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¿Los perros imitan el comportamiento de sus dueños? Habla un experto
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¿Los perros imitan el comportamiento de sus dueños? Habla un experto

Si crees que a los canes se les pegan actitudes que ven tantas veces realizar a sus dueños, no estás tan mal encaminado. Un psicólogo canino explica el cómo y el por qué

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Se trata del eterno debate siempre presente: ¿atribuimos demasiados rasgos humanos a nuestros canes de tal forma que apreciamos en ellos algo de nosotros o son realmente ellos los que acaban desarrollando características que aprecian en sus dueños y que sin querer acaban formando parte de su manera de expresarse? La ciencia ha estado muy dividida en torno a estas dos hipótesis sobre la relación que mantenemos con los animales más próximos a nosotros, a excepción de los gatos, y si de verdad se les ha pegado algo de nosotros a lo largo de tantos siglos a nuestro lado.

Ya en 1871, Charles Darwin observó que los perros, a veces, por su propia voluntad, imitaban los comportamientos de los seres humanos. El padre de la evolución no estaba nada equivocado, pues hay estudios que confirman que los canes pueden llegar a producir sonidos similares a las palabras. Evidentemente, nunca van a pronunciar una sola palabra, pero en determinados momentos todo el mundo que tiene al mejor amigo del hombre como mascota sabe que esos aullidos que hace de vez en cuando suenan más a la frustración de no poder hablar nuestro idioma y quererse comunicar lo más perfectamente con nosotros que a una especie de 'lenguaje perruno'.

"Al poco tiempo, el perro empezó a lavarse las patas con la lengua para luego limpiarse con ellas la cara y las orejas, un movimiento típico de los gatos"

Así lo cree uno de los mayores expertos en psicología canina, Stanley Coren, profesor emérito del Departamento de Psicología en la Universidad de la Columbia Británica, quien ha publicado varios libros sobre perros y sus actitudes con los seres humanos. En un artículo de 'Psychology Today', recoge alguna de sus experiencias más notorias en lo que se refiere a detectar este atisbo de humanidad en las criaturas caninas.

Una anécdota curiosa

"Quizás el primer caso que recuerdo en el que un perro demostró un comportamiento de imitación a su dueño era el de un caniche llamado Brandy", relata. "Era propiedad de la psicóloga Janet Werker y se quedaba solo en casa durante el día cuando la familia estaba trabajando. Cada noche, cuando los miembros de la familia regresaban a casa, saludaban a Brandy tocándole las orejas y diciéndole '¡Hola!' en tono alegre y cantarín". Al cabo de unos días, el perro aprendió a pronunciar un 'arl-row', lo que a sus dueños resonó como un "¡Hola!" ("Hello", en inglés). Seguramente el lector que tenga perro, al leer esta anécdota, puede recordar algún momento en el que su mascota parece que ha intentado reproducir algún nombre o alguna palabra.

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Una de las teorías que más se oponen tanto a la observación de Darwin en su canónico libro 'El origen del hombre' como Coren, es la del psiquiatra y neurocientífico Joseph LeDoux. En su nuevo libro, llega a la conclusión que hablar de consciencia o emociones en el reino animal es predicar en el vacío: según él, estos atributos son esencialmente humanos, de tal forma que cuando asistimos a un comportamiento a simple vista cariñoso por parte de los canes o los gatos, nunca podremos estar claros de qué es lo que nos quieren decir o qué es lo que sienten cuando percibimos que pueden estar alegres o tristes. En otras palabras, tendemos a humanizar todo tanto que acabamos por conceder a animales cualidades nuestras solo por una mera sospecha o sensación.

Foto: Un perro mostrando sus emociones... ¿o no?

Por su parte, Coren tiene la teoría de que los perros son un tipo de animales bastante más especiales de lo que creemos, ya que no solo tienden a imitar el comportamiento de sus dueños, sino también el de otros animales de una especie completamente distinta a la suya. Así, narra la anécdota de cuando presentó a un joven cachorro a una gata que vivía en casa de un amigo. Ocurrió algo insólito: la eterna rivalidad entre perros y gatos quedó puesta en duda cuando la minina comenzó a adoptar a Willy como si fuera un hijo suyo, hasta el punto de lamerlo con la lengua. Al poco tiempo, el perro empezó a lavarse las patas con la lengua para luego usarlas para limpiarse la cara y las orejas, un movimiento típico de los gatos.

"No está claro por qué los perros eligen imitar espontáneamente ciertos comportamientos de humanos u otros animales", concluye el experto. "Sin embargo, Charles Darwin sugirió que el hecho de que los perros lo hagan era un signo de inteligencia en el intento de adaptarse a su entorno, aunque lo que eligen imitar pueda parecer no tan sensato o útil cuando se mira desde una perspectiva humana".

Se trata del eterno debate siempre presente: ¿atribuimos demasiados rasgos humanos a nuestros canes de tal forma que apreciamos en ellos algo de nosotros o son realmente ellos los que acaban desarrollando características que aprecian en sus dueños y que sin querer acaban formando parte de su manera de expresarse? La ciencia ha estado muy dividida en torno a estas dos hipótesis sobre la relación que mantenemos con los animales más próximos a nosotros, a excepción de los gatos, y si de verdad se les ha pegado algo de nosotros a lo largo de tantos siglos a nuestro lado.

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