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La soledad en tiempos de pódcast: todo lo que hay detrás de tener que escuchar a alguien para sentirse acompañado
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Entrevista

La soledad en tiempos de pódcast: todo lo que hay detrás de tener que escuchar a alguien para sentirse acompañado

Pasar tiempo a solas contigo mismo puede empujar tu crecimiento personal y bienestar emocional. La clave está en dar con el punto de equilibrio para evitar el aislamiento. Una conversación con la psicóloga Gema Almela

Foto: Una chica triste tumbada en la cama (iStock)
Una chica triste tumbada en la cama (iStock)

"Estamos acostumbrados a que nos cuenten que el uno es un número triste en una vida en la que las cosas más importantes acontecen en soledad: nacemos, pensamos, sentimos y morimos solos", escribe Elísabet Benavent en la voz de la protagonista de Cómo no escribí nuestra historia, Elsa.

Quedarnos a solas con nosotros mismos es algo que no siempre es sencillo ni agradable, escucharnos es a veces, incluso, doloroso; pero lo cierto es que ser capaces de encontrar esos momentos de soledad es muy importante porque nos aportan infinidad de beneficios como, por ejemplo, conocernos más y mejor.

Vivimos en una época y en una sociedad en el que el ritmo de nuestro día a día es muy acelerado, solamente hay que echar un vistazo a cualquier estación del metro de Madrid un lunes a primera hora de la mañana. Vamos corriendo de un lugar a otro y sin despegar la mirada de nuestro teléfono móvil o con los auriculares puestos, aislándonos de los sonidos que nos rodean.

No ser capaces de parar, de estar en silencio y escuchar nuestros pensamientos puede llegar a ser muy peligroso para nuestro bienestar, y en ello insiste Gema Almela, psicóloga general sanitaria, en una entrevista a El Confidencial. Es tanto el contenido audiovisual y sonoro que tenemos a nuestro alcance a tan solo un clic, que renunciar a la tentación de consumirlo no es una tarea sencilla, pero sí necesaria.

La importancia de pasar tiempo a solas con uno mismo

Es fácil no valorar, precisamente por no ser conscientes de los beneficios que puede reportar en nuestra persona, el tiempo que pasamos con nosotros mismos hasta el punto de saturar el tiempo libre del que disponemos cada semana para no enfrentarnos a ello. Sin embargo, deberíamos siempre planificar nuestros días dejando un espacio en ellos para pasarlo en soledad: "Es fundamental pasar tiempo a solas con uno mismo. Cuando estás solo, tienes la oportunidad de reflexionar sobre tus pensamientos, emociones y experiencias", asegura Gema Almela.

Estas reflexiones nos ayudan, según Almela, a algo que es fundamental en nuestro crecimiento personal: "Entender mejor quién eres, es decir, te ayuda a autoconocerte. Además, estar solo te permite desconectar del mundo exterior, te permite relajarte, descansar y recuperarte del estrés acumulado en situaciones sociales o laborales. Por otra parte, pasar tiempo a solas te hace aprender a confiar en ti mismo, en tu criterio, tomar decisiones por ti mismo sin depender de la influencia de otros".

Es importante tener en cuenta que pasar tiempo con uno mismo no es estar solo físicamente, sino en ocasiones también es necesario no estar escuchando otras voces que nos impidan quedarnos a solas con nuestros pensamientos. Y es que, aunque "escuchar música o un pódcast puede mejorar la experiencia de estar contigo mismo, ya que la música puede influir en tu estado de ánimo, ayudarte a relajarte o motivarte; mientras que los pódcast pueden ofrecerte información de valor, entretenimiento o simplemente una voz de fondo mientras realizas otras actividades", este consumo sonoro no siempre es positivo, depende.

"Muchas personas, por el hecho de no sentirse solas o por el malestar que eso les genera, constantemente tienen alguna 'voz de fondo', música, radio, pódcast..."

¿De qué depende? Pues bien, "esta voz de fondo es el 'depende', ya que muchas personas, por el hecho de no sentirse solas o por el malestar que eso les genera, constantemente tienen alguna 'voz de fondo', música, radio, pódcast... Esto puede darnos información de que la persona es incapaz de conectar con sus emociones o pensamientos, incluso que le da miedo quedarse solo con ellos debido a la falta de herramientas para la gestión emocional", explica Almela.

Tampoco pasar tiempo delante del teléfono móvil significa quedarnos a solas con nosotros mismos porque "estar delante del móvil mirando las redes sociales es una forma de estar conectado con otras personas y con información constantemente" hasta el punto de llegar incluso a perder la noción del tiempo y a no ser conscientes del paso de las horas.

Más conectados, pero más solos

En un momento en el que el teléfono móvil está siempre con nosotros o nosotros con él, las ventajas que subyacen a esto son muchas; pero también los inconvenientes. Por supuesto que, por ejemplo, hablar con nuestros seres queridos, si estos se encuentran lejos, ahora, gracias a las redes sociales, es más sencillo. Pero lo cierto es que "a medida que las redes sociales y la tecnología han evolucionado y se han adueñado de nuestras vidas, el aislamiento social ha ido creciendo".

