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"El borrador de la nueva EvAU es un ataque frontal hacia la lengua española"
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ENTREVISTA CON SALVADOR PONS

"El borrador de la nueva EvAU es un ataque frontal hacia la lengua española"

Un grupo de profesores especialistas en lengua y literatura se ha organizado para protestar ante un borrador que reduce al mínimo la presencia de las lenguas oficiales y los idiomas

Foto: El profesor Salvador Pons. (YouTube)
El profesor Salvador Pons. (YouTube)
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La pasada primavera se formó un grupo de trabajo a petición de la CRUE (la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) conformado por los profesores especialistas en lengua y literatura de las diferentes comunidades autónomas. Su objetivo, desarrollar la prueba de su especialidad que formaría parte de la EvAU, la evaluación del Bachillerato para el acceso a la universidad; el equivalente a selectividad. Cuando entregaron sus conclusiones el mes de junio, se encontraron con que el Ministerio de Educación ya había desarrollado su propia propuesta.

El contenido de los dos borradores que han circulado ha provocado que trece de esos profesores especialistas hayan organizado en una campaña para hacer frente a lo que consideran “un ataque frontal hacia los estudios de lengua española, lenguas cooficiales y lenguas extranjeras como no ha habido en mucho tiempo, o nunca”, en palabras de Salvador Pons Bordería, profesor de Filología de la Universidad de Valencia y el principal portavoz del movimiento, que atiende a El Confidencial para discutir sobre los puntos más controvertidos.

El ejercicio general de madurez pasará a contar un 70% del total de la nota

“Si se rebaja tanto el nivel, si se suprime toda la reflexión lingüística, la morfología y la sintaxis, los alumnos van a salir perdiendo, especialmente los de entornos más desfavorecidos”, explica. “No van a conocer los mecanismos de la lengua, no van a conocer su propia cultura y no van a conocer las tradiciones literarias”. La razón por la que el segundo borrador remitido desde el ministerio a los expertos, al que ha podido acceder este periódico, ha levantado tantas ampollas es porque reduce significativamente la presencia de los idiomas en la prueba de acceso, englobados junto a Historia e Historia de la Filosofía en un “ejercicio general de madurez”, que a partir del curso 2026/27 pasará a contar para un 70% del total de la nota. El 30% restante está formado por el ejercicio específico de modalidad.

La clave se encuentra en que las preguntas que hasta el momento estaban presentes en el examen de acceso son sustituidas por un cuestionario de “veinticinco preguntas cerradas o semiconstruidas”, además de tres preguntas abiertas, una de ellas en el idioma extranjero que el estudiante haya cursado. Pons explica que las preguntas cerradas son tipo test y las semiconstruidas, “un simple rellenado de huecos con una palabra o expresión breve”. Tan solo hay tres preguntas de desarrollo “abiertas”, que deben responderse en una extensión de 150 palabras. (Para que el lector se haga a la idea, eso es aproximadamente la misma longitud de este párrafo que está leyendo). El Ministerio de Educación recuerda que el modelo aún está en proceso de diseño y negociación, por lo que todas las propuestas son bienvenidas.

placeholder Captura del borrador del ministerio donde se detalla cómo serán las 25 preguntas del examen.
Captura del borrador del ministerio donde se detalla cómo serán las 25 preguntas del examen.

“Las preguntas tipo test hacen que se trate de un examen muy fácil de corregir, porque se puede hacer de manera casi automática”, recuerda el profesor valenciano. “Es algo que, según el tipo de examen, puede ser muy útil, por ejemplo, yo lo utilizo en los controles de lectura para comprobar que se han leído el libro, pero no en una prueba de acceso a la universidad”. La breve extensión de las respuestas de desarrollo provoca que para el profesor tampoco pueda considerarse como una prueba de madurez. Como reflexiona, “si los futuros ciudadanos no saben leer y escribir bien, cómo van a defenderse, por ejemplo, de las cláusulas abusivas de los contratos”.

Los trece profesores firmaron un documento a finales del pasado septiembre para solicitar la paralización de la nueva prueba, además de por las razones anteriormente citadas, “por haber sido planteados sin ningún diálogo con las universidades, los asesores en las materias de EvAU o los profesores de Secundaria”. La iniciativa ha partido desde el ámbito universitario, pero los firmantes aseguran que tienen el apoyo de gran parte de los profesores de Secundaria. Como explica Pons, “somos profesores universitarios porque nos parecía que si había que encabezar una protesta, los que primero teníamos que dar el paso adelante éramos nosotros y entonces, pedir la solidaridad de los profesores de instituto”.

Un curso tapón

La importancia de la prueba de Bachillerato se debe a que, tradicionalmente, estos cursos han estado orientados a que los estudiantes obtengan la mejor nota posible en el acceso. La reducción de las lenguas en la prueba provocaría, según los profesores, que los estudiantes se desinteresasen por su conocimiento. “La prueba de acceso determina cuál va a ser el nivel medio que van a tener los alumnos que entren en el sistema de educación no obligatoria, pero como es un tapón entre el Bachillerato y la universidad, también determina lo que se va a enseñar en el Bachillerato, porque los centros dedican gran parte de su tiempo a preparar esta prueba”, añade Pons.

