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Cañamero, el hombre de Podemos que defiende a Otegi y ataca a Susana Díaz
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Cañamero, el hombre de Podemos que defiende a Otegi y ataca a Susana Díaz

El Confidencial acompaña al polémico sindicalista en un mitin en Jaén, la provincia donde se presenta al Congreso. Avisa: 'Yo soy más de Diego que de Iglesias o Teresa Rodríguez'

Foto: El secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero. (EFE)
El secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero. (EFE)

Son las 22.15 horas y Diego Cañamero llega a la modesta casa del barrio de las Malvinas de Jódar donde le acogen unos camaradas jornaleros. Antes de descansar (mañana le esperan cuatro horas de coche hasta Bollullos par del Condado, Huelva), él mismo cocinará lo que sea. “Me gustan las lentejas, los potajes, los cocidos… y el otro día me salió un salmorejo de rechupete. Le he cogido el ‘puntito’”. Apenas 50 minutos antes le estaban todavía abrazando tras dar un mitin que empezó comparando a “Alberto” Rivera con ‘Bartolín’, el que fuera concejal de Deportes del PP en La Carolina (Jaén), quien en mayo de 1998 fingió durante cuatro días un secuestro de ETA para buscar popularidad. Hoy ‘Bartolín’ saldría en ‘Sálvame’ o sería un troll desinhibido.

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A Cañamero (Campillos, Málaga, 1956) no le hace falta ser más popular. Lo es desde hace tres décadas, mucho más desde que este enemigo íntimo de los terratenientes se enfrentó a la Duquesa de Alba por su tierras, asaltó supermercados como su compañero Juan Manuel Sánchez Gordillo y ahora lo es infinitamente más como candidato número 1 al Congreso por la provincia de Jaén. Es el polémico ‘fichaje’ estrella de Podemos en Andalucía. Asegura que será el primer jornalero diputado. Su presupuesto para la la campaña es de 200 euros, “que salen de mi bolsillo”, precisa.

Sentado en el moderno teatro Coliseo de Villacarrillo, municipio jienense de 11.000 habitantes situado a 87 kilómetros de la capital, parece estar ya cansado. La campaña a él le dura 24 horas. Lleva tres meses sin ver a su mujer (él habla de “compañera”) y sus tres nietas. Se coloca las gafas de cerca para enseñar las fotografías que guarda y otras que le acaban de enviar al Whatsapp de su móvil Android. El abuelo Cañamero parece más joven que lo que dice su DNI. Ha estado 27 días en huelga de hambre en solidaridad con Andrés Bódalo, pero está musculoso y eso que llegó a perder 10 kilos. Exhibe amplia sonrisa y sus ojos azules no disimulan su corazón libertario, radical y de extrema izquierdista para muchos.

Detenido Cañamero fue detenido mientras participaba en una marcha por la libertad de Bódalo

“Los mosquitos olían a vaca muerta”

Él considera que su lucha es la única posible. Lo dice este “cristiano que no católico”, discípulo de Diamantino García, el cura de los pobres, que no va a misa y le fascina el Papa Francisco y que no recibió la Primera Comunión porque con ocho años ya estaba trabajando. Le daban 30 pesetas trabajando de sol a sol en las Marismas del Guadalquivir espantando pájaros. Su padre era guardia jurado. Su madre, recuerda, mirando la pared de un lateral del teatro Coliseo, como si viera reflejada la moviola de su vida, espantaba a los mosquitos quemando un trapo que lograba impregnar de humo toda la casa. Abría las puertas y los insectos se iban. Al día siguiente el arroyo estaba lleno de mosquitos. “Era terrible. Olía como una vaca muerta”.

Jamás ha trabajado fuera del campo. “Nunca ha habido mucho trabajo”. Y como jornalero lo ha hecho, además de en Las Marismas, en Málaga, en Puente Genil, en la fresa en Huelva, en el algodón en Palma del Río… Jamás ha presentado la Declaración de la Renta “por no llegar a los ingresos mínimos” y recorre las carreteras de Jaén conduciendo su Peugeot 306 o de copiloto de sus compañeros de Jódar, su cuartel de campaña, junto a Jaén capital.

Cañamero sabe que el mitin que está a punto de pronunciar en Villacarrillo no será multitudinario. Lo olfatea 20 minutos antes de empezar, cuando llega al teatro y sólo merodean un par de simpatizantes que prueban la microfonía. “Uno, dos; uno dos; ¿se escucha? Uno, dos; uno, dos”. “Aquí es muy fuerte el PP, que gobierna, y el PSOE, como en toda Andalucía”, resalta. “Los que vendrán aquí serán los convencidos”.

