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Infecciones, reacciones alérgicas... Los tatuajes, ¿perjudiciales para la piel?
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Infecciones, reacciones alérgicas... Los tatuajes, ¿perjudiciales para la piel?

No hay que desdeñar los daños procedentes de las tintas de los tatuajes. Estos problemas están infradiagnosticados porque no hay registro de las incidencias

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¿Quién no tiene un tatuaje? La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) estima que, al menos, una de cada 10 personas tiene uno. Si ponemos el foco en los jóvenes, la academia apunta a que esas cifras son más altas: en torno a un tercio o una cuarta parte.

La primera preocupación sobre los tatuajes es la posibilidad de infectarnos con enfermedades como la hepatitis C o el VIH. Aunque en nuestro país los locales están bastante controlados y deberían tener todos los permisos en regla para garantizar una seguridad sanitaria mínima, hay que tener especial cuidado con los tatuajes que podemos tener la tentación de realizarnos en destinos exóticos donde no tenemos conocimiento de la regulación sanitaria e investigar concienzudamente antes de decidirnos por el primer local que veamos.

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Sin embargo, no hay que desdeñar tampoco los daños potenciales procedentes de las tintas de los tatuajes, asociados con la contaminación bacteriana, alergias o los riesgos generados por los efectos tóxicos de las mismas. Estos problemas están infradiagnosticados, ya que no hay registro de estas incidencias. De hecho, la misma AEVD ya hace un par de años que lanzó el mensaje de la necesidad de una mayor regulación de las tintas y los productos utilizados para minimizar los riesgos para la salud. Hoy en día, aunque los requerimientos y restricciones están relacionados con las tintas, hay muchos productos que no están lo suficientemente estudiados: algunas investigaciones empiezan a relacionar los tatuajes con algunas enfermedades.

La UE cuenta con un sistema europeo de alerta para retirar del mercado los productos de consumo no alimentarios ni farmacéuticos que puedan ser peligrosos llamado RAPEX. Entre 2007 y 2017, prohibió las tintas que contienen aminas aromáticas, ya que pueden causar cáncer o defectos genéticos. También las que contienen hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), presentes en el humo del tabaco o de la quema de combustibles fósiles y que están también relacionados con el cáncer. Además, se han retirado aquellas que presentaban niveles de metales pesados superiores a los permitidos.

Las infecciones de la piel se producen por realizarse tatuajes en centros con poca higiene donde no esterilizan el material entre tatuajes

Los dermatólogos españoles llaman la atención sobre las alergias y la toxicidad de los mismos. El Dr. Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos explica algunas de las complicaciones que pueden causarnos los tatuajes:

  • Infecciones de piel, provocadas habitualmente por bacterias. “Son infecciones en un inicio localizadas en la piel, pero que si no se tratan se pueden extender a otras partes del cuerpo”. Se producen habitualmente por realizarse tatuajes en centros con poca higiene donde no esterilizan el material entre tatuaje y tatuaje. Conviene tratar la infección de forma rápida para evitar su propagación. También se pueden producir infecciones víricas (verrugas, moluscos o herpes) con menor frecuencia, pero también subsidiarias de tratamiento.
  • Transmisión de enfermedades por vía sanguínea: es algo cada día menos frecuente debido a que las personas que se realizan tatuajes tienen un mayor cuidado en elegir centros que cumplan con las debidas garantías. “Son enfermedades como la hepatitis B, hepatitis C, tuberculosis o tétanos que habitualmente se transmiten por sangre o por utilización de instrumental contaminado para la realización de tatuajes”.
placeholder Foto: Unsplash.
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  • Reacciones alérgicas: las sustancias que habitualmente se utilizan en los tatuajes pueden provocar reacciones alérgicas de contacto, que cada vez vemos con mayor frecuencia. Son sustancias a las que los usuarios no están expuestos habitualmente y, por tanto, no pueden saber 'a priori' si pueden ser alérgicos a ellas. “Uno de los colores que más reacciones alérgicas producen es el rojo, ya que suele tener compuestos, como el óxido de hierro o pigmentos orgánicos ricos en madera de sándalo, que son muy alergizantes", apunta el doctor. "El color azul y el negro contienen parafenilendiamina; los verdes, dicromato potásico, y el marrón, hidrato férrico. El amarillo puede causar en algunos usuarios fotodermatitis, cuando el pigmento es expuesto a la luz solar”. Lo más adecuado sería realizar pruebas alérgicas de contacto de forma previa a la realización de cualquier tipo de tatuaje.

