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¿Vender el Partenón? Grecia sólo ha logrado 3.000 millones en privatizaciones desde 2011
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europa establece un objetivo de 50.000 millones

¿Vender el Partenón? Grecia sólo ha logrado 3.000 millones en privatizaciones desde 2011

Atenas lleva demostrando desde 2011 que no es capaz de privatizar al ritmo pretendido, una evidencia que siembra las sospechas con respecto al realismo de la nueva exigencia solicitada

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)
El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)

Las trampas en el solitario vuelven a asomar su figura enel acuerdo alcanzado entre la Eurozona y Grecia. La medida estrella del pacto, consistente en que Atenastransfiera activos públicos valorados en 50.000 millones de euros a un fondo para que sean privatizados, resulta novedosa porque no se había incluido en ninguno de los dos primeros rescates que había recibido el país, pero en realidad no es tan nueva porque las privatizaciones llevan años sobre la mesa en las relaciones entre ambas partes. Y no sólo eso, es que además Atenas lleva demostrando desde 2011 que no es capaz de privatizar al ritmo pretendido, una evidencia que siembra las sospechas con respecto al realismo de la nueva exigencia solicitada al Gobierno de Alexis Tsipras.

La Eurozona ha incluido esta medida por un motivo evidente: no se fía de que Tsipras –o incluso otro gobierno–cumpla los compromisos actuales, de ahí que incluya estos activos públicos en el acuerdo como garantía de que, esta vez sí, Atenas se tomará más en serio el proceso privatizador por la cuenta que le trae. El propósito es que Grecia venda esos activos y emplee ese dinero para devolver los préstamos del Mecanismo de Estabilidad (MEDE) yrecapitalizar sus bancos –25.000 millones–, financiar inversiones –12.500 millones–y reducir la deuda –12.500 millones–. Aunque en un principio Alemania pretendía que esos activos se gestionaran desde Luxemburgo, finalmente se quedarán en Grecia y serán gestionados por Grecia, aunque bajo la supervisión de las autoridades europeas.

Cuestión de cantidades

Pero los recelos no proceden de la ubicación, sino de los objetivos y las cantidades. Más que nada, porque la historia más reciente constata que los resultados de las privatizaciones en Grecia no dejan de ser discretos. En 2011, y con la intención de reducir el déficit público, el Gobierno griego anunció un pretencioso plan de privatización. Pasaba por recaudar 50.000 millones de euros –sí, también 50.000 millones–entre 2011 y 2015, comenzando por 5.000 el primer año y otros 45.000 entre 2012 y 2015. De hecho, y ya en el transcurso de las conversaciones que desembocaron en el segundo rescate, las autoridades europeas animaron a Atenas a que pusiera en marcha realmente esas privatizaciones.

Para ocuparse de este cometido, Grecia creó un fondo –que responde a las siglas griegas TAIPED–en el que agrupaba los activos que perseguía privatizar, y que iban de empresas públicas a playas paradisíacas, pasando por instalaciones deportivas, hoteles, castilloso puertos marítimos. Su misión no era otra que ocuparse de la venta de esos activos.

¿Ha alcanzado esos registros? No. Según el último informe de TAIPED, hasta finales de 2014 las privatizaciones se habían limitado a 7.700 millones de euros, de los que solo 3.100 habían sido realmente desembolsados.

Pero estas cifras no son las únicas que evidencian la magnitud de esos 50.000 millones establecidos ahora. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en el ya famoso borrador en el que justificaba que Grecia necesitaba una quita de la deuda, también recordaba el retraso con el que ha caminado el proceso privatizador. Dentro del segundo rescate, se contemplaba que Atenas lograra 23.000 millones de euros entre 2014 y 2022 con la venta de activos. Tomando los datos anteriores, el FMI constata "la muy pobre ejecución" de las ventas. Y, sobre todo, emplazaba a hacer una reflexión: "Es prudente y adecuado adoptar un punto de vista más realista acerca de cuántas privatizaciones se pueden materializar". El FMI hace ese ejercicio y rebaja las metas privatizadoras a 500 millones al año.

Demasiado pretencioso

placeholder Fachada del National Bank of Greece. (Reuters)
Fachada del National Bank of Greece. (Reuters)

Los responsables de la Eurozona, sin embargo, obvian estos matices. E insisten en la cifra de 50.000 millones de euros, una cifra equivalente al28% del producto interior bruto (PIB)del país. Y no sólo eso, sino que ese volumen supera la capitalización de todas las compañías que cotizan en la bolsa griega, que se limita a38.000 millones de euros.

Más referencias. Entre los activos que Grecia puede incluir en ese fondo figuran las participaciones que tieneen los bancos del país, que están agrupadas en el fondo de rescate para el sector financiero creado por Atenas. Se trata del 67% dePiraeus Bank, el 66% de Alpha Bank, el 57% de National Bank of Greeceyel 35% de Eurobank. Pero, aun vendiéndolas todas, el valor actual conjunto se limita a 7.500millones de euros, sin olvidar que todavía deben ser recapitalizadas y que, como en el resto de los activos, los inversores pedirán los pertinentes descuentos porquesaben que el país está en la obligación de vender y arrastra la situación económica que le ha llevado a tener que hacerlo.

Las cifras y los precedentes avanzan, por tanto, que Grecia no tendrá fácil cumplir con el objetivo establecido. Pero desde la Eurozona se matiza que esta vez Atenas se lo tomará más en serio y podrá cumplir esa meta. En todo caso, y sinhaber empezado a andar, el acuerdo y elnuevo rescate de Greciaya generan dudas sobre el realismo de sus puntos de partida. Una vez más.

Las trampas en el solitario vuelven a asomar su figura enel acuerdo alcanzado entre la Eurozona y Grecia. La medida estrella del pacto, consistente en que Atenastransfiera activos públicos valorados en 50.000 millones de euros a un fondo para que sean privatizados, resulta novedosa porque no se había incluido en ninguno de los dos primeros rescates que había recibido el país, pero en realidad no es tan nueva porque las privatizaciones llevan años sobre la mesa en las relaciones entre ambas partes. Y no sólo eso, es que además Atenas lleva demostrando desde 2011 que no es capaz de privatizar al ritmo pretendido, una evidencia que siembra las sospechas con respecto al realismo de la nueva exigencia solicitada al Gobierno de Alexis Tsipras.

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