Y cuando empieza a hablar de “Alberto” Rivera comparándolo con ‘Bartolín’ y el viaje a Venezuela del líder de Ciudadanos, tiene al público entregado sin remedio. “El ‘Bartolín’ de Cataluña, de Barcelona, de la parte esa, el señor 'Alberto' Rivera, ha ido a Venezuela para que le saque la prensa de la burguesía internacional, como si los problemas sólo fueran allí, como si aquí no hubiera problemas”.

“Si Podemos gana, pondremos libre a Bódalo”

Un tipo con una boina con ínfulas de ‘txapela’ aplaude como si no hubiera mañana. Camisetas del Che Guevara y de Bódalo, el ídolo provincial de Podemos encarcelado. “Si ganamos lo pondremos libre”, pronostica. Y por supuesto gritos de “Sí se puede, sí se puede” se cuelan en la mitad de su mensaje, que intercala con chascarrillos, cifras y letras que no son de medianoche.

El sindicalista del SAT, fundador del SOC (Sindicato de Obreros del Campo), y afiliado a la CUT-BAI, permanecerá cuatro años en la Carrera de San Jerónimo... si las encuestas no fallan. No promete más tiempo en el cargo y cobrará igual que un jornalero no cualificado que trabaja por día, según el convenio del campo de la provincia de Jaén. “Yo no soy casta; soy pueblo”, proclama. “Entre mi mujer y yo no ganamos más de 1.000 euros al mes”. No le hace falta más. “Soy un tipo sencillo, llano, directo”. Lo dice de él mismo este exalcalde de El Coronil (Sevilla). “A mí nadie me echó: dimití cuando tenía mayoría absoluta, pero en el sindicato me pidieron que volviera”.

Estuvo diez años en la Alcaldía. Sorteó muchos puestos de trabajo y para otros, como el del sepulturero, convocaba un referéndum. “Salió uno que lo necesitaba mucho y muy querido por el pueblo”, se alegra. El rostro cambia, mientras no deja de mirar en el móvil mensajes de Whatsapp y Telegram (apenas utiliza su cuenta de Twitter, que contabiliza 28.800 seguidores), cuando recuerda a los "traidores" que se cambiaron de chaqueta. “Las veces que mi gente perdió el poder en el pueblo ha sido por culpa de alguno que nos traicionó”.

Suena a un hombre de lealtades infranqueables. Le sigue gustando Fidel Castro. No abomina del comunismo, aunque admite que los tiempos cambian y responde en tono de broma cuando se le pregunta si él es más de Pablo o de Teresa. De Iglesias o Rodríguez. Él es más de mamá, pero no quiere dejar a un lado a 'papá Pablo'.

- ¡Yo soy más de Diego de Cañamero!, exclama con arrojo. Y ríe.

- Es una respuesta de político de manual.

- Yo no tengo dioses. Para mí nunca ha habido ni países ni dioses. Creo en la justicia social. Soy una persona vinculada al cristianismo, a la lucha pacífica y a mis creencias.

Unidos Podemos no es la panacea, ni tiene una varita mágica, pero vamos a abrir las puertas y las ventanas. Vamos a ver qué aire nuevo entra. Vamos a calar otro melón, que el que había ya amargaba. Basta ya de comer melón amargo… Vamos a probar otro meloncito porque siempre hacemos lo mismo y el resultado es igual. Si queremos hacer otra cosa hay que cambiar el voto”.

“Otegui tiene derecho a estar en política”

Ahora se jubila de la primera línea del SAT y le cede el testigo a Óscar Reina, un joven de 25 años de la escuela del cura Diamantino. Reina fue uno de los andaluces que celebraron la libertad de Arnaldo Otegi a su salida de la cárcel de Logroño. Así lo justifica Cañamero: “Otegi tiene derecho a estar en política. Está en libertad y puede presentarse”. El ex líder ‘abertzale' estuvo implicado en diversos ataques cometidos por ETA Político-Militar y en secuestros. “Si nos ponemos así, tampoco Fraga tenía que haber entrado en política en Democracia”.

