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Brókeres y paraísos fiscales: lo que esconde la 'economía colaborativa' de la reventa
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STUBHUB Y VIAGOGO, LAS PRINCIPALES

Brókeres y paraísos fiscales: lo que esconde la 'economía colaborativa' de la reventa

Detrás de la apariencia de 'economía colaborativa' de los portales de mercado secundario, se esconden compradores masivos que especulan con el precio y 'stock' de los tiques

Foto: "Con Altura" la canción de Rosalía junto a J Balvin ganó Mejor Vídeo Latino y Mejor Coreografía en los MTV Video Music Award. (Getty)
"Con Altura" la canción de Rosalía junto a J Balvin ganó Mejor Vídeo Latino y Mejor Coreografía en los MTV Video Music Award. (Getty)

Dos horas. Eso fue lo que duraron las entradas de Rosalía para sus conciertos en Madrid y Barcelona hace unos días. La consternación fue instantánea para muchos fans que esperaban al otro lado de la pantalla, tarjeta en mano, con hacerse con uno de los codiciados tickets, sobre todo cuando prácticamente a la vez esas entradas aparecían en los portales de reventa al doble o triple de precio.

Pero el de Rosalía no es el primer caso, ni será el último. Empieza a ser rutina que las entradas para un gran espectáculo desaparezcan de los canales oficiales en pocas horas para reaparecer mágicamente en webs de reventa. Ha pasado recientemente con Leiva, La Polla Records o U2.

Los primeros señalados son portales como Viagogo o Stubhub que llevan años creciendo con un negocio basado, supuestamente, en particulares que finalmente deciden no acudir a un partido o concierto y ponen sus entradas a disposición de otros interesados para recuperar su dinero. El mecanismo, sin embargo, es más opaco y menos honesto de lo que parece.

Los primeros en Google

“Empezamos a notarlo hace cinco o seis años, cuando vimos que cada vez había más gente que se quedaba fuera del concierto porque su entrada estaba duplicada”, explica Gabriel Rossy, abogado de la Asociación de Promotores Musicales (APM) que ha llevado varios casos de estafa a los tribunales. “Lo que nos llamó la atención es que la gran mayoría no sabían que habían comprado en una web de reventa”.

Este es el primer truco. Si uno introduce ahora mismo “Entradas Madrid Rosalía” en Google, los primeros resultados no corresponden a ningún canal oficial, sino a Stubhub. Al entrar en su web, nada nos saca de la confusión: podemos ver todas las fechas en España y si elegimos alguna hasta nos aparece el plano del recinto por zonas: “Todo lo que hacen es imitar de manera sutil la apariencia de las webs oficiales. Además, muchas veces no lo llaman ‘reventa’ sino ‘mercado secundario’, ¿quién lo llama así?”, continúa el abogado. “Viagogo hace una cosa especialmente perversa: te dice cuantas entradas hay y cuánta gente las está mirando en ese mismo momento para que compres cuanto antes”.

La inversión en Google Adwords y SEO es fundamental para estos portales, que juegan al despiste con los canales oficiales

Viagogo es uno de los mayores portales de reventa del mundo. Tiene su sede en Suiza, pero su jurisdicción está en Delaware, un paraíso fiscal en Estados Unidos. Hace unos meses, Google la baneó de su buscador por sus prácticas engañosas y ya no puede anunciarse entre los primeros resultados. La inversión en Google Adwords y SEO es fundamental para estos portales, que juegan al despiste con los canales oficiales y consiguen así que muchos compradores adquieran entradas más caras antes incluso de que se acaben las del canal oficial simplemente porque son las primeras que aparecen.

placeholder Pantallazo de la página de reventa de Stubhub para el concierto de Rosalía
Pantallazo de la página de reventa de Stubhub para el concierto de Rosalía

“Una vez compré una entrada para un concierto de Joaquín Sabina antes de que yo mismo las pusiese a la venta. Y por el doble de precio”, cuenta Tito Ramoneda, vicepresidente de la APM y promotor del cantante. La gran pregunta es, ¿cómo llegan las entradas a estos portales?

“Hemos visto que ciertos compradores se repiten para muchos espectáculos; adquieren masivamente entradas a su nombre”, explica Rossy, que tiene acceso a la base de datos de ventas de ticketing, donde aparece a nombre de quién se han obtenido las localidades. “Algunos tienen incluso una sociedad limitada porque es todo un negocio, aunque los verdaderos profesionales compran camuflados con un montón de visas”.

Se refiere a los denominados ‘brokers’ o ‘prosellers’: personas que se dedican profesionalmente a comprar entradas de manera masiva y a recolocarlas en los mercados secundarios. A veces ni siquiera las tienen en el momento de la venta, sino que las colocan en estos portales y, cuando algún incauto la adquiere sin saber que sigue habiendo entradas de manera oficial, van al canal oficial a comprarlas. Es lo que en bolsa se denomina “venta en corto”. “Se identifican fácilmente porque no te pone el asiento, sólo la planta o la zona”, explica Jorge Díaz, fundador del canal de venta oficial Helloticket y extrabajador, primero de Ticketsbits y luego de Stubhub, que la adquirió en 2016.

