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Multada por denunciar la situación de los centros de menores: "Han ido a mi cuello"
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Multada por denunciar la situación de los centros de menores: "Han ido a mi cuello"

Sancionada con 3.600 euros por calumniar a un juez en una conferencia, la escritora Consuelo García del Cid afirma que es más difícil hablar del presente que del pasado en este país

Foto: La escritora Consuelo García del Cid
La escritora Consuelo García del Cid

Dice que cuando recibió la notificación del juzgado se quedó en shock. Era el mes de diciembre de 2017 y, al principio, la escritora Consuelo García del Cid (Barcelona, 1958) pensó incluso que era una inocentada. Ni por asomo. Había sido denunciada por el magistrado Antonio Carril Pan ante la Fiscalía Provincial de Madrid por calumnias en la conferencia ‘La defensa de los niños’ sobre los malos tratos a los niños en los centros de menores tutelados que García del Cid había ofrecido meses antes, el 30 de mayo, en el Senado.

La autora había aludido a "magistrados octogenarios que aplican el derecho de una manera autárquica y parcial, como por ejemplo el señor Carril Pan de la Sección 1 de la Audiencia Provincial de Tarragona". Se apoyaba en datos que había publicado en su libro ‘El desmadre de los servicios sociales’. Tras el proceso penal, el pasado 30 de julio salió la sentencia: la escritora era condenada a 3.600 euros de multa por calumniar al magistrado (la Fiscalía pedía 8.000 euros).

placeholder El libro polémico: 'El desmadre de los servicios sociales'
El libro polémico: 'El desmadre de los servicios sociales'

“Por supuesto, voy a recurrir”, afirma García del Cid por teléfono a El Confidencial. Presentará el recurso entre esta semana y la semana que viene porque cree que es inocente y porque la sentencia es “totalmente” un acto de censura: “La libertad de expresión no existe. Yo no he llamado criminal a nadie ni asesino a nadie. No he insultado a nadie ni he llamado a nadie hijo de puta. Yo me he expresado desde el ejercicio de mi libertad y han ido a mi cuello y a destruirme la vida”, señala.

En la sentencia se señala que la escritora acusó al magistrado de parcialidad sin pruebas, pero ella alega: “Todas las pruebas se han presentado en el juzgado y las han desestimado. Yo ya no creo en la justicia. A mí me ofrecieron antes de entrar en sala un pacto de 500 euros y declararme culpable. No lo acepté porque no era culpable. Hasta ese momento confiaba en la Justicia en España. Ya no”.

Los hechos: una recapitulación

Cuando se produjo esta conferencia en el senado, a la que había sido invitada por diversas asociaciones relacionadas con el robo de bebés, la escritora barcelonesa llevaba años investigando el espinoso asunto de los reformatorios durante el franquismo -ella misma pasó por dos-, pero también cómo era el trato hacia los niños tutelados y que entran en centros de menores ya en democracia.

En 2012 había publicado el libro ‘Las desterradas hijas de Eva’, que tuvo cierto eco porque abordaba cómo se trataba a muchas mujeres en instituciones franquistas como la maternidad de Peñagrande “donde se robaban miles de niños”, apostilla García del Cid y cómo funcionaba el Patronato de Protección a la mujer, epítome de lo que el régimen entendía sobre cómo debían ser educadas las mujeres que, según su moral, se descarriaban.

No he insultado a nadie ni he llamado a nadie hijo de puta. Yo me he expresado desde el ejercicio de mi libertad y han ido a mi cuello y a destruirme la vida

La publicación de este libro trajo consigo “amenazas de muerte por teléfono con números ocultos, pero ahí se quedó. Me llamaron ‘roja de mierda, callate’, pero no me vino nadie a denunciar. Esas cosas acojonan, pero no pasa nada. Yo aprendí que quien amenaza no ejecuta. Aquello se quedó en un rollito de llamar (sic)”, comenta.

