La broma de infarto en el interior de un ascensor con la que "picas" seguro

Gastar una broma es algo aparentemente inocente e inofensivo. Se gastan a diestro y siniestro entre amigos, familiares e, incluso, a desconocidos. Sin embargo, es importante saber medir la intensidad de la broma porque no todo el mundo tiene la misma capacidad para reaccionar ante ellas.

En algunas ocasiones estas bromas son tan pesadas que provocan la histeria de la persona que la sufre. Esto se debe, claro está, a que la broma está perfectamente preparada para que el sujeto sobre el que recae la gracieta entre en situación sin sospechar que se trata de algo ficticio.

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El Confidencial

Es el caso de esta broma. Pongámonos en situación. Diferentes personas utilizan el ascensor (siempre de forma individual) y permanecen tranquilos en su interior. En ese instante, el ascensor se detiene porque alguien lo ha llamado desde otra planta, se abren las puertas y entra un tipo vestido de apicultor con unas cajas con colmenas de abejas en su interior. De hecho, de fondo se oyen los zumbidos de estos insectos dentro de las cajas.

"Maldad nivel Pro"

De repente, el apicultor con el comparte ese pequeño espacio recibe una llamada de móvil. Lejos de dejar pasar la llamada por tener las manos sujetando las cajas, contesta y, en ese momento, las colmenas se caen al suelo provocando el caos en el interior del ascensor.

Como es lógico, los sujetos que sufren esta broma entran en pánico, comienzan a chillar de puro estrés, ya que el apicultor les pide que cierren los ojos y se cubran, mientras él lanza pequeños papeles sobre las víctimas para que sientan que son las abejas las que les están rozando. Además, les toca y pellizca con las manos para que crean que les están picando.

Este vídeo, subido originalmente por el brasileño Tiago Fonseca, propietario del canal BOOM de YouTube, ha vuelto a circulado en varias ocasiones en Facebook, Instagram y Whastapp. Esta vez lo ha hecho en Twitter de la mano de Edmundo Dantés que califica la broma de "maldad nivel pro". Lo cierto es que la broma, a pesar de ser pesada, no tiene desperdicio y provoca las risas de todo aquel que la ve. Las reacciones no tienen precio.