Por qué cada vez hay más niños que tienen dermatitis atópica

La dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria crónica de la piel más frecuente: su incidencia es del 15 al 20% en los niños y del 1 al 3% en los adultos, según la Guía de consulta en dermatitis atópica. Esta diferencia entre niños y adultos nos da una pista acerca del aumento del número de casos, incremento que se atribuye a factores relacionados con el estilo de vida, como la polución, el tabaquismo materno o el retraso en la edad de maternidad.

La piel atópica, explica el doctor Antoni Campoy, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitari General de Catalunya, “es una condición crónica de la piel que se caracteriza por la inflamación y sequedad. La causa exacta aún no se comprende completamente, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales”.

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Los genes heredados pueden afectar la función de la barrera cutánea, lo que conduce a una mayor pérdida de humedad y mayor susceptibilidad a la irritación. Asimismo, desencadenantes ambientales como alérgenos, irritantes (jabones, ácaros, polen, moho, caspa animal o bacterias que contienen proteasas), cambios climáticos y estrés pueden desencadenar brotes de eczema en personas propensas.

Además, “la piel atópica también está asociada con una respuesta inmunitaria alterada, donde el sistema inmunitario reacciona exageradamente a estímulos que normalmente no serían problemáticos”, añade el especialista.

Síntomas y calidad de vida

La piel atópica se caracteriza por ser extremadamente seca, rasposa como la lija, y los pacientes se quejan de prurito, dolor, ardor e incluso fisuras dolorosas. Los síntomas engloban piel seca, engrosada, agrietada y escamosa; picazón intensa —sobre todo durante la noche—; manchas de color rojo a marrón grisáceo en diversas áreas del cuerpo, y pequeñas protuberancias que supuran y forman costras al rascarse, entre otras.

Todos estos síntomas, con el prurito o picor como mayor manifestación, pueden dificultar la realización de actividades cotidianas y tienen un importante impacto en el sueño y en la capacidad del paciente (y de sus familiares) para desarrollar una vida normal. Además, subraya el doctor Campoy, “el frecuente curso episódico en brotes, que caracteriza a la dermatitis atópica, condiciona que sienta una incapacidad para tener el control de su vida, ya que su normalidad puede resultar alterada en cualquier momento por un episodio”.

"El frecuente curso episódico en brotes condiciona que sienta una incapacidad para tener el control de su vida" (Antonio Campoy)

“Como en todas las enfermedades”, continúa el especialista, “es muy importante la prevención”. Algunos consejos para prevenir y minimizar los efectos son:

• Usar cremas o lociones que mantengan la hidratación de la piel a diario.
• Limitar los baños o las duchas a un máximo de 10 minutos y utilizar agua tibia empleando productos de higiene específicos para piel atópica.
• No frotar ni secar la piel enérgicamente, y secarla con suaves toquecitos con una toalla suave.
• Aplicar las cremas con la piel húmeda. Es aconsejable hacerlo después de realizar toques con la toalla, sin frotar.
• Usar prendas cómodas, preferiblemente de algodón. Evitar la lana.
• Lavar la ropa antes de usarla por primera vez.
• Usar protector solar para rayos UV-A y UV-B con factor de protección superior a 15, eligiendo filtros especiales para piel atópica.
• Bañarse inmediatamente después de nadar en la piscina para retirar los productos químicos.
• Evitar el estrés.

“Si aun así no conseguimos mejorar estos síntomas, empeoran o se presentan signos de infección, debemos consultar a un especialista para seguir el tratamiento más adecuado”, concluye el doctor Campoy.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital General Universitari de Catalunya​.