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Viaje al Nueva York de pesadilla: Newtown Creek, la "caldera del veneno"
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NUEVE DE CADA DIEZ NEOYORQUINOS NO LO CONOCEN

Viaje al Nueva York de pesadilla: Newtown Creek, la "caldera del veneno"

El esplendor material de Nueva York tiene su reverso en Newtown Creek, un estuario rodeado por refinerías, desagües, depósitos de gas y factorías donde se tramita el 40% de la basura

Foto: Imagen de Newtown Creek, en Queens Borough, Nueva York, en septiembre de 2010. (Reuters)
Imagen de Newtown Creek, en Queens Borough, Nueva York, en septiembre de 2010. (Reuters)

Desde Heráclito, se dice que todo tiene su opuesto y que los opuestos forman un todo. Así, el esplendor material de Nueva York, las hileras de pasteles en las cafeterías, las montañas de productos en los supermercados y la gasolina que lubrica la economía tienen su reverso en un paisaje de pesadilla: Newtown Creek, la 'caldera del veneno'. Un estuario rodeado por viejas refinerías, desagües, depósitos de gas y factorías donde se tramita el 40% de la basura neoyorquina.

“Este no es el mundo que conocéis”, declara Mitch Waxman, historiador y fotógrafo de la zona. Siempre dice lo mismo al principio de la visita, como un narrador de cuento gótico dispuesto a enseñarte las mazmorras antorcha en mano. “Es una vía acuática desconocida. Dices Newtown Creek y nueve de cada 10 neoyorquinos no saben de qué estás hablando. Pero es el centro, literalmente, de Nueva York. ¿Cómo es posible? Es como no saber dónde está tu ombligo”.

Waxman es el historiador oficial de Newtown Creek Alliance, un grupo que monitoriza la situación del estuario. Todas las semanas organiza visitas para dar a conocer los dramas del lugar y sacarse un dinero extra. Hoy, gracias al apoyo de Atlas Obscura, le escuchan seis curiosos.

Bajo el suelo de Greenpoint hay entre 60 y 110 millones de litros de petróleo acumulados, más que los vertidos del 'Exxon Valdez' y el 'Prestige', mezclados con otros residuos

El concepto más importante de Newtown Creek, situado entre Manhattan, Queens y Brooklyn, es 'mayonesa negra'. Una masa purulenta que alfombra el lecho del río y las entrañas de Greenpoint, el barrio vecino; 150 años de sedimentos humanos e industriales que llevan de todo: fertilizantes, heces, pegamento, arsénico, y mucho petróleo.

En 1950, una alcantarilla de cemento reforzado reventó en pleno centro de Greenpoint. La explosión destrozó las ventanas de las tiendas, hirió a tres personas y dejó un boquete de tres metros en la acera que divide Huron y Manhattan Avenue. Nadie pareció comprender el motivo del incidente hasta casi tres décadas más tarde, cuando un penacho de petróleo se elevó sobre otro punto del barrio. La EPA (Agencia de Protección Medioambiental de EEUU) estima que bajo el suelo de Greenpoint hay entre 60 y 110 millones de litros de petróleo acumulados, más que los vertidos del 'Exxon Valdez' y el 'Prestige', mezclados con otros residuos.

La 'mayonesa negra' tiene hasta siete metros de grosor y es el excremento de la mayor petrolera que ha conocido Estados Unidos: Standard Oil. Antes de ser dividida por el presidente Theodor Roosevelt en 1911, Standard Oil producía el 91% del petróleo americano, y su joya de la corona estaba en Newtown Creek, donde llegó a refinar 3,7 millones de litros de crudo al día. “Cuando no sabían qué hacer con la gasolina, la vertían aquí”, declara Waxman, rodeando una superficie de espuma blanca y suciedad, que “puede ser cualquier cosa”. El guía guarda silencio al paso atronador del enésimo camión cisterna. “Hay carreteras por donde pasan 300 camiones cada hora”.

Standard Oil contaminó el agua y la tierra durante décadas, y dejó episodios dantescos. En 1882, un rayo hizo volar por los aires uno de sus tanques. “Olas de fuego se dirigían, literalmente, a la ciudad”, relata Waxman, citando una crónica de la época en 'The New York Times'. “El chorro de agua se evaporaba a una pulgada de las llamas y los bomberos se arrojaban al barro para salvar la vida”. Las autoridades solo pudieron lanzar al río un cargamento de troncos para bloquear el avance del petróleo ardiendo y esperar a que se calcinasen los tanques y las propiedades vecinas.

