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Con Aretha hemos topado: el documental perdido que Franklin quiso ocultar
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Con Aretha hemos topado: el documental perdido que Franklin quiso ocultar

En 1972, Sydney Pollack rodó la grabación de 'Amazing Grace', el disco más vendido de la carrera de Aretha Franklin. Pero todo lo que podía salir mal, salió mal. Hasta ahora

Foto: El padre de Aretha Franklin le quita el sudor a su hija en 'Amazing Grace'. (Caramel)
El padre de Aretha Franklin le quita el sudor a su hija en 'Amazing Grace'. (Caramel)

Todo lo que pudo salir mal salió mal. 1972. Iglesia Bautista The New Temple Missionary de Los ángeles. Aretha Franklin tenía sólo 30 años, pero ya era una figura indiscutible del 'starsystem' de la música —ya podía permitirse aquellos abrigos de pieles excesivos que tanto la caracterizaban— e icono de la comunidad afroamericana, que vio cómo una de sus vecinas, la hija de un pastor bautista, se había hecho rica, famosa y respetada en el terreno de los blancos privilegiados, vetados hasta entonces a gente como ella. Después de veinte discos, once sencillos número uno y cinco grammies, Franklin había decidido volver a sus orígenes, a la comunidad, y grabar un disco de versiones de gospel en dos sesiones, acompañada del reverendo James Cleveland, el primer músico de gospel con estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Warner Bros. ideó una campaña de marketing para lanzar el disco más importante de la historia del gospel y contrató a Sydney Pollack, que ese año estuvo nominado a la Palma de Oro con 'Las aventuras de Jeremiah Johnson', para filmar las dos sesiones en las que Franklin interpretó, junto a Cleveland y el coro de la iglesia, una quincena de himnos religiosos adaptados. Al principio iba a salir como una sesión doble junto a ‘Super Fly’ —la película ‘blaxploitation de 1972—, para la comunidad afroamericana. En mente tenían, por ejemplo, el 'Yellow Submarine' de los Beatles, como un producto de apoyo al lanzamiento del disco. Warner no escatimó en medios y Pollack contó con cinco cámaras para registrar el talento de Aretha, de Cleveland, pero también las reacciones de un público mayoritariamente afroamericano —aunque en la segunda noche se deja caer, entre otros, Mick Jagger— y al borde, en algunos momentos, del éxtasis.

Pero hay películas que nacen con mal fario, y la que iba a ser el puente de Franklin hacia una posible carrera cinematográfica acabó en un viacrucis de casi 50 años hasta que el director Alan Elliott ha conseguido sacar a la luz las imágenes del documental 'Amazing Grace', que se estrena este viernes en España. Porque el primer impedimento que relegó el metraje a la oscuridad de un cajón fue que Pollack se olvidó de dar las claquetas para sincronizar la imagen con el sonido. Y sincronizar a ojímetro 20 horas de brutos era tarea imposible... hasta que llegó el montaje digital. "Sydney nunca me dijo que había problemas con la sincronización", se ríe Alan Elliot, productor musical y el encargado de rescatar del olvido el metraje de 'Amazing Grace'. Elliot lo cuenta desde la terraza del hotel María Cristina de San Sebastián, donde ha presentado su documental, que participó en la Sección de Perlas.

placeholder Aretha Franklin en 'Amazing Grace'. (Caramel)
Aretha Franklin en 'Amazing Grace'. (Caramel)

Elliott llegó al departamento de Artistas y Repertorios (A&R) de Atlantic Records en 1990. Allí conoció a Jerry Wexler, uno de los productores de la vieja escuela de la discográfica que había trabajado con Aretha Franklin y que le contó la historia de los brutos perdidos. En 2007, cuando Elliott empezó a trabajar para DreamWorks, decidió recuperar la película y comprar los derechos, que pertenecían a Warner Bros. "Wexler me dijo que hablase con Sydney Pollack y tuvimos varios encuentros y conversaciones", recuerda Elliott sobre los comienzos del proyecto. Enseguida Elliott consigue las bendiciones del director. Todo bien.

No, todo mal. Los dos directores no se ponen de acuerdo en el formato que debe tener el documental final. "Sydney quería entrevistar a gente como Quincy Jones hablando a cámara. Yo le dije que no. Y aunque no lo dijo, sabía que estaba pensando: 'Pero, ¿no sabes quién soy yo?'", admite Elliott. Él quería alejarse del formato de reportaje televisivo y seguir el estilo de documentalistas musicales como D. A. Pennebaker.

placeholder Alan Elliott en San Sebastián. (Efe)
Alan Elliott en San Sebastián. (Efe)

Tercer escollo: "Pronto me enteré que a Sydney le habían diagnosticado un cáncer de páncreas y que estaba muy enfermo", lamenta Elliott. "Tuvimos una de las últimas conversaciones cuando él ya sabía que se iba a morir. Le dije: 'Sydney, siento mucho que estés enfermo'. Y él me contestó: 'No estoy enfermo. Me estoy muriendo, joder'". Pollack murió en 2008, pero antes dejó vía libre para que Elliott terminase su obra 'maldita'. "Fuimos a Warner y él les dijo que yo conocía mejor que él la película y que me dejaran acabarla. Su generosidad ha permitido que hoy exista la película. Creo que si no hubiese conocido a Sydney no me hubiesen dejado hacerla", reconoce.