Una vez compré una entrada para un concierto de Joaquín Sabina antes de que yo mismo las pusiese a la venta

“En Stubhub había todo un departamento de personas dedicadas a tratar con ellos. Tenían más ventajas que los particulares, como comisiones más bajas o pagarles antes del evento y no después, como al resto, lo que les permitía tener liquidez para comprar más entradas”, asegura Díaz. “Había como 20 o 25 que controlaban la mayoría de los conciertos. Sólo ellos podían representar el 75% de las entradas que se vendían por la web”.

Otra extrabajadora de Stubhub que prefiere no dar su nombre confirma estas prácticas: “Había dos tipos de vendedores: los individuales y los VIP, para los que había no sólo un equipo, sino una herramienta específica para ayudarles con la gestión”.

Además, cuando se vendía una entrada que no existía realmente eran los propios trabajadores de la empresa los que buscaban “donde fuera”, un ticket que reponer. De hecho, ahora mismo tienen abierta una oferta de trabajo como ‘Supply Manager’ cuya función es “asegurarse de que Stubhub tiene suficiente inventario de un amplio rango de eventos para ofrecer variedad a los usuarios”.

“Es lo que llamábamos hacer ‘fulfillment’: cuando un bróker vendía entradas que no tenía y había que conseguirlas como fuera para no tener que devolver el dinero al comprador”, explica Díaz. En caso de no encontrar reposición, se mandaba un mensaje cancelando la compra al cliente. “Este tipo de cosas nos parecían normales porque se trata de un ‘marketplace’, pero la parte de la especulación no le gustaba a nadie”, explica Díaz, que acabó abandonando la empresa por sus prácticas para montar Tracer, un sistema basado en blockchain para combatir este tipo de prácticas, además de Helloticket.

Stubhub niega dar un trato especial a los ‘prosellers’ ni tener un departamento exclusivo para ellos: “Lo único que hacemos con un comprador frecuente es darle más tiempo para entregar la entrada antes del concierto”, afirma Andrés San José, su country manager en España. Sobre el puesto de ‘Supply manager’ aseguran que su función es encontrar a personas que vendan sus entradas a través de su plataforma. En cuanto a la venta de ‘entradas fantasma’, su única prevención es recoger en sus Términos y condiciones que está prohibida la especulación. Viagogo, por su parte, explica que tiene un sistema de screening de entradas, aunque reconocen "que siempre va a haber alguien que se lo salte".

En Estados Unidos se calcula que el negocio de los ‘prosellers’ puede llegar a los 16 millones de euros. Según una investigación realizada por el Fiscal del Estado de Nueva York, se valen o bien de bots –robots que simulan los comportamientos humanos delante de un ordenador para realizar acciones repetitivas-, o de empleados que utilizan varias tarjetas de crédito, que según los conocedores del sector es el sistema más habitual en España.

En un informe sobre el sector elaborado por el ministerio de Cultura en 2018 también se reconocía el papel de estos vendedores habituales que “pueden mantener relaciones contractuales con las empresas de reventa, o incluso trabajar en sus departamentos”.

Además, estos cazaentradas suelen trabajar para varias plataformas de reventa a la vez, aunque siempre dan prioridad a las mejor posicionadas porque es donde más rápido las colocan. Esto explica que la mayoría de las entradas de Rosalía se encontrasen en Sutbhub, y no en Viagogo que, como se ha mencionado, ha sido baneada por Google. Desde la empresa afirman que esta sanción se ha debido “a un malentendido” y que están llevando a cabo cambios en su web como mostrar el precio final desde el principio o avisar cuando son nominales.

Falta de transparencia

En el otro lado de la polémica, los operadores de la reventa acusan a los promotores de no ser transparentes con la cantidad de entradas que salen a la venta como razón a los problemas de stock. “Cuando un promotor pone localidades a la venta nadie sabe cuántas hay realmente. Si buscas todas las localidades de reventa para Rosalía, igual hay 600, que es un 5% del total, ¿dónde está el 95% restante?”, explica María Requena, presidenta de la Asociación Nacional de Ticketing, que aglutina a PYMES españolas que se dedican sobre todo a este mercado secundario.

Si buscas todas las localidades de reventa para Rosalía, igual hay 600, que es un 5% del total, ¿dónde está el 95% restante?

Viagogo apunta también en esta dirección: “Un porcentaje alto de las entradas se colocan antes de la venta oficial, ya sea para gente vip o por acuerdos que tiene los promotores, y eso hace que se acaben tan rápido”. Además, aseguran que son esas las entradas que aparecen a la venta antes de que lo hagan oficialmente.

