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El misterio de la piel de gallina: ¿qué sabe la ciencia de esta peculiar respuesta corporal?
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El misterio de la piel de gallina: ¿qué sabe la ciencia de esta peculiar respuesta corporal?

Resulta una sensación extrañamente placentera que la mayoría de nosotros experimentamos por muchos motivos, pero que aún nadie tiene del todo claro de dónde viene y hacia dónde va

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Llamamos piel de gallina a esa reacción de nuestro cuerpo por la que los vellos se nos erizan de pronto, sin que podamos hacer nada por evitarlo o, al menos, controlarlo. Se trata de una de esas reacciones que escapan a nuestra conciencia, aunque podamos intuir su causa.

Algo muy parecido, tanto que a menudo vienen juntos, son los escalofríos. Ambas resultan una sensación extrañamente placentera que la mayoría de nosotros experimentamos cuando tenemos frío, cuando nos abruma una emoción o nos excitamos sexualmente, pero también cuando tenemos miedo.

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Sin embargo, hay muchos más motivos por los que sucede, tantos que quizás no tengamos tan claro (aunque pensemos que sí) que conocemos el origen de la cuestión. Según un nuevo estudio, nunca sabemos cuándo ha empezado a reaccionar nuestro cuerpo de esta forma. O dicho de otra forma: nos damos cuenta de ello con cierto retraso.

Una respuesta para muchas situaciones

La piel de gallina es el resultado de la piloerección, una elevación temporal de los pelos en la superficie de la piel que ocurre cuando los músculos piloerectores se contraen. Estos pequeños músculos están unidos a los folículos individuales de los que surge cada cabello. La piloerección es una respuesta voluntaria dirigida por el sistema nervioso simpático (el que desencadena la respuesta de "lucha o huida"), y es provocada por el frío, el miedo o una experiencia sorprendente.

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Tiene dos funciones que sirven de poco para los humanos menos peludos de hoy en día. "Una es mantenernos calientes, algo que no hacen muy bien en los humanos porque no somos peludos", dice Roach.

Según este médico de medicina interna y profesor asociado de Medicina Clínica en la Facultad de Medicina Weill de la Universidad de Cornell, "la piel de gallina es muy antigua desde el punto de vista evolutivo".

Qué tiene que decir la evolución

Ya explicábamos en otro artículo que, si hablamos de él desde el punto de vista evolutivo, hay que entenderlo como parte de configuraciones que atañen a nuestros sentidos. Así, por ejemplo, la invención de la ropa hizo que quizás los seres humanos fuéramos perdiendo la necesidad precisa de utilizar nuestra piel contra el frío. Pero su estructura fisiológica sigue siendo la misma, "y puede haber sido reconfigurada para producir escalofríos, ya no tanto para protegernos sino como reacción a estímulos emocionales", en palabras del investigador Mitchell Colver.

Podría ir desapareciendo en los humanos de forma gradual a lo largo de los próximos siglos si deja de tener sentido en las formas futuras de nuestra existencia

En el caso del miedo, por ejemplo, parece tan innato como el asunto de las temperaturas si miramos a otros animales. Tu propio gato tiene una reacción similar cuando se siente amenazado, provocando que el pelaje se le hinche un poco. No es el único, desde luego. Otro ejemplo de lo más gráfico es el del puercoespín, que hincha sus púas cuando siente peligro. Esto puede hacer que un adversario amenazador se lo piense dos veces antes de atacar.

En cualquier caso, el investigador Robert H. Shmerling apunta en la Harvard Health Publishing, la piel de gallina podría ir desapareciendo en los humanos de forma gradual a lo largo de los próximos siglos si deja de tener sentido en las formas futuras de nuestra existencia, "como ocurre con otros restos de la evolución, como el coxis o las muelas del juicio". Pero Shmerling también cree que existe otra posibilidad: "podría desempeñar un papel más importante de lo que entendemos actualmente y seguir desconcertándonos en los años venideros".

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En esas se encuentra trabajando para sacarnos del desconcierto Jonathon McPhetres, investigador de la Universidad de Durham en Reino Unido. McPhetres ha realizado varios estudios sobre la piel de gallina en los últimos años junto a otros compañeros, y sus últimos datos apuntan a que no logramos reconocer cuándo nos sucede.

A través de un grupo de participantes a los que el equipo filmó la piel mientras veían videos emocionales, han podido hallar que la mayoría de ellos informaban incorrectamente cuándo tenían o no la piel de gallina. Ahora la duda vuelve a los párrafos previos: ¿Siempre fue así o forma parte del posible proceso de desaparición?

Llamamos piel de gallina a esa reacción de nuestro cuerpo por la que los vellos se nos erizan de pronto, sin que podamos hacer nada por evitarlo o, al menos, controlarlo. Se trata de una de esas reacciones que escapan a nuestra conciencia, aunque podamos intuir su causa.

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