Diego Cañamero interviene en un mitin en Villacarrillo. (Foto: Agustín Rivera)

El ya político de Podemos, que se compró una casa en su pueblo, de 70 metros cuadrados en régimen de cooperativa y por la que paga 140 euros al mes, tiene una obsesión principal en esta campaña: 'salvar al soldado Bódalo', el hombre que tenía que haber liderado la lista de Podemos en Jaén, como lo hizo el 20-D. La otra fijación es atacar a Susana Díaz, la presidenta “populista y folclórica” que sólo cree en “la Andalucía de pandereta, que se echan la foto y luego no hacen nada”. Díaz le echó en cara que se presentara a las elecciones por la provincia de Jaén en vez de por Sevilla. "Yo soy de toda Andalucía", resalta el sindicalista insumiso, que ha estado más de medio centenar de veces detenido.

Avisa Cañamero que no dejará el activismo. Seguirá protagonizando escaramuzas en territorio de señoritos, siempre en la defensa del campo. “Mi andalucismo es el del paro, el de los desahucios, la pobreza, los jornaleros… Esa es mi visión de Andalucía; yo lucho por eso. Por eso no entiendo que Díaz o Moreno canten en el himno de Andalucía lo de ‘Andaluces levantaos, pedid tierra y libertad’, pero cuando lo cantamos nosotros nos meten en la cárcel”.

¿Cuál será su plan de actuación como diputado? Se resiste a quedarse con uno. Tampoco con dos. Relata tres. Aquí va el primero: eliminación del requisito de las peonadas para conseguir los jornaleros 426 euros. “Es humillante e indignante tener que estar clamando a los empresarios las firmas de una jornales por los que a veces te pagan 10 euros”. El segundo: reforma de la PAC para que las ayudas vayan al campesinado “y no a los ricos”. Y el tercero: organizar las viviendas en el medio rural. “Hay 700.000 vacías en Andalucía”.

“No voy a negar que tengo bastante preocupación y no estoy contento por la gran responsabilidad que tengo. ¿Arrepentido? Claro que no”

“Cuando me meto en una cosa lo hago al 100%. No me descuido ni un minuto y seré diputado cuatro años antes de mi jubilación. Soy consciente de mis limitaciones y de las expectativas que han puesto en mí”, admite. Por eso, confiesa que ser diputado resulta “fácil”, pero “difícil representar a los tuyos. Hay que ser honesto y no desfallecer”, resalta. “A mí la cartera no se me va regastar en el tren. No voy a negar que tengo bastante preocupación y no estoy contento por la gran responsabilidad que tengo”. ¿Arrepentido? Claro que no. Y sigue con su retahíla: “Yo soy de la Andalucía de Carlos Cano, de Marinaleda. Esa es la Andalucía que quiero representar”.

“Hace falta una rebelión de la sociedad civil”

Y remata: “El pueblo tiene que apretar para cambiar cosas”. “Si le hubiéramos pedido comida para los pobres en el Carrefour en vez de entrar directamente al supermercado no salimos en los medios. Yo no estoy contra el Carrefour o Mercadona. Lo que hago es una denuncia pública de la necesidad que hay en Andalucía. Si no haces eso, no hay debate en la sociedad y no se hablan de los problemas reales. Si entras con la normativa de la legalidad democrática, los políticos no van a cambiar nada. Hace falta una rebelión de la sociedad civil. Lo que hacemos es una reivindicación profunda con métodos pacíficos”.

En las Malvinas le espera Currillo, vecino de El Coronil, el que le ayuda con la furgoneta a anunciar los mitines en las tierras de olivos jaeneras. “En los pueblos la gente es muy servicial. Me traen de comer y no quieren que gaste nada. Hay una gente que no aparece en las prensa: son los anónimos que valen un capital”. El sindicalista quiere descansar porque le espera mañana una paliza en coche hasta Bollullos. Los camaradas le jalean. Animado, lo mismo improvisa en un rato otro de esos salmorejos o gazpachos a los que dice haberle cogido “el puntito”.

Son las 22.15 horas y Diego Cañamero llega a la modesta casa del barrio de las Malvinas de Jódar donde le acogen unos camaradas jornaleros. Antes de descansar (mañana le esperan cuatro horas de coche hasta Bollullos par del Condado, Huelva), él mismo cocinará lo que sea. “Me gustan las lentejas, los potajes, los cocidos… y el otro día me salió un salmorejo de rechupete. Le he cogido el ‘puntito’”. Apenas 50 minutos antes le estaban todavía abrazando tras dar un mitin que empezó comparando a “Alberto” Rivera con ‘Bartolín’, el que fuera concejal de Deportes del PP en La Carolina (Jaén), quien en mayo de 1998 fingió durante cuatro días un secuestro de ETA para buscar popularidad. Hoy ‘Bartolín’ saldría en ‘Sálvame’ o sería un troll desinhibido.

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