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La otra 'trata de blancas': así operan las mafias hondureñas en España
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La otra 'trata de blancas': así operan las mafias hondureñas en España

Los hondureños son una de las nacionalidades de inmigrantes que más crecen, a pesar de que se enfrentan a redes mafiosas para que devuelvan las deudas que contraen para llegar

Foto: Las hondureñas Jakelyn y Lincy, en un restaurante en Madrid. (D. B.)
Las hondureñas Jakelyn y Lincy, en un restaurante en Madrid. (D. B.)

Jakelyn Reyes nació en la región de La Paz, Honduras, hace 36 años y lleva 22 días en Madrid. Desde entonces le ha dado tiempo a que la llamen por teléfono 16 veces para preguntarle cuánto cobra la noche, si estaría dispuesta a acostarse con un anciano los fines de semana o si da masajes con final feliz. "En España, parece que las latinas somos todas prostitutas", se lamenta bajo una bandera de su país. Es una de las casi 20.000 'catrachas' —así se conoce a los nacidos en esa zona del planeta— que llegaron a España en 2017. Más del doble que el año anterior. Pero también una de las que escapan al radar de las cifras oficiales: cada mes aterrizan centenares de inmigrantes ilegales a través de las mafias, 'amigos', que les facilitan el trayecto Tegucigalpa-Panamá-París-Barcelona.

La crisis económica en el país centroamericano es atroz. Y va a más. Sus índices de delincuencia son los más altos del mundo. Más de 400.000 menores de 10 años se ven obligados a trabajar. "Si te quedas allá, entierras a un familiar cada día", sentencia Jakelyn mientras bebe junto a su prima Lincy una Fanta de naranja en un restaurante típico hondureño del popular distrito madrileño de Carabanchel. De los ocho millones de compatriotas, un millón se ha lanzado desde los años noventa a una diáspora interminable. Pero algo está cambiando. Si antes casi todas esas personas iniciaban un peligroso periplo para ir a Estados Unidos, cada vez más (ya casi el 10% de quienes deciden coger las maletas) han puesto su mirada en España.

El viaje que organizan 'los amigos' a Europa sale más barato. "Necesitas 4.000 euros", explican las dos mujeres

"Es demasiado riesgoso lo de ir a Estados Unidos. Tenga en cuenta que casi todo somos mujeres que buscamos mantener a nuestros niños y si hacemos ese viaje nos pueden matar, nos pueden violar", relata Jakelyn. Y Lincy apunta otro detalle: "Hacen falta 6.000 euros para que te crucen los coyotes y ahora con Donald Trump es muy posible que te detengan y te manden de vuelta". Una tragedia, porque ese dinero se adeuda a las mafias y hay que devolverlo. Sin embargo, el viaje a Europa sale más barato. "Necesitas 4.000 euros", explican las dos mujeres.

Pero tampoco es un camino sencillo. Los 'amigos' te prestan el dinero y te sacan un billete de avión a París, donde pernoctas una noche en un hotel. Después, prosigues camino a Barcelona. Pero a Jakelyn algo se le torció en el proceso. La detuvieron en Orly, estuvo retenida nueve días en París. "Notas el racismo, el maltrato, la humillación", relata esta mujer que se expresa en un castellano impoluto. "Te tienen en un cuartucho y tienes que gritar durante horas para que te dejen hacer pis", rememora. A los cuatro días la llevaron ante un juez. A los ocho, la metieron en un avión de regreso a Panamá. Pero estaba aleccionada y sabía que si se negaba no podían obligarla a volar contra su voluntad. "Te meten en el avión y si no sabes que debes protestar, te devuelven", resume. Después ya no quiso volver a arriesgar. Le contrató "un amigo de París" un BlaBlaCar y hasta Barcelona.

Familiares que te venden

Su caso es bastante frecuente. Jessy vivió un proceso muy similar. Y todo para acabar en un piso patera en el Ensanche barcelonés con otras 10 compatriotas. Le cobraban por todo, como si fuera un hotel, para ir devolviendo la deuda del viaje. "Todos acumulamos deudas", explica con sencillez Lincy, que se lamenta de que "hay catrachas que son muy malas. A veces son las amigas las que nos usan. Por ejemplo, la tía de unas amigas las vendió según llegaron a España, las obligaba a prostituirse y darle a ella el dinero".

