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¿Por qué se arrugan los dedos cuando pasamos mucho tiempo en el agua?
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La respuesta de un biomédico

¿Por qué se arrugan los dedos cuando pasamos mucho tiempo en el agua?

Se nos olvida a menudo que la piel es el órgano más grande, y es lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando nos preguntamos acerca de ella

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Cuántas veces te has preguntado este verano por qué después de toda la tarde en remojo sales del mar o de la piscina como una pasa. Así nos solemos referir irónicamente a esa textura que la piel toma con el agua. De hecho, no hace falta que haga calor y busquemos solución para que ocurra, basta con una ducha un poco más larga de lo habitual para que nuestro cuerpo parezca encogerse.

Cuando pensamos en la idea del cuerpo suele ser ella la que nos ayude a definirlo. Al fin y al cabo, es la parte más visible del mismo. Vemos así que la piel se arruga a medida que envejecemos, por ejemplo, o que se "deforma" cuando la pellizcamos. Pero, ¿por qué se arruga cuando la mojamos? Esta pregunta ha puesto a prueba a los científicos durante siglos.

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Se nos olvida a menudo que la piel es el órgano más grande, y es lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando nos preguntamos acerca de ella. Tan asombroso como extraño, este órgano cubre a todos los demás órganos. Su principal objetivo es protegerte del mundo exterior, de su luz solar, de los químicos agresivos, los gérmenes o del frío. Y lo hace manteniendo el agua y el oxígeno dentro de tu cuerpo. Todo ello hace posible el sentido del tacto.

Buscando en el sistema nervioso

Entre dudas, muchos han considerado siempre que esta reacción se debe a que la piel absorbe agua. Sin embargo, en la década de 1930, descubrieron que en personas con daños en los nervios de los dedos, no aparecían arrugas al bañarse. Entonces, entendieron, los dedos arrugados no podían deberse simplemente a la absorción de agua. Había algo más...

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Guy K. German es investigador en biomedicina y profesor asociado de ingeniería biomédica en la Universidad de Binghamton en Nueva York, y responde en un artículo para Discover, aclarando todo lo que la ciencia ha podido descubrir desde entonces hasta ahora.

"Para explicar lo que sucede, primero necesitas saber un poco sobre el sistema nervioso autónomo, la parte involuntaria de cómo funciona tu cuerpo. Funciones como respirar, parpadear, el bombeo del corazón o el movimiento de las pupilas suceden sin nuestro aparente control consciente, precisamente gracias a este sistema", explica el experto.

El agua que entra

También controla automáticamente la expansión y contracción de los vasos sanguíneos. Y es en esto último en lo que debemos incidir para el caso que aquí nos concierne. "Piensa en cómo tu piel puede enrojecerse por sí sola en un día caluroso o cuando haces ejercicio", recuerda German.

Cuando la piel entra en contacto con el agua durante más de unos minutos, los conductos sudoríparos de este órgano se abren, y entonces...

Se debe a dicha contracción de los vasos sanguíneos, lo que también hace que la piel se arrugue después de un largo baño. "Cuando la piel entra en contacto con el agua durante más de unos minutos, los conductos sudoríparos de este órgano se abren, permitiendo que el agua fluya por el tejido cutáneo". En efecto, nunca fuimos muy mal encaminados al pensar que la absorción del agua era un motivo de peso en este asunto.

La cuestión es que no acaba ahí. "Esta agua añadida a nuestro organismo interno disminuye la proporción de sal dentro. Entonces, las fibras nerviosas envían un mensaje al cerebro para avisar de que los niveles de sal están cayendo y el sistema nervioso autónomo responde contrayendo los vasos sanguíneos".

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Así, al estrecharse los vasos sanguíneos, el volumen general de la piel se reduce, lo que hace que se pliegue en sí misma. Si volvemos a esa referencia popular de la pasa, lo entenderemos rápido: se pierde más volumen que superficie.

Además, la constricción de los vasos sanguíneos también hace que la piel se vuelva más pálida: es lo contrario de lo que sucede cuando la piel se enrojece cuando te metes en un baño muy caliente, porque en ese caso los vasos sanguíneos se dilatan. Pero claro, si tus nervios han sufrido algún tipo de daño, es posible los vasos sanguíneos nunca reciban el mensaje, por lo que las arrugas nunca aparecen incluso si permaneces en remojo durante mucho tiempo.

Cuántas veces te has preguntado este verano por qué después de toda la tarde en remojo sales del mar o de la piscina como una pasa. Así nos solemos referir irónicamente a esa textura que la piel toma con el agua. De hecho, no hace falta que haga calor y busquemos solución para que ocurra, basta con una ducha un poco más larga de lo habitual para que nuestro cuerpo parezca encogerse.

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