Según Gema Almela, el problema llega "cuando cambiamos las interacciones en persona por las interacciones virtuales. Nos proporciona una falsa sensación de conexión, ya que son conexiones a menudo superficiales y que pueden llevar a una sensación de soledad emocional a medida que vamos sustituyendo las interacciones cara a cara por las interacciones digitales. Estas últimas en muchas ocasiones carecen de profundidad y autenticidad, nos privan de muchísimas cosas".

"Las interacciones virtuales pueden ofrecer tanto una solución a la soledad como contribuir a ella, dependiendo de cómo se utilicen y del contexto en el que se produzcan"

Las redes sociales y estar constantemente entretenidos con ellas también puede hacer "que sea más difícil encontrar tiempo para la verdadera soledad, para la autorreflexión, la creatividad y el bienestar emocional". Por tanto, explica Almela que "las interacciones virtuales pueden ofrecer tanto una solución a la soledad como contribuir a ella, dependiendo de cómo se utilicen y del contexto en el que se produzcan".

Buscar tiempo para pasarlo a solas es imprescindible, pero cuando nos referimos a ello pensamos en una soledad relacionada con la cantidad de personas que te rodean; ya que es posible sentirse solo estando acompañado de decenas de personas y ese sentimiento no hay que buscarlo, ni mucho menos: "Puedes estar rodeado de personas, pero si no te sientes realmente conectado con ellas a un nivel emocional o si no compartes intereses o valores similares, es posible que te sientas solo", comenta Almela.

Foto: Foto: EFE/Cabalar.
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Sentirse solo estando acompañado es muy común y "puede provocar sentimientos de soledad y aislamiento emocional. Si te encuentras en un entorno donde no recibes el apoyo emocional que necesitas, ya sea porque las personas a tu alrededor no están disponibles para ti o porque no te sientes cómodo compartiendo tus sentimientos, es posible que te sientas solo". Reconocer que nos sentimos de esa manera es necesario para intentar cambiarlo tomando medidas que pueden ir desde buscar conexiones más significativas hasta comunicándote abierta y honestamente con los demás o buscando apoyo profesional si es necesario.

La soledad es sana en su justa medida

"Valorar y proteger el tiempo para estar solos puede ser crucial para mantener un bienestar emocional y mental óptimo en un mundo cada vez más conectado y ocupado", expresa Gema. Sin embargo, hay que saber dónde y cómo poner el límite, ya que esta psicóloga declara e insiste en que "la soledad prolongada puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental".

La soledad crónica o el aislamiento prolongado pueden derivar en depresión, ansiedad, baja autoestima, aislamiento social, problemas de sueño, mayor riesgo de enfermedades mentales, declive cognitivo o problemas de salud física. Para evitar estas consecuencias tan perjudiciales para la salud, "es importante abordar la soledad prolongada de manera proactiva, buscando apoyo social, participando en actividades comunitarias, desarrollando nuevas relaciones y buscando ayuda profesional si es necesario", manifiesta Almela. Encontrar el equilibrio entre la soledad y pasar tiempo acompañado es la clave.

placeholder Una chica sola en su habitación con los cascos puestos (iStock)
Una chica sola en su habitación con los cascos puestos (iStock)

En cuanto al futuro de la soledad en la sociedad, vaticinar algo concluyente es complicado; ya que, por un lado, hay que tener en cuenta "el avance de la tecnología y la interconexión global", gracias a lo que muchas personas tienen acceso a una amplia gama de opciones de comunicación y entretenimiento. Este acceso, explica Gema, "podría mitigar la sensación de soledad para algunas personas. Sin embargo, también hay varios factores que podrían complicar la búsqueda de momentos que pasar en soledad".

A la hora de encontrar momentos para pasarlos en una soledad que nos permita el autocuidado y el crecimiento personal, suponen un freno, según Gema Almela, tanto las redes sociales ("si bien la tecnología puede proporcionar formas de conexión virtual, también puede contribuir a la sensación de soledad si se utiliza de manera poco saludable. El exceso de tiempo en las redes sociales o la dependencia de la tecnología para la interacción social pueden aislar a las personas de las conexiones cara a cara significativas"); como tener un estilo de vida ocupado; la presión social ("existe una presión social significativa para estar constantemente conectado y disponible. Esto puede hacer que las personas se sientan culpables por tomarse tiempo para estar solas y prioricen la socialización sobre su propio bienestar emocional y mental"); la urbanización y vida en la ciudad; y el cambio en las estructuras familiares y comunitarias ("con el cambio en las estructuras familiares y comunitarias, como el aumento de hogares unipersonales y la disminución de la participación en actividades comunitarias, algunas personas pueden sentirse más aisladas y solitarias").

"La soledad nos permite conectarnos con nuestro mundo interior. Nos brinda la oportunidad de escuchar nuestras necesidades internas, nutrir nuestras relaciones con nosotros mismos y cultivar una relación más profunda y compasiva con nosotros", siempre y cuando seamos capaces de controlarla.

"Estamos acostumbrados a que nos cuenten que el uno es un número triste en una vida en la que las cosas más importantes acontecen en soledad: nacemos, pensamos, sentimos y morimos solos", escribe Elísabet Benavent en la voz de la protagonista de Cómo no escribí nuestra historia, Elsa.

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