No estás deprimido, es solo un mal día: los riesgos de banalizar la salud mental

"Salud mental también es que no puedas más con un curro precario que te explota y que te somete a una tensión y a un estrés permanente. Salud mental es, por ejemplo, tener que tomar cafeína a diario y que por las noches tengas después que tomar pastillas para dormir porque sufres insomnio como fruto de ese estrés. Salud mental es, también, por ejemplo, que vivas angustiado por tener que dedicar más de un 50% de tu sueldo a pagar un piso o pagar una habitación compartida", pronunció Eduardo Rubiño, concejal y portavoz adjunto de Más Madrid, en la Asamblea de Madrid en febrero de 2021.

La conversación sobre salud mental ha acaparado multitud de espacios en los últimos años y la política es, sin duda, uno de ellos: "Sería muy bueno, para la salud mental de este país, que el Gobierno intentara evitar las negociaciones al último minuto", pronunció el miércoles 10 de enero de 2024 Ione Belarra en los pasillos del Senado. ¿El país tiene salud mental?

Aun con el auge que en los últimos años viven los debates sobre este tema, los jóvenes siguen siendo, según explica a Europa Press Claudia López Madrigal, profesora del área de Psicología de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de UIC Barcelona, quienes más hablan de ella. Visibilizar los problemas de salud mental tiene, por supuesto, un origen bien intencionado, el de normalizar unas enfermedades estigmatizadas socialmente.

Históricamente, los problemas de salud mental se han presentado como un tabú, quienes los han sufrido han sido tachados de "locos" o "desequilibrados" y la visibilización de estos problemas ha acabado con este señalamiento. Sin embargo, esta sobreconversación ha derivado, en algunos casos, en la banalización.

"Uno de los síntomas de esta banalización es la popularización de conceptos erróneos"

"Tener depresión", "ser bipolar", son expresiones que las personas utilizan una y otra vez sin ir asociadas a un trastorno real: "Uno de los síntomas de esta banalización es la popularización de conceptos erróneos. Equiparar tristeza con depresión, o ansiedad con nerviosismo, son solo algunos de los más comunes", escribe la clínica de psicología Vivat Psicólogos en su blog. En las redes sociales, se aplaude la valentía de quien está pasando un mal día y lo cuenta, se ensalza a quien se atreve a escribir un tuit diciendo que está viviendo su día más triste del año, algo que puede leerse una y otra vez este lunes 15 de enero, un día en el que 'se celebra' el Blue Monday.

Por tanto, la desestigmatización de la salud mental por parte de la sociedad general trae consigo varios aspectos negativos y uno de ellos es el salto de la misma a la cultura pop. La democratización del discurso sobre estos trastornos que periodistas, influencers, artistas, celebridades de todo tipo hablen de ello, ha generado que dejen de ser un tema tabú, pero también que se emitan juicios por parte de personas que carecen de los conocimientos para ello o el autodiagnóstico.

Lo 'normal' es ir al psicólogo

"Da la sensación, sobre todo en el mundo virtual, de que si no has tenido una enfermedad mental, no eres nadie", declara a Público Óscar Pino, coordinador de Salut Mental Benito Menni de L'Hospitalet y vocal de la junta de gobierno del Col.legi Oficial de Psicologia de Catalunya. En el año 2024, el 'diferente' es el que no ha pisado jamás la consulta de un psicólogo.

Charlar con un amigo, contarle tus problemas y que te dé el nombre del psicólogo al que acude desde hace años es cada vez más común. Sin embargo, puede que en este caso lo único que necesites sea un abrazo. El beneficio de una mayor conversación sobre salud mental es sin duda su normalización y la mejora de la respuesta social y sanitaria, pero precisamente por esta visibilización se puede correr el riesgo de la banalización y que se genere una avalancha de personas yendo al psicólogo sin necesitarlo, colapsando así el sistema y evitando que puedan ser atendidos quienes realmente lo necesitan.

Por tanto, con la banalización que genera en muchos casos la visibilización, los damnificados pueden ser también los pacientes, que ven cómo los medios que la sanidad pública destina a la psicología clínica se saturan ante la llegada de personas que realmente no necesitan esta asistencia: "Los términos de origen psicológico se usan a menudo sin otro fundamento que la opinión de quien las pronuncia, al margen de todo criterio profesional. Esto hace que su sentido se convierta en algo trivial, lo que afecta a aquellos que verdaderamente padecen estos problemas. Su padecimiento queda disminuido, y la importancia de buscar ayuda, minimizada", escribe Vivat Psicólogos en su blog.

Otro problema derivado de la banalización es utilizar las enfermedades mentales como excusa tras un mal comportamiento

Es más, otro problema derivado de la banalización es utilizar las enfermedades mentales como excusa tras un mal comportamiento, una conducta hiriente o irresponsable, ya que, de esta manera, lo que se consigue es perpetuar estereotipos vinculados a las personas que padecen problemas psicológicos.

Cuando hablar de salud mental la empeora

La doctora Lucy Faulkes, autora de Losing Our Minds: The Challenge of Defining Mental Illness (St. Martin Press) y Jack Andrews, dos investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, han publicado un trabajo en New Ideas in Psychology, en el que recogen que la penetración del lenguaje de la salud mental en nuestra vida diaria, así como las campañas de concienciación, están generando que, paradójicamente, los casos se disparen.

En una conversación de Jack Andrews con El Confidencial, insiste en ello tras participar en un estudio australiano sobre la terapia cognitivo-conductual: "Eran programas de concienciación, así que concluimos que lo que podía estar ocurriendo es que ser más conscientes de la salud mental y de su lenguaje podía estar agudizando estas tendencias".

Andrews considera que existe mucha información sobre salud mental: "Hemos visto campañas donde cualquier clase de emoción negativa es vista como algo malo o carteles en estaciones de tren que dicen que si sientes ansiedad, mal humor o necesitas dormir, debes buscar ayuda. Puede ser cierto en algunos casos, pero en otros simplemente has tenido un mal día, has sufrido una ruptura o has discutido con tus amigos, así que es natural que te sientas un poco triste".

En ocasiones, la tristeza es simplemente un sentimiento por el que transitamos sin necesidad de pedir ayuda

En ocasiones, la tristeza es simplemente un sentimiento por el que transitamos los seres humanos sin necesidad de pedir ayuda a un especialista, un estado de ánimo que se apartará de nuestro lado tras escuchar nuestra canción favorita, darnos un paseo, quedar con nuestros amigos o dormir.

Por último, Andrews considera que los jóvenes han asumido tanto que en algún momento sufrirán algún problema mental, que buscarán cualquier signo o cambio en su vida para achacarlo a una depresión o a la ansiedad: "Así que puede ser que al hacer que los jóvenes estén más al tanto de los problemas de salud mental, tengan más probabilidades de interpretar esas emociones como problemas de ansiedad o trastornos del estado de ánimo".