Es noticia
El habitual fallo de Ramos ensucia un partido que afianza la doctrina de Lopetegui
  1. Deportes
  2. Fútbol
la selección perdió dos puntos en turín

El habitual fallo de Ramos ensucia un partido que afianza la doctrina de Lopetegui

España jugó un brillante encuentro como los de antes en el que aplastó a Italia contra la meta de Buffon, que cometió un grosero error que Vitolo aprovechó. Después, el capitán provocó el empate

Foto: Sergio Ramos protesta una decisión arbitral durante el Italia-España disputado en Turín. (JuanJo Martín/EFE)
Sergio Ramos protesta una decisión arbitral durante el Italia-España disputado en Turín. (JuanJo Martín/EFE)

España salió del Juventus Stadium con la sensación de haber perdido el partido. Sin embargo, por la máxima inglesa de ‘empatar fuera y ganar en casa’, sacar un punto de la visita a Italia debe entrar dentro de las posibilidades aceptables y hasta deseadas antes de empezar el encuentro. Pero qué diferentes son las percepciones cuando el árbitro indica el final. Venía la Selección de ser vapuleada no tanto por goles sino por juego en Saint-Denis hace apenas 100 días y jugaba en el hogar del verdugo. Se mascaba la tragedia como un chicle infinito de sabor a vómito. Aún con el recuerdo vivo, España escupió el chicle, se enjuagó la boca y eligió un fantástico día para mostrar al mundo que la doctrina de Lopetegui tiene detalles muy similares a la que hizo a este equipo el mejor de todos los tiempos.

Foto: Iñigo fue campeón de Europa sub-21 con Lopetegui de entrenador (Carmen Castellón).

Lo que sigue igual que en este tiempo reciente es el ahora primer capitán del combinado nacional. Sergio Ramos sigue restando más que suma para los intereses del equipo que defiende, ya sea el Real Madrid o España. Los de rojo dejaron viva a Italia en esos momentos finales donde el rival que se ha sentido inferior encuentra un poco de aire para respirar y poder sobrevivir. Y en tanto movimiento cercano al área de De Gea, siempre puede ocurrir que Ramos mida mal, saque una mano a pasear o derribe a un contrario en la zona de pena máxima porque está extremadamente lento. Esta vez fue Éder, una sombra del mismo que reventó a la zaga española en París, el que fue más listo que el camero, tocó el balón unas décimas de segundo antes de que llegara el del brazalete y se fue al suelo. Felix Brych, el árbitro alemán de esta noche, no vio el penalti, pero sí el asistente, que le sugirió aplicar la justicia. De Rossi ejecutó con maestría la pena e Italia sonrió cuando le tocaba llorar.

Ya no se le pueden perdonar a Sergio Ramos este tipo de fallos groseros porque después lo compense con goles milagrosos. Son demasiados, no es algo esporádico, sino que se está convirtiendo en endémico. Si hay una jugada peligrosa en el área propia, lo normal es que Ramos haga penalti. En esta temporada (y apenas está empezando, recuérdenlo) el capitán del Madrid y de la Selección ha cometido ya cuatro penaltis: uno ante el Sevilla en la Supercopa de Europa, otro ante Osasuna, otra mano ante el Villarreal y este sobre Éder. Además de haber permitido con una clara falta de concentración los goles del Sporting de Portugal y de Araujo en el Gran Canaria. Y ahí seguirá, al frente de dos portaviones por ser el más querido de la prensa española…

Pero fue casi lo único negativo de este partido por parte del plantel de Lopetegui. Julen sí planificó cómo iba a ser el partido contra Italia, cómo tenía que jugar para ser superior a través del balón y cómo defenderse una vez se perdiera. Es decir, aplicó de nuevo los criterios más básicos del juego de posición que tan bien había desarrollado este equipo para ganarlo todo. El esquema con el que jugó fue el mismo que en Saint-Denis, al igual que el contrario, pero la exposición resultó inversa. Esta vez, fue España la que generó juego interior por la apertura de pasillos interiores con la colocación de los centrocampistas, abrió el campo hacia los extremos para obligar a Italia a ocupar mayor superficie, permitió la acumulación de jugadores en un costado para finalizar por el contrario y, si la jugada no salía bien, esa ideal disposición sobre el campo permitía que el poseedor del balón se viera inmediatamente rodeado de dos o hasta tres efectivos españoles deseosos de quitárselo.

