Algo pasa en Japón: esto es lo que han ideado para que no te sientas solo

En Her, la película de Spike Jonze, Theodore (Joaquin Phoenix), su protagonista se enamora de su sistema operativo, llamado Samantha. Después de un traumático divorcio y aguantar durante años cierta sensación de impotencia, encuentra en lo virtual aquello que probablemente no puede ofrecerle el mundo real. Lo más llamativo del largometraje es, quizá, la normalidad con la que presenta la relación entre Theodore y Samantha, así como la aceptación que esta tiene por parte de otros personajes que han vivido experiencias semejantes. En definitiva, la soledad y las diferentes formas de aliviarla ya no son tabú en ese futuro que presenta la película.

Esta última semana, ha saltado a los medios de comunicación de todo el mundo una cadena de restaurantes japoneses que ofrece la posibilidad de disfrutar de una curiosa compañía, a pesar de que la misma abriese sus puertas hace ya unos cuantos años. Gracias a la cuenta de Twitter de una usuaria conocida como Haru, que visitó uno de estos restaurantes y relató su experiencia, el Moomin Café está en boca de todo el mundo. ¿Con quién se sentó la joven, que acudió sola a la cita? Con un hipopótamo de peluche de tamaño humano.

Una nueva vuelta de tuerca al fenómeno fan

Haru entró sola en el Moomin Café de la Tokyo Dome City LaQua. Por todas partes, estaba rodeada por decoración, personajes y merchandising extraído de la popular serie de animación finesa que tuvo un gran éxito en Japón, a pesar de que concluyese hace ya dos décadas. Hasta la comida está inspirada por la serie, que fue emitida en España por TVE a comienzos de los noventa, para ser recuperada más tarde por La 2.

Mientras esperaba su comida, uno de los camareros del restaurante le dijo a Haru que había alguien que quería sentarse con ella, si no le importaba. A continuación, un peluche gigante de Snorkmaiden (o Esnorquita) fue depositado frente a ella. “La camarera tenía una sonrisa tan grande en su cara que no podía decir que no”, explicó Haru en su cuenta de la red social. “Y además, ¡era tan mono!”

Este ha sido este el factor que ha hecho que la cadena de restaurantes haya aparecido en medios de todo el mundo (incluido Business Insider, dedicado a la actualidad económica), a pesar de que sus responsables hayan admitido que su política ha sido la misma desde que la cadena abrió sus puertas, en el año 2002. Por supuesto, el local se ha puesto de moda y las imágenes han proliferado en Instagram. Pero, al mismo tiempo, el Moomin Cafe anuncia un nuevo futuro para la restauración: el café “antisoledad”, como algunos han insistido en llamarlo.

How to fight loneliness

No es tan extraño encontrar un restaurante temático. Más allá de aquellos que no van más allá de la simple decoración (el Hard Rock Café o los que encajan con determinados clichés culturales, como los restaurantes americanos, alemanes o lo que toque), cada vez son más comunes aquellos lugares donde uno puede comer mientras unos tipos disfrazados de zombis te asustan al azar o donde los camareros cantan mientras sirven la comida.

Lo que no es tan habitual es que un restaurante admita implícitamente la posibilidad de que sus comensales puedan ir solos a los mismos, y prepare un plan de actuación en dichos casos. En Japón se dan la mano la cultura de los hikikomoris (aquellos jóvenes que deciden aislarse de la sociedad, comunicados con el resto del mundo a través de sus móviles y ordenadores) con una gran difusión de la cultura popular que se manifiesta en la pasión de masas que suponen el anime, el manga y el J-pop.

El terreno abonado para la aparición de un restaurante que ofrece una propuesta basada tanto en el merchandising (en el mismo se comercializan también productos del Studio Ghibli, fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata en 1985) como en una visión diferente a la tradicional de la restauración, en el que el local ya no es únicamente un lugar de reunión, sino que puede convertirse en un parque temático para solitarios.

La historia, aunque banal, puede dar lugar a interesantes reflexiones. Sobre todo, teniendo en cuenta que recientemente, abrió sus puertas en Ámsterdam el primer restaurante con mesas individuales del mundo. Como se preguntaba la doctora Brooke Magnanti en las páginas de The Telegraph, quizá sea el momento de que comer solo deje de ser un tabú. La periodista recuerda que en realidad, la opción elegida por el restaurante nipón no deja de ser una infantilización de la soledad, y enumera los placeres de salir a cenar sin compañía.

“La habilidad para estar solos en lugares públicos es esencial”, aboga Manganti. “Necesitamos nuestras burbujas privadas de anonimato de vez en cuando, ya seas para leer solos en el metro sin que alguien mire por encima de tu hombro o tomar tu café sin nadie en la silla de al lado”. En definitiva, reconocer que, como ocurre con el amor virtual en Her, cada persona tiene su propia manera de satisfacer sus necesidades emocionales.