Los problemas llegaron con su otro libro, ‘El desmadre de los servicios sociales’, donde incidía en lo que había ocurrido con aquel Patronato de Protección a la Mujer del régimen franquista y lo que pasó después. La institución había dejado de funcionar en 1985 con el cambio de la Ley del Menor, sin embargo, la situación para muchas madres y menores no había cambiado demasiado en el sistema democrático. “Lo que pasa es que le dan todo el poder al funcionariado. Eso quiere decir que se puede retirar la tutela de un niño sin que intervenga un juez. Cuando investigo me llegan muchas madres afectadas y compruebo que las congregaciones religiosas de los reformatorios franquistas están ahora gestionando los centros de menores. Empiezo a trabajar y a llevar casos y me encuentro con que lo que se ha hecho es legalizar delitos, y ahora se roban niños de forma legal”, recalca García del Cid.

Empiezo a trabajar y a llevar casos y me encuentro con que lo que se ha hecho es legalizar delitos y ahora se roban niños de forma legal


Y esto es lo que contó en la conferencia, que se inicia con cómo eran los reformatorios en el franquismo. “Pero explico cómo se extiende al presente. Lo que he aprendido con todo esto es que si tocas el pasado, da igual, todo lo echan al carro de la memoria histórica y todo vale, pero como toques el presente, van a ir directamente a tu yugular. Está pasando con escritores, cineastas, pintores, cantantes. No se puede hablar”, se reafirma la escritora que sostiene que “jamás pensé que me vería en semejante situación. Yo no soy más que una escritora y activista social que se la ha jugado con un tema tremendamente delicado”.

Menores prostituidas en Mallorca

La escritora, además, hace referencias a servicios como el IMAS de Mallorca (Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales) del que no hace muchos meses saltó el escándalo sobre las supuestas irregularidades en algunas retiradas de tutela de menores y en el cuidado después de esos niños en centros. De hecho, varios medios revelaron que la práctica totalidad de las niñas tuteladas, de edades entre los 13 y los 16 años, se escapaba de las instalaciones para prostituirse y drogarse.

Si tocas el pasado, da igual, todo lo echan al carro de la memoria histórica y todo vale, pero como toques el presente, van a ir directamente a tu yugular

“Lo de las niñas prostituidas en Mallorca era un secreto a voces y yo llevaba diez años diciéndolo. No solo yo, sino todos los activistas mallorquines. Pero no se hizo nada. Hasta que salió a la luz hace poco. Pero tampoco se ha abierto una investigación porque una niña tutelada no importa, es carne de cañón. Da lo mismo que la violen y que se muera”, manifiesta, a la vez que insiste en que el tema de los menores en España es “gravísimo, están destrozando a las familias y a los niños, pero a unos niveles que estos niños nunca se van a levantar de eso”.

Dos nuevos libros y recurso

García del Cid va a continuar con su labor activista y tiene previsto publicar el año que viene un nuevo libro sobre el Patronato de Protección a la Mujer “donde demuestro documentalmente cómo a las que no se sometían al régimen del reformatorio las metían en el manicomio, a la mayoría en Ciempozuelos. Tengo toda la documentación que lo demuestra. Y actualmente están haciendo lo mismo. Si una madre se rebela porque le han quitado sus hijos le dicen que está loca y la psiquiatrizan y muchas terminan ingresadas en psiquiátricos, pero porque el sistema las ha enloquecido”. También tiene pensado otro libro titulado ‘La metástasis del maltrato’ sobre cómo “el maltrato no termina nunca porque al maltratador le va a defender siempre su familia”.

Y, mientras tanto, seguirá adelante con el recurso a la sentencia. “Me condena como si yo fuera una criminal. Para mí tener antecedentes penales es una humillación moral y personal irresoluble”, persevera. Pero se muestra cauta: “Vamos a esperar. Sinceramente puede pasar cualquier cosa”.

Dice que cuando recibió la notificación del juzgado se quedó en shock. Era el mes de diciembre de 2017 y, al principio, la escritora Consuelo García del Cid (Barcelona, 1958) pensó incluso que era una inocentada. Ni por asomo. Había sido denunciada por el magistrado Antonio Carril Pan ante la Fiscalía Provincial de Madrid por calumnias en la conferencia ‘La defensa de los niños’ sobre los malos tratos a los niños en los centros de menores tutelados que García del Cid había ofrecido meses antes, el 30 de mayo, en el Senado.

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