Los hondureños se han aupado a la séptima nacionalidad de inmigrantes en España. Pero tienen una peculiaridad: más del 70% son mujeres con una edad media en torno a los 32 años. Los hombres, o se quedan en su país o siguen prefieriendo ir a Estados Unidos. Luis Hernández, 34 años y nacido en Tegucigalpa, es una de las excepciones. "Estados Unidos es el sueño de mis compatriotas, no quieren renunciar a ese sueño que tienen desde niños, el famoso sueño americano". Pero él sí lo hizo. "Hay que cruzar el desierto y los ríos, te matan, te roban, te amputan los miembros en las alambradas", recita para justificar su preferencia por España. "Yo me vine por una situación horrible de delincuencia y porque hay mucha homofobia". A varios amigos suyos homosexuales los mataron por ese motivo. A él nunca le pasó nada porque "allí todavía estaba en el armario".

En Barcelona hay unas redes de explotación que las colocan en casas, pero en pésimas condiciones laborales para recuperar su deuda

Luis llegó hace cinco años y ha notado en estas últimas fechas el espectacular incremento de catrachos. "Hay muchísimos más y sé que ahora hacen excursiones juntos y cosas así", revela. En Madrid, la mayoría vive en el distrito de Vallecas. Aunque hay muchos más en Barcelona. También hay bastantes en Girona. Eso se debe a que el camino abierto por los 'amigos' y las casas de acogida según se llega a España están en la capital catalana. Luis no piensa regresar nunca a Honduras: "Hay demasiadas armas".

Sin embargo, Jakelyn y Lincy sí preferirían regresar para estar con sus hijos pequeños y poderles dar un futuro. Pero eso aún no es posible. "La gente aquí te trata regular, hay mucho racista. Y más en Barcelona, que no les gustamos ni nosotras ni los moros", comenta Jakelyn. "Si no tienes papeles, te pagan poquísimo y te tratan a patadas", subraya Lincy, que llegó a trabajar por 600 euros como interna en una casa los siete días de la semana. Por eso muchas dan el salto a Madrid, porque en Barcelona hay unas redes de explotación que las colocan en casas pero en condiciones de gran explotación para recuperar el dinero de su deuda.

Redes de acogida

El veterano Aldo Salgado, que lleva 10 años residiendo en Barcelona y colabora en un programa de radio dirigido a esta comunidad, lo tiene claro: "Las causas de la migración son estructurales en Honduras, y se están acentuando desde 2009. Se han incrementado muchísimo en 2017 con la crisis poselectoral. Y ahora las migrantes tienen mejores redes. O sea, que la gente está trayendo a sus familias. Esas redes de acogida fuertes explican la mejora no solo en la cantidad de personas que vienen sino en la cantidad de personas que se quedan".

El Plan Frontera Sur, por el que México ahora también dificulta el paso a su territorio para desde allí proseguir hasta la frontera con EEUU, también ha hecho que aumenten los que escogen España. Estados Unidos "ya no es un buen sitio para inmigrantes sin papeles". Desde la embajada de Honduras, a través de la secretaria del embajador, prefirieron no comentar este sorprendente aumento de compatriotas. En total, ya hay en España más de 100.000 hondureños y emergen por primera vez entre las nacionalidades de inmigrantes más significativas.

Jakelyn Reyes nació en la región de La Paz, Honduras, hace 36 años y lleva 22 días en Madrid. Desde entonces le ha dado tiempo a que la llamen por teléfono 16 veces para preguntarle cuánto cobra la noche, si estaría dispuesta a acostarse con un anciano los fines de semana o si da masajes con final feliz. "En España, parece que las latinas somos todas prostitutas", se lamenta bajo una bandera de su país. Es una de las casi 20.000 'catrachas' —así se conoce a los nacidos en esa zona del planeta— que llegaron a España en 2017. Más del doble que el año anterior. Pero también una de las que escapan al radar de las cifras oficiales: cada mes aterrizan centenares de inmigrantes ilegales a través de las mafias, 'amigos', que les facilitan el trayecto Tegucigalpa-Panamá-París-Barcelona.

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