Tras la muerte de Pollack, Elliott se quedó como principal responsable del montaje, y consiguió poco a poco unir sonido e imágenes. Parecía que el proyecto seguía adelante, pero, de nuevo, todo mal. El director se puso en contacto con Franklin para proponerle reunirse con los miembros de la banda y del coro que siguieran vivos para volver a interpretar las canciones del disco. Y Franklin dijo que sí. Pero con un cheque de un millón de dólares por un día de rodaje de por medio. Así que la colaboración se desestimó.

placeholder Otro momento de 'Amazing Grace'
Otro momento de 'Amazing Grace'

En 2011, Elliott se había quedado con un montaje de unos 90 minutos y convocó una proyección limitada para que sus familiares y amigos le diesen su opinión. Franklin se enteró y lo denunció. Franklin, además, subió el montante a cinco millones de dólares si Elliott quería que ella colaborase con el proyecto. Elliott se negó y el proyecto volvió a estancarse. "He descubierto que todo lo que es bonito es complicado, no es fácil", se resigna Elliott. "Yo pensaba en dos cosas. La primera era hacer la película. Yo vengo de la industria musical, de producir discos. Tú puedes tener un grupo de música cuyo batería resulta que está loco. Pero necesitas el ritmo. Es la historia de todas las interacciones. En la grabación del primer disco que grabó Aretha Franklin con Atlantic Records, se suponía que tenían que acortar dos canciones. Pero en la segunda el marido de Aretha y el trompetista se enzarzan en una pelea y Atlantic records no la encuentra durante tres semanas", cuenta el director como una muestra del carácter de Franklin.

Dos años después, llegó a manos de Elliott el documento que volvía a insuflar vida a su proyecto: el contrato firmado por Franklin en 1968 por el que cedía los derechos del metraje de 'Amazing Grace' a Warner y Atlantic Records. Elliott decidió enviar el documental al Festival de Cine de Telluride, en Colorado. Pero, otra vez más, todo mal: apenas unas horas antes de la presentación, el abogado de la cantante envió un burofax y paralizó el estreno del documental. En Telluride y en Toronto y en Chicago. Y la Justicia dio la razón a la artista. En una entrevista de 2015 para el 'Detroit Free Press', Franklin admitió: "No es que no me guste la película, porque en sí me encanta. El problema es que, legalmente —aunque no debería hablar de ello— hay problemas".

En ningún momento pensé en darme por vencido

En agosto de 2018 Franklin murió a causa de un cáncer de páncreas, al igial que Pollack. Elliot organizó una proyección para 50 miembros de la familia de la cantante y Sabrina Owens, una de las nietas y testaferro de la herencia, decidió negociar para, por fin, permitir el estreno del documental Eso sí, con la mente puesta en un posible Oscar. Por fin la película era libre de estrenarse, como lo hizo, en la Berlinale en febrero y en San Sebastián en septiembre, entro otros festivales. "En ningún momento pensé en darme por vencido. Tuve fe. Creí. Creí en Dios. En principio el proceso parecía sencillo. Era la grabación uno de los discos más famosos y exitosos de los años setenta rodado por un director como Sydney Pollack", intenta convencerse. "Parecía relativamente sencillo. Pero luego lo que pasó puso a prueba mi fe en el proyecto. Nunca me crucé durante el proceso con un problema que no pudiese superar. Pero sí aparecieron muchos problemas que me hicieron gastar demasiada energía. Yo sólo quería que la película saliese adelante".

placeholder Cartel de 'Amazing Grace'
Cartel de 'Amazing Grace'

"Yo no sé si hoy en día se podría dar un fenómeno como ella. Ni siquiera con ella misma, con la edad que tenía entonces, hoy", prosigue. "La sociedad ha cambiado. Primero, en ese momento, era raro tener un productor turco, otro productor judío y ella misma siendo una mujer negra... la banda tocaba junta todos los días, el coro cantaba junto todos los días… Creo que ella fue un accidente. Pero también creo que esta película es más un milagro que un accidente".

Todo lo que pudo salir mal salió mal. 1972. Iglesia Bautista The New Temple Missionary de Los ángeles. Aretha Franklin tenía sólo 30 años, pero ya era una figura indiscutible del 'starsystem' de la música —ya podía permitirse aquellos abrigos de pieles excesivos que tanto la caracterizaban— e icono de la comunidad afroamericana, que vio cómo una de sus vecinas, la hija de un pastor bautista, se había hecho rica, famosa y respetada en el terreno de los blancos privilegiados, vetados hasta entonces a gente como ella. Después de veinte discos, once sencillos número uno y cinco grammies, Franklin había decidido volver a sus orígenes, a la comunidad, y grabar un disco de versiones de gospel en dos sesiones, acompañada del reverendo James Cleveland, el primer músico de gospel con estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

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