Los sucesores de Standard, como Exxon Mobil, extraen el vertido desde 1979; lo bombean hacia afuera y lo reemplazan con una solución salina de igual densidad. De lo contario, Greenpoint se hundiría. Por ahora, han logrado retirar más de 30 millones de litros, pero estiman que tardarán otras dos décadas en completar la tarea y que el 30% puede ser irrecuperable.

El subsuelo está contaminado, ¿y la superficie? Estudios encargados por las petroleras reconocen que la 'mayonesa negra' emite niveles peligrosos de gas metano, benceno y disolventes clorados. Aunque el impacto concreto sobre la salud de los habitantes no ha sido medido. Newtown Creek tiene, también, la mayor planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad. Cuando llueve con fuerza, esta se desborda y parte de las aguas residuales, en torno a 10 millones de litros anuales, van a parar al estuario. El paisaje lo completan 19 plantas de tratamiento de residuos.

Nueva York es la megaciudad que más energía y materiales derrocha en el mundo. A pesar de que Tokio tiene un tercio más de población, Nueva York produce casi el triple de basura: 33 millones de toneladas al año

Según un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, Nueva York es la megaciudad (contando el área metropolitana) que más energía y materiales derrocha en el mundo. A pesar de que Tokio tiene un tercio más de población, Nueva York produce casi el triple de basura: 33 millones de toneladas al año. Cuanto más rica es la ciudad, y cuanto más fría en invierno, más gasta. El neoyorquino medio consume 24 veces más energía que el habitante medio de Calcuta, en la India, y genera 15 veces más residuos.

El 40% de la basura de la ciudad llega en camiones a estas 19 plantas, que la criban, separan el metal, el reciclaje, y despachan el resto hacia los vertederos de la región. El hedor y la pesadez en el aire que normalmente deja un camión de la basura es aquí más patente; se puede mascar. El grupo OUTRAGE (Organizaciones Unidas para la Reducción de la Basura; 'indignación', por sus siglas en inglés) midió las partículas del aire entre semana, cuando pasan constantemente los camiones (80 cada hora), y el domingo. Descubrió que, entre semana, el aire se cargaba un 355%.

Newtown Creek es el epítome de la fealdad industrial. El Nueva York antipático de las bóvedas metálicas, los depósitos de gas rodeados por alambre de espino, los charcos de pecio viscoso y las refinerías oxidadas. No se salva ni el cielo, donde cuelga, a 50 metros, el Puente de Kosciuszko: 160.000 vehículos al día lo hacen crujir, forman atascos y se escurren por una de las incorporaciones más rápidas y estrechas del estado. Según una investigación de la agencia AP, el Kosciuszko pertenece a la minoría de puentes en riesgo de colapsar si falla uno de sus componentes vitales, por eso va a ser reemplazado por un puente paralelo en 2017. Las planchas de metal del Kosciuszko tabletean sobre nosotros y despiden una gotera enorme que embarra el camino.

Mitch Waxman concluye con la historia de los barrios obreros de mayoría polaca. Hileras de chalés adosados con perros que te miran desde la ventana y banderas americanas colgando de la fachada. Waxman, que publica a diario en su blog, lamenta que se sepa tan poco de “la población más ecológicamente oprimida de Nueva York”. A veces, alguna corporación petrolera le da un aviso amable; ingenieros y abogados le pasan informes que él recibe con pragmatismo.

“En muchos sentidos, Greenpoint existe gracias al petróleo”, explica. “Muchos de estos hermosos edificios fueron construidos por gente que trabajaba en las refinerías. Es un arma de doble filo. Quieres ser el evangelista que defiende unos principios, pero, al mismo tiempo, no vas a conseguir demasiado (si te opones frontalmente a la industria y al Gobierno). Lo que queremos es limpiar este desastre y ver a Newtown Creek convertirse en una vía acuática nadable y pescable”.

Desde Heráclito, se dice que todo tiene su opuesto y que los opuestos forman un todo. Así, el esplendor material de Nueva York, las hileras de pasteles en las cafeterías, las montañas de productos en los supermercados y la gasolina que lubrica la economía tienen su reverso en un paisaje de pesadilla: Newtown Creek, la 'caldera del veneno'. Un estuario rodeado por viejas refinerías, desagües, depósitos de gas y factorías donde se tramita el 40% de la basura neoyorquina.

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