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Los fondos destapan todo su poder en el Ibex y afloran 4.500 millones en derivados
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Los fondos destapan todo su poder en el Ibex y afloran 4.500 millones en derivados

La nueva directiva de transparencia obligado a desvelar todas las posiciones sobre derechos de voto, aunque sea con derivados. Sólo en el Ibex esta medida ha destapado el control sobre 4.500 millones

Foto: Bolsa de Madrid
Bolsa de Madrid

Salir de las sombras para actuar ante los ojos de todos. Es lo que persigue la nueva normativa de transparencia, que obliga a los inversores a tener que desvelar todas sus posiciones de poder sobre una compañía. Hasta ahora, estas se habían identificado con la compra de participaciones significativas, entendendidas como las adquisiciones de acciones que superasen umbrales del 3% y del 5%, o del 1% si el inversor es originario de un paraíso fiscal.

Pero la realidad es que los grandes fondos intenacionales operan en numerosas ocasiones a través de diferentes tipos de instrumentos financieros, los famosos derivados, que también les confieren los derechos de voto sobre las acciones y, por tanto, el poder efectivo sobre ellas. Para poner negro sobre blanco esta realidad, desde hace cuatro meses, la CNMV -Comisión Nacional del Mercado de Valores- obliga a desvelar estas posiciones, una medida que en este breve plazo de tiempo ha hecho aflorar posiciones sobre más de 4.500 millones entre las empresas del Ibex 35.

Aena, Amadeus, Banco Popular, Sabadell, BBVA, DIA, Enagas, FCC, Gamesa, Grifols, IAG, Iberdrola, Indra, Mediaset, Merlin Properties, Red Eléctrica y Repsol han visto aflorar posiciones de control a través de derivados que, en global, representan el 2,5% de la capitalización conjunta de todas estas entidades.

Aunque, en realidad, el golpe de transparencia es mucho mayor, porque la normativa obliga a desvelar tanto las posiciones sobre instrumentos financieros como en acciones cuando, juntas o por separado, superen los umbrales a partir de los cuales se considera una participación significativa.

Destapar también paquetes de acciones

Esto hace que, por ejemplo, en Mediaset, Blackrock haya tenido que reconocer públicamente la posesión de un 2,008% del capital, ya que se suma a otro 1,272% que tiene a través de derivados, y que juntos le llevan a superar el 3%; o que UBS desvele el 1,506% de las acciones que ostenta en Merlin, porque se añade al 5,595% que controla con derivados.

Del mismo modo, esta suma de partes conlleva que también se tengan que destapar posiciones construidas a través de instrumentos financieros que, por sí solas, quedarían muy lejos de los umbrales legales, pero que sumadas a las compras accionariales las superan, como el 0,206% que Blackrock controla de BBVA con derivados y que se añade a otro 5,032% en títulos; o el 0,19% de Norges en Gamesa, que posee otro 3,026% en acciones.

El fondo soberano de Noruega también ha tenido que desvelar todas sus posiciones en DIA, donde por derivados solo controla un 1,368%, y por compra de títulos, otro 1,643%, pero la suma de ambos supera el 3%, lo que le ha forzado a tener que desvelar dos posiciones que hasta ahora estaban fuera del escrutinio público.

Ejemplos como estos indican que, en realidad, esta normativa ha hecho aflorar mucho más de los 4.500 millones que se controlan a través de derivados, ya que también ha hecho aflorar posiciones accionariales hasta ahora ocultas por debajo del 3%.

Pero, probablemente, el ejemplo más significativo del impacto de esta medida sea FCC, compañía que primero vivió el enfrentamiento entre George Soros y Carlos Slim por hacerse con el control, vía ampliación de capital, y que ahora, tras el triunfo del azteca, está inmersa en otra colocación de papel en el mercado con una más que probable opa a la vista.

Precisamente, esta nueva normativa obligó a Soros a desvelar, el pasado diciembre, el control que tenía sobre el 3,385% del capital de la constructora a través de unos derivados, y que había mantenido hasta entonces en el anonimato.

Suma y sigue, porque, actualmente, un 35% de la compañía está en manos de TBC, Goldman Sachs y Three Bay, inversores institucionales que controlan, cada uno de ellos, más de un 11% de los derechos de voto con instrumentos financieros, lo que les confiere un importante papel ante los cruciales momentos que vive la compañía, posición de poder que ahora ya es pública.

Salir de las sombras para actuar ante los ojos de todos. Es lo que persigue la nueva normativa de transparencia, que obliga a los inversores a tener que desvelar todas sus posiciones de poder sobre una compañía. Hasta ahora, estas se habían identificado con la compra de participaciones significativas, entendendidas como las adquisiciones de acciones que superasen umbrales del 3% y del 5%, o del 1% si el inversor es originario de un paraíso fiscal.

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