Es noticia
Esta es la tumba más peligrosa del mundo: por qué nadie puede acercarse a ella
  1. Alma, Corazón, Vida
una catástrofe nuclear

Esta es la tumba más peligrosa del mundo: por qué nadie puede acercarse a ella

Dos guardias la custodian y tienen la orden de disparar a todo aquel que se acerque dispuesto a profanarla. ¿Qué esconde?

Foto: Richard Leroy Mckinley.
Richard Leroy Mckinley.

"Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza" se puede leer a las puertas del infierno, según Dante, y hay moradas que quizá deberían llevar una inscripción parecida. Así, por ejemplo, sucedió con la tumba de Tutankamón y la maldición que (supuestamente) carga a las espaldas sigue presente en el imaginario popular. Probablemente no muchas personas se atreverían a visitar su sarcófago.

¿Qué debe sentirse siendo el muerto más abandonado del mundo? Bécquer ya avisaba que se quedaban muy solos, pero quizá hay uno en toda la tierra más solitario que los demás. Su nombre es Richard Leroy Mckinley y se encuentra enterrado en el cementerio de Arlington, en Virginia (Estados Unidos). Su tumba se ubica en la sección 31 y es tristemente famosa por ser la tumba más peligrosa del mundo.

Nadie puede acercarse

En Chernóbil se encuentra la conocida "pata de elefante": un residuo radiactivo al que, si una persona sin protección se expusiera, comenzaría a sangrar, sufrir vómitos, diarrea y fiebre en tan solo 300 segundos. A los dos días moriría. Irradia calor aún 20 años después de la catástrofe. Un ejemplo más de la capacidad del hombre para destruir todo lo que se encuentra a su alrededor.

El cadáver de McKinley se encuentra forrado con nylon y en un sarcófago de plomo envuelto en algodón y plástico

Parecida es la historia a la que nos referimos. El SL-1, Stationary Low-Power Reactor Number One (Reactor estacionario de baja potencia número uno), fue un reactor de energía nuclear militar experimental de los Estados Unidos que resultó destruido tras el primer accidente de una planta nuclear en el país. El 3 de enero de 1961, tras un cierre de varios días por vacaciones, la unidad entró en un estado crítico. La gran cantidad de calor generada en tan solo 4 milisegundos provocó la súbita evaporación de parte del agua del núcleo del reactor. El vapor de agua provocó una onda de presión que golpeó la parte superior del casco. Esto empujó la barra de control y el mencionado casco del reactor hacia arriba, matando al operario que se encontraba encima, estampándolo contra el techo. Otros dos empleados militares, un supervisor y uno en formación, también resultaron muertos. Entre las víctimas se encontraba Richard Leroy Mckinley

placeholder La tumba de Richard Leroy McKinley.
La tumba de Richard Leroy McKinley.

El cementerio es militar y fue creado durante la Guerra de Secesión. La tumba de McKinley no es diferente a cualquier otra. En la inscripción de la lápida puede leerse que nació en 1933 y que murió en 1961, también que luchó en la Guerra de Corea. Sin embargo, los guardias de seguridad tienen la orden de disparar a cualquier persona que pudiera acercarse con una pala, dispuesta a desenterrarla. La radiación que emite el cadáver mataría toda forma de vida que esté cerca en cuestión de segundos.

Foto: La tumba de High Gordon Langton.

El cuerpo de Mckinley absorbió una cantidad tan grande de radiación que se encuentra forrado con un nylon especial sellado al vacío y dentro de un sarcófago sellado hecho de plomo, y este a su vez envuelto con varias capas de algodón y plástico, todo guardado dentro de dos bóvedas más, una sobre otra y debajo del suelo, selladas y reforzadas cada una con capas de metal de 30 centímetros.

Desgraciadamente, no son pocos los accidentes que han sucedido a lo largo de la historia, dejando a su paso devastación y muerte. Fukushima, Three Mile Island, Chernóbil, y aquí más cerca Vandellós. Solo algunos ejemplos fúnebres en la historia de la energía nuclear.

"Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza" se puede leer a las puertas del infierno, según Dante, y hay moradas que quizá deberían llevar una inscripción parecida. Así, por ejemplo, sucedió con la tumba de Tutankamón y la maldición que (supuestamente) carga a las espaldas sigue presente en el imaginario popular. Probablemente no muchas personas se atreverían a visitar su sarcófago.

Social Energía nuclear Fukushima
El redactor recomienda