Además, algunas tintas habitualmente utilizadas en tatuajes están realizadas con componentes metálicos, lo que puede reaccionar en los aparatos de resonancia magnética o similares. Los tatuajes más antiguos, de hace 20 años o más, son los que más probabilidad tienen de llevar estos compuestos, también los tatuajes realizados con tintes naturales. “Los pacientes que tengan algún tatuaje de este tipo pueden presentar sensación de ardor, quemazón, dolor o incluso quemadura en la zona del tatuaje al ser sometidos a una resonancia magnética”, según el Dr. Pedraz. “En ocasiones, pueden presentar simplemente una sensación de hormigueo en la zona, aunque los tatuajes modernos en raras ocasiones presentan componentes metálicos”.

¿Y los tatuajes de henna?

Estos tatuajes semipermanentes tampoco están exentos de la posibilidad de reacciones alérgicas. Nos lo explica la doctora Ana Pérez Montero, jefa del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, que apunta que "lo primero que debemos hacer es distinguir entre la henna natural y la henna negra".

La que conocemos como henna natural proviene de las hojas de un arbusto originario de África y Asia, el Lawsonia inermis. Sus hojas se secan y se muelen consiguiendo un pigmento rojizo que muchas culturas llevan empleando miles de años para decorar su cuerpo, cabello y uñas sin que se produzca, en general, ninguna reacción alérgica. Esta henna dura unos tres o cuatro días. Los tatuajes temporales que nos podemos encontrar en sitios como los puestos ambulantes, muy habitualmente en zonas de playa, duran más tiempo, más de una semana, y es porque modifican la henna natural.

La henna negra dura más tiempo, pero hay más riesgo de reacciones alérgicas, que pueden ir de un enrojecimiento a ampollas, lesiones supurantes...

"Estas modificaciones no son inocuas", explica la Dra. Montero. "La henna negra se obtiene al añadir ciertos compuestos a la natural que hacen que se oscurezca y dure más tiempo, cierto, pero a riesgo de reacciones alérgicas que pueden ir de un leve enrojecimiento a lesiones más graves como ampollas, lesiones supurantes, pérdida de la pigmentación de la zona afectada e, incluso, cicatrices permanentes". Estas reacciones pueden aparecer al cabo de unas horas, pero también después de varias semanas.

La causa es la parafenilendiamina (PPD). “Este es un componente cosmético que podemos encontrar en los tintes capilares permanentes y semipermanentes, pero en ellos se indica que no se puede aplicar en cejas, pestañas o directamente sobre la piel y que su concentración nunca puede ser superior al 6%, dado que tiene un gran poder sensibilizante y es inductor de dermatitis de contacto alérgica”. El problema, según la especialista, es que en los tatuajes de henna negra, "además de que estamos aplicándolo directamente sobre la piel, no podemos conocer el grado de concentración que tienen", concluye.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos para aclarar dudas referentes a mitos y creencias populares relacionados con la salud así como para combatir las falsas informaciones que se puedan generar en internet. Si tienes alguna duda sobre la consulta resuelta y quieres más información, puedes contactar con el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

¿Quién no tiene un tatuaje? La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) estima que, al menos, una de cada 10 personas tiene uno. Si ponemos el foco en los jóvenes, la academia apunta a que esas cifras son más altas: en torno a un tercio o una cuarta parte.

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