"La prueba de 2020 era equilibrada y contaba con el consenso de todo el mundo"

La actual prueba, que fue aprobada en 2020, aún bajo el paraguas de la Lomce, presentaba una estructura muy diferente a la que entrará en vigor dentro de unos años. En ella se examinaba la comunicación escrita, el conocimiento de la lengua y la educación literaria, además de cuestiones ortográficas y de redacción que podían influir en la nota final. El nuevo examen, según los denunciantes, “funde los tres exámenes en uno”, por lo que queda reducido a una veintisieteava parte. En la comunicación escrita, que es la parte que se conserva, se solicitaba un resumen del texto a analizar, una pregunta de comprensión sobre la idea central del texto y una pregunta de análisis que han desaparecido en el futuro examen.

La prueba de 2020 era bastante equilibrada y contaba con el consenso de todo el mundo, pero el gobierno ha decidido cambiarla al entrar una nueva ley educativa”, lamenta Pons, que ha grabado diversos vídeos donde analiza pormenorizadamente los principales cambios que se han producido en la prueba. Aunque la nueva prueba es “más competencial y menos memorística”, los firmantes consideran que “esta propuesta esconde una reducción inadmisible de los contenidos que sustentan las competencias, especialmente en el caso de las lenguas, que se limitan a servir como mero instrumento de expresión”.

Otra de las quejas de Pons y sus compañeros alude a la relativización de la importancia de los idiomas extranjeros. Según el borrador, explica, el idioma extranjero solo será evaluado a partir de “la capacidad de rellenar unos huecos [entre cinco y siete preguntas, según el borrador] y redactar un párrafo en dicha lengua”, de la misma extensión anteriormente citada (150 palabras). “En cierta medida, están copiando los parámetros de pruebas diagnósticas tipo PISA, pero si me quiero sacar un C1 tengo que hacer un listening complicado o mostrar que sé hablar y escribir, que son cosas que no se van a hacer en esta prueba”, responde Pons, que recuerda que puede afectar aún más a segundas lenguas como el alemán o el francés “cuya presencia es más minoritaria y que podría suponer su desaparición”.

El ciclo sin fin educativo

El filólogo explica cómo ha sido incapaz de saber quién está detrás del diseño de estos borradores. “Le pregunté a la coordinadora de selectividad de la Universidad de Valencia y al presidente de la comisión en la que trabajamos y ninguno lo sabía”, responde Pons. “No nos sorprende, porque las reformas educativas se han llevado siempre a cabo sin consultar por los cauces ordinarios”. El Ministerio de Educación, por su parte, explica a El Confidencial que el grupo de trabajo está formado por profesionales de todas las comunidades autónomas, del Ministerio de Educación, del Ministerio de Universidades y de la CRUE.

"Si estoy a favor de la Lomloe, soy de izquierdas, y si estoy en contra, de derechas"

Pons cita a Elvira Roca Barea para recordar que no es la educación española, sino la política educativa, la que ha dado bandazos. “Ella escribe que España es un país en el que las élites han desertado, pero que tiene unas clases intermedias que cumplen con su trabajo, y pienso en ella cuando hay procesos que dependen de los profesionales, como fueron los médicos durante la pandemia o la educación”, añade. “Cuando vi que el sistema educativo cambiaba cada cuatro años, me pregunté por qué, y lo que encontré es que no había ningún argumento sólido detrás, solo que estamos en un tiempo moderno que tiene muchos retos modernos y que tenemos que homologarnos con Europa. He llegado a la conclusión de que no es cuestión de ideas, sino de poder”.

Pons asegura que en sus reuniones con profesores de secundaria he visto cómo estos están alarmados ante la posibilidad de que la prueba salga adelante tal como está. “He tenido una reunión con el profesorado de Valencia y están asombrados y asustados, el sentimiento general es que esto no puede ser, y hasta empezaron a hacerse preguntas como qué iban a enseñar a los estudiantes de Primero de Bachillerato si esto era así”, responde. Pons añade otro problema adicional de la polarización educativa. “Desde el punto de vista de la comunidad educativa, se ha conseguido que el ambiente en los institutos esté muy crispado, porque se ha hecho una equiparación ideológica: si estoy a favor de la Lomloe, soy de izquierdas, y si estoy en contra de la Lomloe, soy de derechas”.

El autor de La enseñanza de la pragmática en la clase de E/LE hace extensible esta crítica a todos los gobiernos. “Nosotros somos profesionales y la única arma que tenemos son nuestros colegas, tanto por arriba como por abajo, así que vamos a intentar que esto se conozca para conseguir la movilización de la gente que esté de acuerdo con que es una locura”, concluye. “Estamos acostumbrados a que en educación se haga siempre lo mismo: se presenta un Libro Blanco, se pone el grito en el cielo, se introducen unos cambios, se vuelve a protestar, luego se introduce una reforma menos salvaje…”. Como recuerda el ministerio, ahora nos encontramos en pleno proceso de negociación, en el que toda propuesta es bienvenida, y quedan meses por delante para que se tramite como decreto-ley, previsiblemente para primavera. Que cada uno juzgue en qué parte del proceso nos encontramos exactamente.

La pasada primavera se formó un grupo de trabajo a petición de la CRUE (la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) conformado por los profesores especialistas en lengua y literatura de las diferentes comunidades autónomas. Su objetivo, desarrollar la prueba de su especialidad que formaría parte de la EvAU, la evaluación del Bachillerato para el acceso a la universidad; el equivalente a selectividad. Cuando entregaron sus conclusiones el mes de junio, se encontraron con que el Ministerio de Educación ya había desarrollado su propia propuesta.

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