España tuvo muchísimo la posesión, pero no es un objetivo, sino una consecuencia de lo explicado anteriormente. Es decir, no se busca tener el balón, sino cumplir los requisitos para generar ocasiones de gol, y claro, si la pelota está en tus pies, tienes más opciones de hacer daño. Hasta Diego Costa lo entendió. En este método, el ‘9’ o es Messi o participa poco en el juego. Su labor es más la de arrastrar centrales y dejar huecos para los jugadores de segunda línea. Y Bonucci no se separó de Costa, por lo que el camino hacia Buffon era más sencillo, más directo, para Silva e Iniesta. Koke encontró en esa dinámica la felicidad que le niega Simeone enclaustrándolo en el repliegue y destacó donde Thiago no lo ha podido hacer todavía.

La Selección ha cambiado más que Italia con respecto a Saint-Denis. Ventura despliega un sistema idéntico al de Conte, pero sin las mismas virtudes tácticas que su predecesor. Con Montolivo por Giaccherini y Romagnoli por el sancionado Chiellini, Italia debía jugar a lo mismo, pero no lo hizo. Se sintió intimidada desde el inicio y constreñida a jugar en largo para Pellè buscando la efectividad de la Euro, pero encontrando a un Piqué esta vez sí atento y superior. En el juego de posición, o ganas o mueres.

El que iba a asestar el golpe era un canario. Vitolo es un fijo ya para Lopetegui, que salvo el punta, tiene definido su equipo ideal. Y el sevillista está en él de manera aparentemente definitiva. Su influencia en el primer tiempo fue más posicional, menos relevante en el juego de forma directa, y esperó a la reanudación para buscar la espalda de la adelantada y cansada defensa italiana. Al igual que Diego Costa, atacó insistentemente a Bonucci, Barzagli y Romagnoli hasta que una vez funcionó. Y lo hizo porque falló el que no falla casi nunca. Buffon cometió un error que si lo hubiera hecho Casillas sería portada hasta en Marte. Vitolo aceptó el regalo ante la incredulidad de De Sciglio y de todo un país.

El otro problema aún por solucionar de este equipo es lo que la España de Del Bosque ejerció con soberana maestría en el bienio 2010-12: la posesión defensiva. A partir del gol, España pudo hacer más, tenía espacio por delante y un rival volcado hacia el marco contrario gracias a la agitación de Immobile. Pero era legítimo creer que era suficiente con ganar 0-1. La España de Del Bosque movía el balón al ritmo que marcaba Xavi, el único genio del fútbol que ha sido capaz de generar una avalancha ofensiva o hacer que sus compañeros se tomen una valeriana. Mover el balón, de un lado a otro, sin intenciones ofensivas, pero sin arriesgar la posesión, dejar que pase el tiempo, que corra el reloj y que se desesperen los rivales. Pero no pasa nada, eso se aprende con el tiempo. Lopetegui ha hecho que España juegue bien de nuevo, ahora debe hacer que también juegue con inteligencia.

Ficha técnica

1 - Italia: Buffon; Barzagli, Bonucci, Romagnoli; Florenzi, Montolivo (Bonaventura, m.30), De Rossi, Parolo (Belotti, m.76), De Sciglio; Eder y Pellé (Inmobile, m.59).

1 - España: De Gea, Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba (Nacho, m.22), Busquets, Koke, Iniesta, Silva, Vitolo (Thiago, m.84) y Diego Costa (Morata, m.67).

Goles: 0-1, m.55: Vitolo. 1-1, m.82: De Rossi.

Árbitro: Felix Brych (GER). Amonestó a Parolo (49) y Bonaventura (63) y Bonucci (86) por Italia; y a Busquets (27), Vitolo (44), Diego Costa (45), Ramos (75) y Piqué (85) por España.

Incidencias: encuentro correspondiente a la segunda jornada de la fase de clasificación al Mundial 2018, celebrado en el Juventus Stadium ante la presencia de 37.000 espectadores. Daniele De Rossi fue galardonado por UEFA tras superar el centenar de partidos con Italia. 

España salió del Juventus Stadium con la sensación de haber perdido el partido. Sin embargo, por la máxima inglesa de ‘empatar fuera y ganar en casa’, sacar un punto de la visita a Italia debe entrar dentro de las posibilidades aceptables y hasta deseadas antes de empezar el encuentro. Pero qué diferentes son las percepciones cuando el árbitro indica el final. Venía la Selección de ser vapuleada no tanto por goles sino por juego en Saint-Denis hace apenas 100 días y jugaba en el hogar del verdugo. Se mascaba la tragedia como un chicle infinito de sabor a vómito. Aún con el recuerdo vivo, España escupió el chicle, se enjuagó la boca y eligió un fantástico día para mostrar al mundo que la doctrina de Lopetegui tiene detalles muy similares a la que hizo a este equipo el mejor de todos los tiempos.

Selección de fútbol de Italia Sergio Ramos Diego Costa Vitolo Gianluigi Buffon Julen Lopetegui
El redactor recomienda