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"Ocupado, no me llames". Por qué los 'millennials' odian tanto coger el teléfono, pero usan el chat para todo
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EL 81% DE ESTA GENERACIÓN LA SUFRE

"Ocupado, no me llames". Por qué los 'millennials' odian tanto coger el teléfono, pero usan el chat para todo

La telefonofobia y la nomofobia conviven a la perfección, quienes sienten miedo a estar sin teléfono móvil también pueden sufrir cuando les toca descolgarlo. Expertas reflexionan sobre cómo afecta esta fobia en la sociedad actual

Foto: Dos jóvenes miran el teléfono móvil con miedo y ansiedad (iStock)
Dos jóvenes miran el teléfono móvil con miedo y ansiedad (iStock)

"Tengo bastante fobia a llamar por teléfono, desde siempre ha sido algo que me ha incomodado muchísimo, es superior a mí"; "no os hacéis una idea del pánico que me da hablar por teléfono"; "odio hablar por teléfono, me da ansiedad. Cuando me llaman necesito mis segundos de contemplar el teléfono en pánico silencioso para mentalizarme y recordar cómo debo responder". Estos son tres testimonios telefonofóbicos de tres personas distintas en la red social X (anteriormente Twitter). Sin embargo, no son las únicas que sufren esta ansiedad de descolgar el teléfono móvil.

El porcentaje de personas que pertenecen a la generación millennial y la padecen, es decir, las nacidas entre el año 1981 y el 1996, es muy elevado. Según el estudio Generation mute, millenials phone call statistics, elaborado en 2022, "el 81% de los millennials tiene telefonofobia"; o sea, "un miedo o ansiedad intensos relacionados con hacer o recibir llamadas telefónicas", explica Amelia Pascual Lacal, psicóloga sanitaria del Hospital Vithas Málaga. Pascual Lacal considera que esta fobia puede llegar a ser bastante limitante en el día a día y que "va más allá de una simple preferencia por otros modos de comunicación". Además, "se caracteriza por ser una respuesta de miedo profundo y, a menudo, irracional".

La telefonofobia es una fobia que aparece en un momento en el que el teléfono móvil es ya un complemento indispensable en nuestras vidas, en un momento en el que, según el Informe Digital Consumer by Generation, la generación Z utiliza este dispositivo una media de cuatro horas al día y la millennial tres horas y cuarenta minutos: "Resulta paradójico que, aunque los jóvenes integren de manera extensiva el móvil en sus vidas, predominando la comunicación a través de texto, la idea de usar el teléfono para hablar les genere miedo. Esto sugiere que el temor no proviene del dispositivo en sí, sino más bien del tipo de comunicación que implica: verbal y en tiempo real, bidireccional", aclara Amelia Pascual.

"El origen puede estar en diferentes puntos: ansiedad social, experiencias pasadas con una llamada o emociones heredadas"

Con esta afirmación coincide Sara Lázaro Navarro, coach de salud, bienestar holístico y autora del libro Emociones en juego: un poco de herencia, algo de epigenética y mucha intención, que denomina a esta generación como la 'Generación muda': "Los últimos estudios han demostrado que los jóvenes tienen cada vez más tendencia a comunicarse con texto que por llamada de voz y esto no se debe al aparato, sino al estado emocional y mental. Detrás de todo siempre hay un miedo y suele ser el miedo al juicio. El origen puede estar en diferentes puntos: ansiedad social, experiencias pasadas no procesadas que crearon algún trauma relacionado con una llamada o emociones heredadas resultantes de traumas no resueltos".

Protagonistas: los más jóvenes

Las personas más jóvenes son las que más sufren esta fobia, esto es algo en lo que coinciden las expertas entrevistadas por El Confidencial. Aunque cada vez son más precoces los niños a la hora de poseer un teléfono móvil, el uso que le dan a este dispositivo poco tiene que ver con realizar llamadas telefónicas, su prisa por poseerlo se debe al hecho de tener acceso a las redes sociales a través de él: "Actualmente, más del 16% de los niños de 10 años ya utilizan dispositivos electrónicos, así como indican datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A esto se suma que el 69% de los niños españoles superan el tiempo máximo de exposición a las pantallas recomendado por los expertos, según un estudio del Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU)", concreta María Sánchez, eHealth Manager de Cigna Healthcare.

Ya durante el auge de Tuenti, si no tenías perfil en esta red social, "no eras nadie" entre los adolescentes de tu instituto, lo mismo pasó con Fotolog y es lo que ocurre a día de hoy con TikTok. No hace falta que seas tú quien suba sus vídeos bailando a esta red social, pero las conversaciones en el patio del recreo o un viernes por la noche girarán en torno a personas que se han dado a conocer a través de esta plataforma y, si no quieres quedarte al margen, tendrás que poder acceder a ella.

Y es que el teléfono móvil tiene muchos usos más allá del primigenio, que es llamar: "El hecho de que actualmente, gracias a las aplicaciones de comunicación asíncronas, puedan decidir no coger las llamadas, no tener que expresarse y responder, o hacerlo mediante emoticonos, refuerza la conducta de no coger la llamada y nos hace sentir más a salvo", explica Arantxa Pisón, psicóloga, coach y miembro de VidasPrime.

