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El gran riesgo ignorado que puede causar diabetes y problemas de corazón
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El gran riesgo ignorado que puede causar diabetes y problemas de corazón

Los expertos muestran por su preocupación por el que es uno de los mayores males de los ambientes urbanos. Diabetes y enfermedades cardiovasculares, en el centro de la sospecha

Foto: El 'smog' o nube tóxica que se desprende de la contaminación. A lo lejos, Madrid. (EFE/Ángel Díaz)
El 'smog' o nube tóxica que se desprende de la contaminación. A lo lejos, Madrid. (EFE/Ángel Díaz)

La contaminación acústica surge en el momento en que hay un exceso continuado de ruido en los ambientes urbanos. Es el contaminante más barato de producir y necesita muy poca energía para ser emitido. A su vez, es sumamente complejo de medir y cuantificar. No deja residuos, por lo que no tiene un efecto acumulativo en el medio. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el umbral que pasa a ser perjudicial para la salud humana es de 55 decibelios, algo que ciudades como Madrid sobrepasan de forma holgada en cualquier día cotidiano. Por ejemplo, en el concurrido Paseo de Recoletos, donde según el Ayuntamiento de Madrid, se ha podido alcanzar un máximo de 78'8 decibelios y un mínimo de 50.

Para contrarrestar estos niveles, y especialmente los de contaminación atmosférica, el equipo de Manuela Carmena baraja medidas como la declaración de nuevas zonas especialmente protegidas del ruido, el fomento de vehículos eléctricos o la ya tan conocida restricción del tráfico rodado en todo el centro de la ciudad. ¿Qué consecuencias tiene para la población? Principalmente, malestar y estrés, pero también trastornos del sueño, pérdida de atención o de oído, afecciones cardiovasculares, retraso escolar, conductas agresivas, baja productividad o accidentes laborales.

La exposición al ruido se asocia con un mayor riesgo de obesidad abdominal y diabetes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó recientemente las últimas directrices para Europa en materia de ruido. El objetivo, como es evidente, recomendar niveles de exposición ambiental adecuados para proteger a la salud humana. Las base de las directrices es una serie de ocho revisiones sistemáticas de las pruebas científicas publicadas hasta hoy sobre el tema. Así, analizaron varios importantes aspectos sobre la salud, como enfermedades coronarias, hipertensión arterial, trastornos del sueño y problemas de aprendizaje y audición en los más jóvenes. Pero también su influjo en la salud mental, la calidad de vida, en el sistema metabólico y, sobre todo, en los resultados adversos de los nacimientos.

Estos estudios recientes demuestran que la exposición al ruido del tráfico y de los grandes núcleos urbanos se asocia con un mayor riesgo de obesidad y diabetes, que a su vez podrían ser una consecuencia de una situación de estrés prolongada, según recoge 'The Independent'. También hay pruebas sólidas para relacionar la presencia de ruido crónico con un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco.

Aquellos niños cuyos colegios están cerca de zonas ruidosas aprenden a leer más tarde y presentan mayor agresividad en su conducta

En cuanto a las investigaciones ya demostradas sobre cómo afecta el ruido a la salud, el Estudio Cohort, realizado por la Agencia Federal Alemena de Medio Ambiente, resuelve que la población que se encuentra a un nivel de ruido por encima de los 65 decibelios desarrolla a corto plazo un riesgo de un 20% más de padecer infartos. Los niños y los ancianos son los más afectados a la hora de conciliar el sueño con ruido, según un experimento realizado por el doctor Alain Muzet, del Centro de Estudios Bioclimáticos del CNRS. Sin embargo, no tienen la misma reacción a estos sonidos perturbadores: los ancianos son más propensos a despertarse debido a la ligereza de su sueño. Ambos mostraron alteraciones vitales del pulso cardíaco, vasoconstrucción o modificaciones en el encefalograma.

Foto: Vista de las Cuatro Torres de Madrid, con la boina de contaminación que se extiende desde hace unos días sobre la capital, desde Boadilla del Monte (Madrid). (EFE)

Otro aspecto curioso es que con un alto nivel de ruido, la tendencia natural de la gente a la ayuda mutua disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en el que se suprime la presión sonora, según Ecologistas en Acción. En experimentos de laboratorio con animales, se demostró que un ambiente ruidoso de más de 110 decibelios pueden hacer aparecer y desarrollar procesos cancerosos. Esta cantidad de ruido, aunque parece ínfima, se sobrepasa con solo el claxon de un automóvil, una sirena de ambulancia, una discoteca o concierto...).

Los hechos demuestran que aquellos niños cuyos colegios están cerca de zonas ruidosas (fábricas, aereopuertos o carreteras llenas de tráfico), aprenden a leer más tarde, presentan mayor agresividad en su conducta, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, así como mayor tendencia al aislamiento y dificultad a la hora de relacionarse con los demás. Por ahora, una gran incógnita que queda pendiente de resolver es si la escucha prolongada de música a través de auriculares puede provocar tinnitus, más conocido como zumbido en los oídos y una progresiva pérdida de la audición. Aunque seguramente para este caso no hace falta que venga la ciencia a comprobarlo, te lo dice el propio móvil cada vez que intentas subir el volumen.

La contaminación acústica surge en el momento en que hay un exceso continuado de ruido en los ambientes urbanos. Es el contaminante más barato de producir y necesita muy poca energía para ser emitido. A su vez, es sumamente complejo de medir y cuantificar. No deja residuos, por lo que no tiene un efecto acumulativo en el medio. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el umbral que pasa a ser perjudicial para la salud humana es de 55 decibelios, algo que ciudades como Madrid sobrepasan de forma holgada en cualquier día cotidiano. Por ejemplo, en el concurrido Paseo de Recoletos, donde según el Ayuntamiento de Madrid, se ha podido alcanzar un máximo de 78'8 decibelios y un mínimo de 50.

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