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'Vengadores: Endgame': desfase total de Marvel
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'Vengadores: Endgame': desfase total de Marvel

El clímax de 'Vengadores: Endgame' probablemente sea el despliegue más desmesurado, opulento e hiperbólico de cualquier superproducción de los últimos tiempos

Foto: Jeremy Renner, Don Cheadle, Robert Downey Jr., Karen Gillian, Bradley Cooper, Paul Rudd y Scarlett Johansson, en 'Vengadores: Endgame'. (Disney)
Jeremy Renner, Don Cheadle, Robert Downey Jr., Karen Gillian, Bradley Cooper, Paul Rudd y Scarlett Johansson, en 'Vengadores: Endgame'. (Disney)

El clímax de 'Vengadores: Endgame' probablemente sea el despliegue de medios técnicos, humanos y dramáticos más desmesurado, opulento e hiperbólico de cualquier superproducción de los últimos tiempos. Y más allá. Resulta incluso difícil procesar todo el maremágnum que ocurre al mismo tiempo dentro de la pantalla: tantos estímulos audiovisuales y tan extremos que abruman. Por ello, y porque la última entrega de la saga de los Vengadores es el repaso definitivo a la cosmogonía del Universo Cinematográfico de Marvel, que en la última década y gracias a sus 21 taquillazos previos se ha convertido en una especie de culto devoto en el que los fieles esperan cada uno de los títulos como el advenimiento definitivo. Y, como en toda religión, la única puerta de entrada es la fe. O se tiene o no se tiene.

Los hermanos Anthony y Joseph Russo vuelven a ponerse al mando después de las dos últimas entregas de Capitán América y 'Vengadores: Infinity War' para cerrar con una película de tres horas de duración en la que los directores y guionistas cierran las tramas de algunos de sus personajes más icónicos para abrir las de otros que presumiblemente adquirirán más peso en títulos futuros. Porque está claro que la máquina de hacer dinero de Marvel no da síntomas de agotamiento. Y, como en cualquier culto, esta parábola exige desde el principio el conocimiento de toda la mitología previa: 'Vengadores: Endgame' comienza 'in media res', con el planeta Tierra sobreviviendo al cataclismo en el que Thanos (Josh Brolin) ha exterminado al 50% de los seres vivos, al estilo de la 'ascensión' en 'The Leftovers'.

placeholder 'Vengadores: Endgame' se desarrolla tanto en la Tierra como en el espacio. (Disney)
'Vengadores: Endgame' se desarrolla tanto en la Tierra como en el espacio. (Disney)

Aunque el arranque es sugerente y prometedor, partiendo de las desventuras de Iron Man (Robert Downey Jr.), Nébula (Karen Gillian) y Ojo de Halcón (Jeremy Renner), la película comienza a mostrar señales de arritmia en su intento de dotar a todos los protagonistas de un peso de partida equilibrado y hasta llegar al detonante de la acción de la nueva entrega. Los Vengadores supervivientes a la masacre de Thanos intentan, por un lado, recomponerse emocionalmente de la desaparición de sus compañeros y seres queridos y, por otro, encontrar alguna manera de vindicar a la humanidad tras el aniquilamiento causado por el supervillano. Y la respuesta puede estar en el guantelete y las gemas del infinito, cómo no.

La respuesta puede estar en el guantelete y las gemas del infinito, cómo no

El cierre que proponen los hermanos Russo podría pasar por una retrospectiva de la saga, una elegía tributo a los héroes más representativos del Universo Marvel que intenta enmendar el exceso de solemnidad de la entrega anterior y que sigue recurriendo al humor y a los efectos especiales como mejor arma. Y el gran acierto de la película ha sido encomendar el protagonismo a Tony Stark, sí, pero también a Chris Hemsworth —que exprime su faceta más divertida como un Thor sosias de El Nota—, Mark Ruffalo como un Hulk posterapia de control de la ira y Paul Rudd recuperando el papel de Ant-Man.

placeholder Scarlett Johansson y Jeremy Renner, en 'Vengadores: Endgame'. (Disney)
Scarlett Johansson y Jeremy Renner, en 'Vengadores: Endgame'. (Disney)

De acuerdo con el momento social actual, y como era previsible, 'Vengadores: Endgame' no deja pasar la oportunidad de añadir un plus de trascendencia con una lectura política lo suficientemente explícita como para cumplir con una presumible responsabilidad crítica y lo suficientemente superficial —a veces pueril— como para no cargar la acción de una gravedad impostada. La moraleja: frente a una amenaza global, solo queda unir fuerzas, independientemente de desavenencias del pasado o de las diferencias culturales. Y la revolución necesita de sacrificios, porque que algunos puedan llevar una existencia digna requiere perder ciertos privilegios. También incide sobre la idea de pasar el testigo a colectivos que tradicionalmente han estado en segundo plano o han sido directamente ignorados: es el momento de que el hombre blanco ceda el protagonismo a otros. Y a otras.

'Endgame' incide sobre la idea de pasar el testigo a colectivos que tradicionalmente han estado en segundo plano o han sido directamente ignorados

El, en teoría, cierre de la saga de los Vengadores, al menos como los conocíamos hasta ahora, es una amalgama de todo lo que una película de aventuras puede ofrecer: desde la ciencia ficción hasta el cine de atracos, desde la comedia autorreferencial al drama familiar y la tragedia griega, pasando por la épica bélica. 'Endgame' es un salto continuo de géneros, tonos y personajes que cubre los gustos de todos los paladares incondicionales de Marvel. Pero, para profanos, la película puede pecar de batiburrillo hipertrofiado, de un fin de fiesta excesivamente concurrido y estirado en el que todo el mundo cuenta sus aventuras en la mili. Y a la que ha venido hasta el apuntador, aunque sea solo para hacer bulto.

placeholder Cartel de 'Vengadores: Endgame'.
Cartel de 'Vengadores: Endgame'.
Foto: Chris Pratt y Ethan Hawke son Grant Cutler y Pat Garrett en 'Sin piedad'. (DeAPlaneta)

Precisamente esa necesidad de complacer al público más amplio posible hace que la superproducción, salvo algunos golpes de efecto concretos, se sienta demasiado almidonada y que los gags, los momentos dramáticos, la acción de las batallas transmitan la impresión —certera— de que todo tiene una existencia funcional. Y todo trabaja en favor de ese clímax mastodóntico, de ese 'tour de force' desmedido que sirve a Marvel para demostrar que, fuera de la pantalla, ellos son el verdadero dios de la industria del entretenimiento. Como muestra: en España, 'Vengadores: Endgame' se estrena en 1.412 pantallas de 416 cines, un 40% de todas las pantallas del país. Si eso no es hegemonía divina, que baje Marvel y lo vea.

Foto: 'Buñuel en el laberinto de las tortugas'.

El clímax de 'Vengadores: Endgame' probablemente sea el despliegue de medios técnicos, humanos y dramáticos más desmesurado, opulento e hiperbólico de cualquier superproducción de los últimos tiempos. Y más allá. Resulta incluso difícil procesar todo el maremágnum que ocurre al mismo tiempo dentro de la pantalla: tantos estímulos audiovisuales y tan extremos que abruman. Por ello, y porque la última entrega de la saga de los Vengadores es el repaso definitivo a la cosmogonía del Universo Cinematográfico de Marvel, que en la última década y gracias a sus 21 taquillazos previos se ha convertido en una especie de culto devoto en el que los fieles esperan cada uno de los títulos como el advenimiento definitivo. Y, como en toda religión, la única puerta de entrada es la fe. O se tiene o no se tiene.

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