Dormir poco tiene sus consecuencias: te acaba matando lentamente

Dormir bien es muy importante para el buen funcionamiento de nuestro organismo, esta es una afirmación que tenemos clara desde que somos pequeños. El problema es que solo le prestamos atención al acto de dormir cuando hemos dormido poco y mal. En ese momento en el que estamos agotados es cuando decidimos arreglarlo, pero el daño ya está hecho. Con falta de descanso, somos más propensos a equivocarnos y a enfermar.

La Sociedad Española del Sueño (SES) insiste en la importancia de descansar bien y las horas suficientes para que nuestro organismo pueda realizar los procesos fisiológicos que necesita para funcionar correctamente. Estos procesos orgánicos son muy importantes e incluyen la consolidación de la memoria, el control de la respuesta inmune, la regulación hormonal o el procesamiento emocional, entre otras. Sin embargo, los españoles no somos expertos en dormir bien, más de 12 millones de personas en España se despiertan con la sensación de no haber descansado correctamente.

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Ángeles Gómez

Los trastornos del sueño son muy variados y pasan por dormir poco, tener dificultad de conciliar el sueño a la hora de meterse en la cama, tener el sueño demasiado ligero, despertarse varias veces durante la noche o tener ganas de dormir durante el día. Los factores más comunes que influyen en nuestra calidad del sueño van desde el estrés acumulado durante el día, hasta tener pocas horas para dormir, despertarse por ruidos o hacer uso de pantallas electrónicas antes de irse a la cama, entre otros muchos culpables.

¿Cuántas horas hay que dormir?

Cuando no dormimos bien o no descansamos lo suficiente, al día siguiente estamos más torpes, nos cuesta pensar, tenemos dificultades a la hora de recordar las cosas y, por supuesto, nos morimos de sueño. La Sociedad Española del Sueño recomienda, para los adultos, dormir entre 7 y 9 horas para despertarse descansado. Estas horas pueden variar dependiendo del individuo, algunos necesitan más tiempo para rendir al 100 % y otros con menos de 7 horas están frescos como una lechuga.

Pero las horas que dormimos no valen de nada si no son de calidad. Si permanecemos dormidos durante 9 horas, pero nos despertamos varias veces durante la noche, no habremos respetado las fases del sueño profundo y el descanso se verá perjudicado. Dormir en una habitación con un nivel de humedad entre el 40 y el 60 % y con una temperatura entre 18 y 21 grados, es el primer paso para conseguir el confort. Por otra parte, hay que intentar dormir en una estancia limpia, sin ruidos, con un buen colchón y con ropa cómoda.

Por supuesto, los hábitos que tengamos antes de irnos a dormir también influyen en la calidad de nuestro descanso. Es lo que se conoce como higiene del sueño. La presidenta de la Sociedad Española del Sueño, Milagros Merino, recomienda no tomar ninguna bebida estimulante, como el café o el cacao, a partir de las seis de la tarde. También insiste en la importancia de restringir el uso de ordenadores y teléfonos móviles horas antes de irnos a dormir. Hacer uso de estos dispositivos una vez estemos dentro de la cama no debería ser la norma cada noche.

Si mantenemos una buena higiene del sueño, será más fácil dormirnos

Los daños a largo plazo de la falta de descanso se traducen en problemas cardiovasculares, neurológicos, endocrinos, inmunitarios y psiquiátricos. Es por ello que respetar este pequeño periodo de inactividad nocturna debería ser tan importante como lavarse los dientes y convertirse en un hábito diario, no en un parche desesperado que solo usamos cuando hemos dormido mal. Hay que dormir bien cada noche y olvidarse del clásico ‘ya recuperaré las horas de sueño el domingo’.