Según el informe del Ministerio, en el concierto de U2 de septiembre de 2018, el 84% de las entradas se vendieron en la preventa, es decir, sólo 2.500 llegaron a los canales oficiales. Para Tito Ramoneda, el porcentaje habitual suele ser mucho menor, entorno a un 10%: “Cualquier promotor va a querer vender las entradas cuanto antes y cuantas más mejor”.

La sospecha viene, sobre todo, tras el escándalo de Live Nation, una de las mayores productoras de eventos. El pasado mes de julio, se filtró una conversación entre la empresa y un trabajador del grupo Metallica en la que se referían al desvío de 10.000 entradas directamente a los canales de reventa.

Tampoco ayuda a la transparencia que compañías como Ticketmaster, un canal oficial, hasta hace un año fuese propietaria también de Seatwave, una web de reventa. De hecho, si se consultaba un espectáculo agotado, ofrecía la posibilidad de comprarlas directamente por esta plataforma. Finalmente tuvieron que cerrarla por las quejas de los usuarios.

Actualmente Sutbhub está haciendo algo similar, ofreciendo en su web tanto reventa como primera venta: “No creemos que sea incompatibles: son servicios diferentes, de hecho lo ideal es un lugar oficial para comprar y también para poder volver a ponerla sino voy a poder asistir, con el sello de calidad del vendedor primario”, defienden desde la compañía.

El consumidor, el principal perjudicado

En España, la ley que prohíbe la reventa se remonta a 1982 -con motivo del Mundial de Fútbol-, por lo que no recoge nada sobre los intercambios a través de internet, sólo la callejera o ambulante (el famoso “vendo boli y regalo entrada”). El informe del ministerio pretendía ser el preámbulo de una mejor regulación, pero los cambios de gobierno la han relegado a un cajón.

En España, la ley que prohíbe la reventa se remonta a 1982, con motivo del Mundial de Fútbol

Mientras, los principales damnificados de estas prácticas son los propios consumidores. Primero, los que acuden a un concierto o espectáculo que llevan meses esperando –algunos incluso con viaje de por medio- para encontrarse a las puertas que su entrada ya ha sido usada o está falsificada. “Es muy complicado reclamar después, aunque la web diga que te devuelve el dinero te piden cosas como un certificado de no haber entrado, ¿quién se va a poner a hacer certificados en la entrada de un concierto encima por algo que es culpa de estas webs?”, denuncia Rossy.

“La reventa siempre es un fraude, no depende de que puedas entrar o no, porque nunca te van a poder garantizar al 100% que sea válida”, explica Rossy, quien señala además la dificultad de perseguir a los vendedores fraudulentos. “¿Qué le pones, una querella en el juzgado de su pueblo por dos entradas que han salido mal? Sería un delito leve, con juicio rápido… Es un camino de rosas para ellos porque es una estafa masiva de pequeñas cantidades“.

Aunque en apariencia los artistas siguen ingresando igualmente dinero por la venta de sus entradas, también les afecta a ellos: “Una persona tiene un presupuesto limitado para gastar en conciertos al año. Pero si su única opción al final es comprar en la reventa, con precios más caros, podrá ir a un menor número de conciertos”, continúa Rossy. “Además, se le está quitando al artista el derecho de poner precios populares si quiere, como es el caso de Bruce Springsteen”.

Es un camino de rosas para ellos porque es una estafa masiva de pequeñas cantidades

Otros perjudicados son los canales de venta oficial, que se llevan una comisión menor por la venta de entradas (en torno a un 5-10%) que los secundarios (sobre un 18%). “Cuentan con márgenes de beneficio muy superiores y por lo tanto pueden permitirse una presencia muy notoria para atraer a compradores”, explica Basola Valles, CEO de Entradas.com, un portal oficial, “Así, pueden invertir hasta 20 veces más que el proveedor oficial de ticketing, y hacer pujas más altas en Google Ads y otras plataformas similares”.

Para paliar los efectos de estas plataformas, países como el Reino Unido, Francia o Italia ya han introducido normativas que prohíben la venta especulativa, y que incluyen, por ejemplo, que la entrada esté localizada o que figure el precio de venta al público original. Otras empresas están poniendo en marcha sistemas de “verificación de fans”, que permiten a los seguidores registrarse antes de ponerlas a la venta para que sean ellos y sólo ellos los que puedan hacerse con el codiciado pase.

Dos horas. Eso fue lo que duraron las entradas de Rosalía para sus conciertos en Madrid y Barcelona hace unos días. La consternación fue instantánea para muchos fans que esperaban al otro lado de la pantalla, tarjeta en mano, con hacerse con uno de los codiciados tickets, sobre todo cuando prácticamente a la vez esas entradas aparecían en los portales de reventa al doble o triple de precio.

Rosalía Tarjetas de crédito
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