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El desgaste del Atleti que pone en serio peligro el menguado contrato de Simeone
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el peor momento del argentino en el atlético

El desgaste del Atleti que pone en serio peligro el menguado contrato de Simeone

Quitó dos temporadas al contrato que firmó en su día. El nuevo expira en junio de 2018, pero no se puede descartar que al acabar el presente ejercicio, el argentino haga las maletas

Foto: Simeone da instrucciones durante el partido que disputaron Villarreal y Atlético de Madrid en El Madrigal. (EFE)
Simeone da instrucciones durante el partido que disputaron Villarreal y Atlético de Madrid en El Madrigal. (EFE)

Un Atlético de Madrid irreconocible. Apenas hay rastro del equipo pétreo que asfixiaba al rival, que lo sometía con una energía superlativa. Grandes y pequeños padecían al equipo del Cholo Simeone un día detrás de otro. Era peor que un dolor de muelas, un enemigo temible en cualquier escenario o situación. Pero tras años de luces y éxitos, ha entrado el equipo rojiblanco en una espiral negativa que pocos esperaban. Tras cinco años, el desgaste hace aflorar las primeras grietas. Nítidas y profundas. Tanto, que hasta el menguado compromiso del argentino, rubricado el pasado verano, también empieza a erosionarse. Desde luego, dentro del vestuario, los jugadores le ven lejos a partir del próximo 30 de junio, un año antes de lo pactado.

Foto: El Cholo Simeone tiene decidido poner punto y final a su etapa en el Atlético de Madrid dos años antes de lo previsto (Reuters)

El periodo de silencio tras la aciaga —para el Atlético— final de Milán caló en el vestuario. Para mal. Ya antes del partido que acabó ganando el Real Madrid en la tanda de penaltis, algún detalle apuntó en esa dirección. Todos los jugadores tuvieron claro que su líder reflexionaba seriamente sobre la opción de abandonar el barco. Simeone estuvo varios días desaparecido, sin que en el interior del club se supiera cuál iba a ser el desenlace. "Es un momento para pensar", dijo en la sala de prensa de San Siro. Tras meditar, también negociar, accedió a continuar en el Atlético de Madrid, aunque rebajando la duración del contrato en vigor. De 2020 a 2018. Quién sabe si finalmente será 2017 el año del punto y final.

La excelente sintonía que siempre unió a entrenador y jugadores ya no es tal. Las primeras fisuras empiezan a manifestarse claramente en la convivencia diaria, lo que luego se traslada al terreno de juego. Muchos jugadores dejaron de ganar importantes cantidades de dinero por quedarse en el Atlético de Madrid, en el Atleti del Cholo. El escenario ahora es otro. Ya no le miran los futbolistas de la misma manera, saben que la mente del líder está en otra parte y desde hace tiempo. Reconocen que Simeone se peleó con la dirigencia para que uno y otro tuvieran un contrato más suculento, pero todos los afectados, con ofertas en la mano, tenían muchos más billetes garantizados en otra parte. Se quedaron para seguir formando parte de un proyecto sólido, pero ya no lo es. Al menos hoy. Se quedaron por el Cholo, al que hoy ven con la mente en otra parte. Posiblemente en Milán.

El trabajo diario

Las relaciones con la cúpula se han ido deteriorando con el tiempo. Simeone siempre apretó al máximo para conseguir los mejores efectivos para potenciar el plantel, lo que provocó más de una fricción que ha ido debilitando la coexistencia. Ya no existe el mismo 'feeling', sí mucha más distancia entre las dos partes. Se conocen dirigencia y estratega desde hace muchos años, desde que Simeone vestía de corto y lucía las rayas rojiblancas. Entonces, Radomir Antic impuso su criterio y el Cholo, con el que la relación era pésima, fue traspasado al Inter de Milán, aunque el argentino era ídolo absoluto para la grada. El técnico conoce el paño, que se dice, y desde que regresó al Vicente Calderón, esta vez como entrenador, siempre tuvo claro que en algún momento la fractura con los administradores llegaría tarde o temprano.

Las intensas jornadas de trabajo que se suceden desde hace cinco años también han hecho mella en el grupo. Tras el doloroso episodio de Milán, Simeone se sintió con fuerzas para levantar a la tropa, habló de convencer de nuevo a sus jugadores para que se pusieran en pie para seguir guerreando. Pero ese mensaje no ha calado como antes. Esas minuciosas y extenuantes sesiones de entrenamiento cada vez son digeridas con más dificultad por los futbolistas. Al final, también aparecen heridas a la vista por ese lado. Mientras hubo firme creencia en el líder y su equipo de trabajo, no hubo problema; ahora que la confianza en el cuerpo técnico emite señales de debilidad, los pésimo resultados han llegado en cascada.

El relevo

Ni un gol en los últimos tres partidos, Griezmann seco en las últimas ocho jornadas de LaLiga Santander, jugadores infalibles que ahora llegan tarde al cruce... Las estadísticas solo reflejan la actual realidad de un equipo perdido, cada vez más alejado de su entrenador. Su misión, porque hay tiempo para ello, es recuperar todo lo que llevó al Atlético de Madrid de regreso a la élite. Habló Gabi de "recuperar el partido a partido", pero eso no es suficiente. Simeone trató de variar su estilo, evolucionarlo hacia un escenario más vistosos a ojos del espectador. Pero ese cambio de guion chirrió en el núcleo duro del vestuario.

Con este panorama, en las tripas del club se tiene claro que hay que ir pensando en qué relevo es el mejor para el entrenador argentino. Algunos nombres ya afloran en privado. Y no es tarea sencilla reemplazar a un técnico irrepetible y que ha dado tanto al club. Más cuando las últimas decisiones, nombre del nuevo estadio y transformación del escudo, han vuelto a enfrentar a la afición con la directiva. Lo previsto es que Simeone estrene el banquillo del nuevo escenario, pero en la actualidad no se puede garantizar que suceda.

Un Atlético de Madrid irreconocible. Apenas hay rastro del equipo pétreo que asfixiaba al rival, que lo sometía con una energía superlativa. Grandes y pequeños padecían al equipo del Cholo Simeone un día detrás de otro. Era peor que un dolor de muelas, un enemigo temible en cualquier escenario o situación. Pero tras años de luces y éxitos, ha entrado el equipo rojiblanco en una espiral negativa que pocos esperaban. Tras cinco años, el desgaste hace aflorar las primeras grietas. Nítidas y profundas. Tanto, que hasta el menguado compromiso del argentino, rubricado el pasado verano, también empieza a erosionarse. Desde luego, dentro del vestuario, los jugadores le ven lejos a partir del próximo 30 de junio, un año antes de lo pactado.

Diego Simeone Miguel Ángel Gil Marín
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