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Seis sencillos atajos con los que verdaderamente conseguirás adelgazar
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Seis sencillos atajos con los que verdaderamente conseguirás adelgazar

Además de ponerte a dieta, existen algunas tácticas que podemos incluir en nuestros hábitos diarios para reducir calorías, combatir los antojos y, ya puestos, perder peso

Foto: No tan cerca, pero los científicos aseguran que oler la comida antes de lanzarte a ella puede ayudarte a comer menos. (iStock)
No tan cerca, pero los científicos aseguran que oler la comida antes de lanzarte a ella puede ayudarte a comer menos. (iStock)

Cuando empezamos una dieta y nos comprometemos con un plan de ejercicios, esperamos empezar a quemar calorías cuanto antes. Qué menos, has reducido tu ingesta de alimentos a la mitad y te calzas el chándal al menos dos veces a la semana. Pero no siempre se quema grasa rápidamente, y lo que es peor, a ver quién es capaz de mantenerse en el nuevo peso algo más de un mes. Claro que tienes dos opciones: o hacerlo en serio confiando en la buenaventura de tu compromiso con el 'fitness' y la vida saludable, o coger algún que otro atajo.

“Si bien es cierto que conseguir que la pérdida de peso sea un éxito a largo plazo no es tan sencillo, me complace informar de que hay varios trucos fáciles respaldados por la investigación que realmente ayudan”, explica la nutricionista Cynthia Sass, quien recomienda en 'Health' algunas de estas tácticas que podemos incluir en nuestros hábitos diarios para reducir calorías, combatir los antojos y, ya puestos, perder peso. Y ojo porque funcionan.

1. Beber agua antes de las comidas

¿Sabías que la sensación de sed se confunde muchas veces con tener hambre? Así es, y en más ocasiones de las que crees pegar un trago de agua te va a salir más rentable que lanzarte a comer algo para saciar el apetito. De ahí que enfrentarnos a la comida bien hidratados sea una idea fantástica, recientemente respaldada por un estudio publicado en la revista 'Obesity'.

Los investigadores separaron a varios adultos obesos en dos grupos. A uno se le hacía beber casi medio litro de agua 30 minutos antes de las comidas mientras que al otro se le hizo imaginar que tenía el estómago lleno antes de enfrentarse al plato. Los participantes que empezaban a comer con la 'carga previa' de agua antes de comer perdieron algo más de cuatro kilos en comparación con los poco más de 700 gramos que eliminaron los otros.

Los participantes que eran capaces de visualizar en sus mentes su almuerzo se controlaban mejor ante la tentación de un aperitivo en mitad de la jornada

No son los únicos. Estudios previos ya habían demostrado que la ingesta de medio litro de agua antes de las comidas aumenta la tasa metabólica hasta un 30% en menos de 10 minutos por lo que, además de saciar el apetito, activa nuestro cuerpo para quemar más calorías.

2. Dale a las sopas (incluso frías)

Aunque parezca contradictorio, añadir un plato más a tus comidas puede ayudarte a reducir la cantidad de calorías. Al menos siempre y cuando éste sea una sopa o una crema, ya esté fría o caliente. En la misma línea que el anterior, el líquido de este plato ayudará a que te sacies antes y comas menos del resto del menú.

También lo confirmó un estudio publicado en 2007 en la revista 'Appetite'. En éste los investigadores demostraron que las personas que se toman una sopa baja en calorías –exacto, la mayoría de las de sobre o instantáneas no te van a servir– eran capaces de reducir la cantidad de comida que ingerían un 20% más que los que no se tomaban la ración de consomé o crema de verduras.

3. Ante la tentación, recuerda lo que has comido

¿Nunca te ha pasado que te pegas una super comilona y al poco rato, al pasar cerca de una pastelería, de pronto te comerías medio kilo de palmeras de chocolate? Los científicos de la Universidad de Birmingham han encontrado la solución para que seas capaz de resistirte a los antojos y acabar con la sensación permanente de hambre. Y no tienes que hincharte a alimentos saciantes, sólo pensar en ellos. O mejor, en lo que has comido hace unas horas.

Como si fuese una especie de autotortura, los investigadores se dieron cuenta de que los participantes que eran capaces de visualizar en sus mentes el aspecto, aromas y sensaciones físicas como la masticación y la deglución de su almuerzo se controlaban mejor ante la tentación de un aperitivo en mitad de la jornada.

El hecho es que comer sin distracciones y prestando atención a lo que ingerimos nos ayuda a ser capaces de evocar el recuerdo de lo que nos hemos zampado cuando surge la posibilidad de comer algo. Puede que no siempre seas capaz de no coger un aperitivo, “pero probablemente notarás la diferencia entre comerte una galleta o un puñado”, explica Sass.

4. Que se vean los restos del plato

¿Sueles recordar lo que comes? Piénsalo y visualiza el plato, pero lleno. Pero no hagas trampas, recuérdalo con todo: pellejos, huesos y migas de pan incluídas. Según un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Cornell no tener pruebas en el plato hace que creamos que hemos comido menos. Aquellos participantes a los que se les retiraron los restos del plato se sentían menos saciados que los que tuvieron delante las pruebas de que se habían calzado equis alitas de pollo.

Los participantes que empezaban a comer con la 'carga previa' de agua perdieron más de cuatro kilos

No es que tengas que marranear el plato, pero si mientras comes puedes dejar muestras de que, por ejemplo, te has comido dos porciones de pizza gracias a que están los bordes o que llevas tres langostinos porque ahí están las cáscaras, estarás indicando a tu cerebro lo que ya has comido y éste se sentirá más saciado.

5. Comidas coloridas

Como se suele decir, comemos con los ojos. Una vez más los refranes populares están en lo cierto. Otro estudio también realizado en la Universidad de Cornell encontró que un mayor contraste entre el color de la comida y el del plato ayuda a que comamos menos. Para prueba: unos espaguetis. Ofrecieron a los participantes platos de pasta blancos y rojos al azar y encontraron que aquellos en los que el contraste de la salsa de tomate con el fondo blanco era más llamativa comían menos. De hecho, los que escogieron platos colorados con comida del mismo tono engulleron hasta un 22% más.

“Si bien los investigadores no están completamente seguros de por qué el color marca una gran diferencia en la cantidad de comida, buscar el contraste en nuestros platos es una estrategia simple que podemos probar”, sugiere la nutricionista.

6. Huele antes de comer

Tampoco tienes que enfrentarte a comida en mal estado o a un tris de irse a la basura, pero un estudio reciente publicado en la revista 'Flavour' demostró que cuanto más fuerte es el olor de un plato menos comemos. Ante postres más aromáticos, los participantes comieron entre un 5% y un 10% menos que aquellos que apenas olían.

Prueba a añadir especias y condimentos aromáticos en tus platos. Eso mejorará la experiencia sensorial: además de más colores olerá mucho más, así que tienes prácticamente asegurada la menor ingesta de comida.

Cuando empezamos una dieta y nos comprometemos con un plan de ejercicios, esperamos empezar a quemar calorías cuanto antes. Qué menos, has reducido tu ingesta de alimentos a la mitad y te calzas el chándal al menos dos veces a la semana. Pero no siempre se quema grasa rápidamente, y lo que es peor, a ver quién es capaz de mantenerse en el nuevo peso algo más de un mes. Claro que tienes dos opciones: o hacerlo en serio confiando en la buenaventura de tu compromiso con el 'fitness' y la vida saludable, o coger algún que otro atajo.

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