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Cómo Singapur ha conseguido ser uno de los países más limpios del mundo
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Cómo Singapur ha conseguido ser uno de los países más limpios del mundo

La campaña 'Keep Singapore clean', comenzada hace 50 años, se basa en la limpieza y el mantenimiento de la ciudad por parte de todos sus ciudadanos

Foto: Singapur a punto de anochecer. (iStock)
Singapur a punto de anochecer. (iStock)

Existe un cuadro del alemán George Grosz, pintado hacia 1917, que expresa muy bien ese caos que proviene de las grandes ciudades, donde puedes encontrarte solo y perdido pese a estar rodeado de personas que se mueven con rapidez de un lado a otro, apartándose a codazos. 'Metrópolis', como la película de Fritz Lang, nos muestra una ciudad futurista para el año en el que fue pintado, una mezcla entre el Nueva York de nuestros anhelos y sueños más fílmicos, y un Berlín de cabarés y pecado, tan ambiguo y fascinante a principios del siglo XX como lo es ahora.

Foto: El rector, durante su paso por Madrid. (Foto: Universidad de Navarra)


Sin embargo, pese a que los trazos del cuadro mezclan individuos de pesadilla con aspecto europeo, lo cierto es que esas ciudades retrofuturistas y luminosas que imaginaban nuestros predecesores se asemejan a las asiáticas. Tanto si tratas de cruzar en hora punta el paso de peatones de Shibuya en Tokio (Japón), golpeándote con los transeúntes, como si te acercas al puente Mapo de Seúl (Corea del Sur) que te anima a no suicidarte o paseas por las ruinas de lo que antes era la ciudad sin ley de Kowloon, en Hong Kong, entiendes el caos de las ciudades con corazón y vida propia, pero también el orden asiático, siempre presente.

Ya sea en Shibuya, Kowloon o la misma Singapur, el orden y el caos se entremezclan


Otra gran Babilonia actual, digna de alguna historia de Italo Calvino, es Singapur. 'La ciudad de los leones', como sería la traducción del malayo al español, es sinónimo de orden, pulcritud y limpieza. Todo lo que se espera de la ciudad dentro del país más pequeño del Sudeste Asiático, que se está convirtiendo a su vez y paradójicamente, en la ciudad más cara del mundo.

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Vista desde la planta 57 del hotel Marina Bay en Singapur. (iStock)

El orden y la limpieza

Lo explican en 'BBC'. Singapur es la ciudad más limpia del mundo, lo cual sorprende siempre de las ciudades asiáticas, ¿cómo es posible que lugares con tanta afluencia y que funcionan tan rápido estén tan limpios? Un ejemplo de su mentalidad: unos 200 voluntarios recorren una urbanización en la ciudad para buscar basura. Algunos se meten entre los arbustos para encontrar cigarrillos. Otros encuentran alguna cosa sobre una mesa. No vuelven con las manos vacías pero tampoco puede decirse que regresen con verdadera basura. Es buscar la perfección, limpiar sobre limpio.

La obsesión con la limpieza en Singapur viene de lejos, concretamente de hace 50 años. El primer ministro Lee Kuan Yew inició la campaña 'Keep Singapore Clean' . He aquí un ejemplo:

¿Por qué?

La razón es más simple de lo que pudiera parecer. En regiones con clima fresco quizá no importe tanto pero en los trópicos puede ser una verdadera catástrofe no limpiar adecuadamente. Roedores, moscas, cucarachas... y las enfermedades que conllevan. Aseguran que en un año de mala higiene el dengue camparía a sus anchas. Mejor prevenir que curar.

Las ambiciones de de Lee Kuan Yew eran grandes: "Seremos la ciudad más limpia y verde del sur de Asia" decía en 1968. Se llevaron a cabo concursos en oficinas, fábricas, tiendas, escuelas e incluso vehículos para ver quién era el más limpio. Se desarrollaron sistemas adecuados de alcantarillado y medidas para el control de enfermedades. La campaña 'Use your hands' de 1976 consiguió que estudiantes, padres, maestros o directores limpiaran las escuelas en los fines de semana. El objetivo era conseguir una economía más fuerte gracias al turismo.

Las multas, por otro lado, se encuentran hoy en día a la orden del día. Mediante el castigo, el ciudadano aprende. Está prohibido importar chicles y tampoco se puede comer, escupir en la calle, fumar o incluso utilizar el wifi del vecino (aunque eso no tenga que ver con la higiene).

Hay multas por comer chicle, escupir o tirar cigarrillos al suelo

Cuando la ciudad comenzó a enriquecerse se hizo más fácil conseguir mano de obra barata para limpiar. En su mayoría suelen ser trabajadores extranjeros mal remunerados o gente de edad avanzada. Y eso está cambiando la manera de pensar de los autóctonos, que desde hace un tiempo ven la limpieza como "el trabajo de otra persona".

Y los propios singapurenses piensan que esto tiene que cambiar, pues si eres capaz de inculcar y cultivar el hábito de la limpieza en los propios ciudadanos, que no tirarán su basura, gastarás mucho menos dinero en la limpieza del espacio público.

Lo que vendría a demostrar esto es que la educación puede ser tan efectiva como las multas. Una vez al año celebran el "día sin limpiadores", en el que los barrenderos arrojan sus escobas y son los propios ciudadanos los que limpian. En 2013, cuando todo empezó, se recogieron 1.430 kilos de basura. Este año solo 292. Quizá eso es el progreso.

Existe un cuadro del alemán George Grosz, pintado hacia 1917, que expresa muy bien ese caos que proviene de las grandes ciudades, donde puedes encontrarte solo y perdido pese a estar rodeado de personas que se mueven con rapidez de un lado a otro, apartándose a codazos. 'Metrópolis', como la película de Fritz Lang, nos muestra una ciudad futurista para el año en el que fue pintado, una mezcla entre el Nueva York de nuestros anhelos y sueños más fílmicos, y un Berlín de cabarés y pecado, tan ambiguo y fascinante a principios del siglo XX como lo es ahora.

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