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Por qué hay personas que sienten más el dolor que otras (y cómo influye la genética)
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Por qué hay personas que sienten más el dolor que otras (y cómo influye la genética)

Los genes y los factores psicosociales explican por qué tenemos diferentes umbrales de tolerancia al dolor. Son aspectos que deben tenerse en cuenta para encontrar la forma de aliviarlo

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El dolor es una señal de alarma que nos envía el cuerpo para avisarnos de que algo está amenazando nuestra salud. Sin embargo, existen casos en los que se vuelve tan intenso y prolongado que puede llegar a limitar nuestra calidad de vida.

A la hora de tratarlo, hay que tener en cuenta que no existe un único tipo de dolor. También es importante reconocer aquellos factores que pueden influir en la tolerancia individual al dolor. En principio, podemos hacer una clasificación inicial según el tiempo de duración. Por un lado, el dolor agudo nos avisa de que algo malo está ocurriendo en el cuerpo; por ejemplo, aparece cuando nos quemamos con la sartén o nos golpeamos un dedo. El doctor Alfonso Vidal Marcos, jefe de servicio de la Unidad de Dolor y Anestesiología del Hospital Quirónsalud Sur, explica que "este siempre va a existir, y es fundamental que así sea, pues es un mecanismo de defensa del organismo que nos pone en situación de alerta ante una amenaza".

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Por otro, el crónico, más intenso y prolongado, es uno de los tipos de dolor que más se tratan en las unidades especializadas. "Sobre todo tratamos el dolor que tiene más de seis meses de evolución y que, por lo tanto, ha perdido su misión de aviso o alarma, empezando a afectar la esfera emocional del paciente", matiza el especialista. Los más frecuentes se localizan en la espalda, en las zonas lumbar y cervical.

El dolor crónico puede ser una auténtica tortura para las personas que lo padecen, hasta el punto de reducirles su capacidad para realizar las tareas básicas del día a día. Afortunadamente, cada vez hay más avances en su tratamiento. A este respecto, el doctor Vidal Marcos indica que "vamos estando más cerca de controlarlo, gracias a los nuevos fármacos, las nuevas tecnologías y los nuevos conocimientos que tenemos los especialistas sobre sus mecanismos de producción. También, gracias a que hemos logrado que sea entendido como una enfermedad y no como un síntoma".

Cabe añadir que el control del dolor a lo largo de la historia ha supuesto una influencia muy positiva en el desarrollo general de la medicina. Sobre esto, el experto destaca que "su tratamiento es uno de los mayores logros a la hora de prolongar nuestra vida con calidad. Es la base de la anestesia y del posterior desarrollo de cirugías y procedimientos médicos que, sin este control, no se podrían realizar".

El umbral del dolor y la genética

El principal factor que influye en que a unas personas 'les duela' más o menos son los genes. Los más de 20.000 genes del ser humano tienen la información de cómo deben funcionar las células del organismo, además de las características físicas que posee cada individuo. Y de esto también depende la resistencia al dolor. Así lo señala el especialista: "Las diferencias genéticas hacen que las personas tengan distintos umbrales a la percepción del dolor". De hecho, se ha comprobado científicamente que existen ratones modificados genéticamente que no son sensibles a estos impulsos.

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Foto: Freepik.

Asimismo, hoy día se conoce que existen otras causas que pueden influir en esta percepción. El doctor Vidal Marcos indica que, "si bien los genes explican los diferentes umbrales de dolor de cada persona, no se deben menospreciar los factores psicosociales". Estos son igual de decisivos y, por ello, cada vez se tienen más en cuenta en las terapias de esta enfermedad.

¿Y es posible entrenar la resistencia al dolor? Hasta ciertos límites. Para ello, es necesario tener en cuenta la importancia de los componentes psicoafectivos, emocionales y ambientales en el tratamiento del dolor y en su origen. Además, se debe tratar desde una óptica multidimensional y multidisciplinar. En esta línea también se debe valorar el poder de la mente, que a su vez está condicionado por factores psicosociales. "Por todo ello, aparte de la genética, ante un paciente con dolor crónico debemos tener en cuenta otros aspectos como la cultura, la educación, la religión o el estrés", concluye el doctor.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Quirónsalud Sur​.

El dolor es una señal de alarma que nos envía el cuerpo para avisarnos de que algo está amenazando nuestra salud. Sin embargo, existen casos en los que se vuelve tan intenso y prolongado que puede llegar a limitar nuestra calidad de vida.

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