Es precisamente en la adolescencia, según Pisón, "cuando se da la presión por la competencia biológica y aparecen los trastornos en habilidades sociales y autoestima. El autojuicio negativo se dispara. Si podemos evitar exponernos lo haremos y, como consecuencia, el circuito de recompensa del cerebro nos facilitará la evitación del estímulo aversivo. Esto permite que se pongan en marcha mecanismos de defensa como la evitación. En consecuencia, si no responden, no hay oportunidad de exponerse".

"La posibilidad de reflexionar antes de responder o la capacidad de editar mensajes, disminuyen la ansiedad", lo que no sucede al hablar por teléfono

Cuando escribimos y, por tanto, la conversación pierde ese carácter de improvisación que caracteriza a la comunicación oral, somos capaces de controlar mucho más nuestras palabras y es por eso que muchos jóvenes la prefieren: "La posibilidad de reflexionar antes de responder, la capacidad de editar mensajes, y la ausencia de necesidad de respuesta inmediata, elementos ausentes en la comunicación telefónica, pueden ser factores que disminuyan la ansiedad", expone Amelia Pascual Lacal.

Qué se siente y cómo superarla

Las personas que sufren telefonofobia, al enfrentarse a ella, padecen una serie de síntomas muy evidentes como "ansiedad anticipatoria, aumento del ritmo cardiaco, sudación, temblores, bloqueo mental (dificultad para pensar y expresarse bien o de manera coherente)", enumera Lázaro Navarro; pero eso no es todo. También pueden experimentar "sensación de pánico (como dificultad para respirar, opresión en el pecho o una sensación de pérdida de control), o la evitación, con todo lo que esto conlleva en la vida tanto profesional como personal".

No querer descolgar el teléfono móvil puede acarrear, como bien menciona Lázaro, una serie de problemas tanto en lo personal como en lo profesional. Cuando haces una entrevista de trabajo lo más probable es que alguna de las fases sea telefónica; si compras por internet, el repartidor te llamará en caso de que no te encuentres en casa; o atender una consulta médica por teléfono, que ya es toda una realidad: "Como todas las fobias, una vez que se desarrollan, afectan significativamente a la vida de los que la sienten, ya que cercenan una parte importante de la vida normal", añade Arantxa Pisón.

placeholder Una mujer que no quiere descolgar el teléfono móvil (iStock)
Una mujer que no quiere descolgar el teléfono móvil (iStock)

Lo positivo de reconocer que padeces una fobia como esta es que puedes empezar a trabajar para superarla y con la telefonofobia, las expertas coinciden en que es posible. Pisón anima a vencerla con una "exposición gradual, controlada y acompañada al estímulo aversivo. Las fobias se superan enfrentándolas gradualmente, y ganando en autoconfianza y competencia". Amelia Pascual está de acuerdo en la importancia de la "exposición gradual" y suma la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a cambiar patrones de pensamiento y comportamiento, y el entrenamiento en habilidades comunicativas.

Dos fobias que conviven

La telefonofobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por experimentar un miedo intenso a realizar o recibir llamadas telefónicas, a descolgar el teléfono; mientras que la nomofobia es el miedo a estar sin móvil. Aunque a priori, estas dos fobias podrían parecer opuestas, lo cierto es que conviven a la perfección.

Se puede sufrir telefonofobia y nomofobia al mismo tiempo, coinciden las expertas: "Una persona puede depender de su dispositivo para ciertos tipos de comunicación, como mensajería escrita, mientras teme otras formas, como las llamadas telefónicas. Comparten elementos de ansiedad relacionados con la tecnología y la comunicación", explica Amelia Pascual Lacal.

"Cuanto más seguros estemos tras un dispositivo que nos da confianza, mayor posibilidad hay de no trabajar en nuestras habilidades"

Arantxa Pisón añade: "No son excluyentes, de hecho van muy vinculadas. Cuanto más seguros nos sintamos detrás de un dispositivo que nos da confianza y nos sirve como 'bastón' para todo, mayor posibilidad hay de no trabajar en nuestras habilidades y más difícil será enfrentar cualquier desafío y crecer por nosotros mismos".

Y María Sánchez concluye: "España es el país europeo con mayor adicción a internet entre los adolescentes, así como muestra un estudio de la Unión Europea. Esto se traduce muchas veces en distintas fobias, como la de no poder estar sin teléfono móvil o la fobia a atender una llamada. Aunque cada fobia puede tener sus propios desencadenantes, manifestaciones y niveles de gravedad, se pueden experimentar las dos a la vez, creando una situación de ansiedad al no poder usar el móvil o tener que sustituir la forma de interacción habitual por una llamada, afectando a la calidad de vida y generando una situación de dependencia hacia el dispositivo móvil".

"Tengo bastante fobia a llamar por teléfono, desde siempre ha sido algo que me ha incomodado muchísimo, es superior a mí"; "no os hacéis una idea del pánico que me da hablar por teléfono"; "odio hablar por teléfono, me da ansiedad. Cuando me llaman necesito mis segundos de contemplar el teléfono en pánico silencioso para mentalizarme y recordar cómo debo responder". Estos son tres testimonios telefonofóbicos de tres personas distintas en la red social X (anteriormente Twitter). Sin embargo, no son las únicas que sufren esta ansiedad de descolgar el teléfono móvil.

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