en alquiler sus salas para proyecciones privadas a partir de 99 dólares, en función del tipo de película, para intentar sacar un sobresueldo para capear la crisis.

placeholder Una imagen de una sala Regal Cinema de Nueva York en mayo. (Efe)
Una imagen de una sala Regal Cinema de Nueva York en mayo. (Efe)

Por eso, en un momento tan delicado para el sector, llama la atención la derogación del Decreto Paramount. Con las salas buscando vías alternativas de financiación y enfrentándose a cierres, la situación es idílica para que las multinacionales tengan la posibilidad de hacerse con la tercera pata de la cadena. ¿Qué impide ahora que Warner, Disney, Amazon o Netflix compren a precio de saldo sus propios cines para proyectar sus propias películas? El nuevo mapa limitaría mucho más la posibilidad de las películas de presupuesto medio y bajo se encuentren con el público. La tormenta perfecta ha llegado. Los grandes estudios inventaron el cine y están preparados para sobrevivir.

Sobre todo en un contexto global en el que Hollywood ha perdido terreno frente a China, que en este año atípico ha sobrepasado a Estados Unidos por primera vez en la venta de entradas de cine. El 'New York Post' ha adelantado los datos de taquilla de China, que este domingo sobrepasó los 1682 millones de euros de recaudación frente a los 1640 millones de Estados Unidos. Una brecha que probablemente se amplíe a finales de año, también por culpa del retraso de "los estrenos navideños de gran presupuesto, como la última entrega de James Bond, 'No Time To Die', y la película de superhéroes 'Black Widow', protagonizada por Scarlett Johansson".

placeholder Cine en Shanghai el pasado mayo. (Efe)
Cine en Shanghai el pasado mayo. (Efe)

Con una población de 1393 millones de personas -frente a los 328 millones de Estados Unidos-, China se ha convertido en el caramelo en el que todas las grandes productoras quieren invertir. Hasta ahora, el gigante asiático ha hecho gala de un sistema proteccionista en el que el Gobierno controla la entrada de largometrajes extranjeros, cuyo cupo se limita a 34 estrenos foráneos al año. Además, la principal productora y distribuidora del país es la China Film Group Corporation (CFGC), perteneciente también al Estado. Por eso, en los últimos años, Hollywood ha optado por coproducir con China para facilitar la entrada de 'blockbusters' como la quinta entrega de la saga 'Mission: Impossible', coproducida con China Movie Channel, que ganó 162 millones de euros en Estados Unidos frente a 112 millones en el país asiático.

Otros casos recientes son los de 'La gran muralla', de Zhang Yimou, protagonizada por Matt Damon, y 'Megalodón', de Jon Turteltaub, que mezcla estrellas de acción occidentales como Jason Statham con rostros muy conocidos en el mercado asiático, como Bingbing Li. Como contrapartida, hay que plegarse a la idiosincrasia y las costumbres del país; en 2017, el Gobierno promulgó la Ley sobre Promoción de la Industria Cinematográfica que dicta algunas normas que no deben incumplir las películas, como la violación de principios básicos de la Constitución China, el cuestionamiento de la unidad nacional, despreciar las costumbres tradicionales o las creencias religiosas, promocionar la pornografía, el uso de drogas o la violencia. Conceptos muy sujetos a la subjetividad que provocan casos como el de 'Megalodón', en el que los protagonistas, que supuestamente se atraen sexualmente, no se den ni un simple piquito.

placeholder Un fotograma 'Wolf Warrior 2'
Un fotograma 'Wolf Warrior 2'

Ese mismo año, en 2017, sucedió otro hito: 'Wolf Warrior 2', una producción china, como la sexta película más taquillera del año —con 688 millones de euros de recaudación, y eso a pesar de un mercado limitado casi exclusivamente a Asia—."La pandemia ha acelerado las predicciones de los analistas", explica el artículo del 'New York Post', "que anunciaban la inevitabilidad de que el país más poblado del mundo se convirtiese algún día en el número uno de la lista. Estados Unidos ha sido el centro sobre el que ha gravitado la taquilla mundial desde el nacimiento del cine". Quizás, el cambio legislativo del Decreto Paramount sea el remedio que han contemplado en la Administración Trump para evitar el 'sorpasso' y dar un balón de oxígeno a las 'majors'. Apostar por una industria en la que sólo compitan los mastodontes, una lucha de gigantes en la que el primero que pierde es, sin duda, el propio cine.

El pasado 7 de agosto en la prensa cinematográfica saltó la noticia de que una juez de la Corte Federal de Nueva York, Analisa Torres, aceptó la moción del Departamento de Justicia de Estados Unidos para derogar el Paramount Consent Decreet, una ley antimonopolio que desde los años 40 regula la cadena de producción-distribución-exhibición para evitar que los grandes estudios, las 'majors' -Disney, Warner, Paramount, Universal, Columbia/Sony- se hiciesen con el pastel completo. A partir del juicio Estados Unidos vs. Paramount Pictures, en 1948 la Corte Suprema decretó que los mismos que producían una película podían distribuirla, pero no podían ser dueños también de las salas de cine donde proyectarla, ya que entonces el cine independiente partiría con (más) desventaja en las ventanas de exhibición. Es decir, el Juan Palomo de Hollywood se consideró ilegal.