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Junts pel Sí tiende puentes con Pablo Iglesias para superar el 50% del voto soberanista
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Junts pel Sí tiende puentes con Pablo Iglesias para superar el 50% del voto soberanista

La derecha nacionalista catalana está echando el lazo a los hombres de Podemos con la idea de poder exhibir una alianza que supere el 50% del voto soberanista

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Predicar y practicar el amor en política le puede dar buenos réditos al líder de Podemos, Pablo Iglesias. Los últimos movimientos dentro del mundo independentista han avivado antiguas brasas que se creían en estado letárgico y ponen de nuevo sobre la mesa la posibilidad de una confluencia rupturista con Podemos como referente nacional español. En otras palabras, que los podemitas son cortejados de nuevo por el entorno soberanista para plantar cara a los partidos que no contemplan la posibilidad, como mínimo, de aceptar un referéndum secesionista. Léase un frente antiPP, antiPSOE y antiCiudadanos.

“No hay que perder de vista un detalle: en su discurso ante el Congreso, Esquerra fue aplaudida por Podemos. Eso es un signo de que algo se está moviendo y de que hay sinergias que pueden aprovecharse”, explica a El Confidencial una fuente independentista. En Cataluña, incluso la CUP tiene previsto un ‘plan de contingencia’ para tratar de llegar a un acuerdo con Catalunya Sí que es Pot (la gran plataforma que integra a ICV, Podemos y Guanyem) en unas futuras elecciones. Se trataría de configurar un frente independentista netamente de izquierdas “y sin las servidumbres de la derecha neoconversa”.

Pero en la actual encrucijada, la situación se ha desbocado, y quien corteja ahora a los de Podemos es esa derecha precisamente. O, más bien, Junts pel Sí (JxS), que es la plataforma creada por Convergència Democràtica (CDC) y por Esquerra Republicana (ERC). La base de ese cortejo es que las tesis ‘sociales’ de Podemos podrían ser asumidas plenamente por la plataforma, cuyas tesis ‘nacionales’ también tendrían luz verde de los podemitas. No es por un posicionamiento natural, sino por puro descarte político: todos los demás grupos han dado la espalda a los soberanistas y la única manera de sumar votos y escaños es atraerse a los que no se oponen con tanta radicalidad a sus deseos. En otras palabras: la estrategia de Pablo Iglesias de mantener en su hoja de ruta la posibilidad de realizar un referéndum independentista en Cataluña le ha dado réditos. Y los soberanistas esperan que si tienden esos puentes y llegan a algún entendimiento con Podemos, se acabe su ‘aislamiento’. Favores mutuos.

Ese ‘aislamiento’, por otra parte, se debe al rompedor discurso del actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Sus dos características fundamentales son que habla sin tapujos de la independencia pero, al mismo tiempo, examina con lupa los pasos a dar para no caer en la más mínima ilegalidad.

Rechazo de la oposición

Ese discurso -e incluso la estrategia aplicada- despierta el rechazo unánime de todos los grupos de la oposición. Tanto populares como socialistas o Ciutadans no quieren ni oír hablar de la hoja de ruta del Gobierno de Puigdemont ni de sus tejemanejes en el Parlamento catalán, donde sus decisiones e iniciativas son muy controvertidas. No hay que olvidar que hoy se reúne por primera vez la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente (que presidirá el cantante Lluís Llach), impugnada ante el TC por entender que desarrollaba los puntos de la resolución rupturista aprobada el 9 de noviembre de 2015, anulada por el alto tribunal. Este pidió a Fiscalía y al Parlament de Cataluña alegaciones el pasado 18 de febrero.

En sus alegaciones, el Parlament afirmó que la creación de esta comisión “solo supone la apertura de un procedimiento parlamentario cuyo resultado final está por determinar”. Además, explicaba que “el impulso de una iniciativa parlamentaria no puede constituir nunca un supuesto de incumplimiento de una sentencia por diversas razones” y que, al margen de ello, “hay un motivo de sentido común y de rigor jurídico que lo impide”. Entre otras cosas, que la comisión no tiene “nexo jurídico” con la resolución del Parlamento. Y zanja que si se anula la comisión, “no solo se anularía una de las funciones básicas de la institución parlamentaria, sino que también atacaría de raíz un derecho fundamental, tanto de los grupos parlamentarios promotores de la iniciativa como de todos aquellos diputados que le han dado apoyo e incluso del resto de parlamentarios, pues la creación de la comisión también les ha generado unos derechos de participación vinculados al ejercicio de su cargo”.

Los tres grupos citados, además, han pedido a la Mesa de la Cámara catalana que no siga adelante con la formación de una ponencia conjunta de las tres leyes independentistas (el PP realizó su petición por escrito ayer lunes) que han de significar la ruptura definitiva con España (Ley de Transitoriedad Jurídica, de la Hacienda y de la Seguridad Social), porque los propios letrados del Parlament alertaron de que esa maniobra no solo se escapa a las competencia de la institución, sino que podía ser tildada de antidemocrática, ya que en ella participan solo dos de los seis grupos parlamentarios. Pero en las filas independentistas se hacen oídos sordos y se aplica el rodillo parlamentario de JxS y la CUP, que suman 72 escaños (la mayoría absoluta está en 68).

El objetivo primordial

Ante el rechazo de los grupos citados, los independentistas volvieron los ojos hacia CSQEP, el único grupo de la oposición que en materia identitaria podría apoyar algunas de sus tesis. “El objetivo es superar la barrera del 50% de los votos favorables a la independencia para legitimar definitivamente la ruptura. Pero esa barrera parecerá muy difícil de superar sin la bolsa de votos de Podemos. Lo natural, pues, es que se tiendan puentes con Podemos”.

Según las fuentes consultadas, el futuro de Podemos en Cataluña pasa por Ada Colau, y las relaciones de esta con Carles Puigdemont “son muy buenas”. Ahora solo necesitan, afirman las fuentes, “diseñar una revolución social que dé cobijo a la revolución nacional que propone JxS. En el independentismo, sabemos que sin el apoyo del segmento de la izquierda que representan Podemos y Colau no será posible la República catalana. Y como los demás sectores están cerrados y el techo independentista es el que es, el aliado natural es Podemos. Con ellos, será posible alcanzar el sueño”.

Predicar y practicar el amor en política le puede dar buenos réditos al líder de Podemos, Pablo Iglesias. Los últimos movimientos dentro del mundo independentista han avivado antiguas brasas que se creían en estado letárgico y ponen de nuevo sobre la mesa la posibilidad de una confluencia rupturista con Podemos como referente nacional español. En otras palabras, que los podemitas son cortejados de nuevo por el entorno soberanista para plantar cara a los partidos que no contemplan la posibilidad, como mínimo, de aceptar un referéndum secesionista. Léase un frente antiPP, antiPSOE y antiCiudadanos.

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