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Al Atlético no lo reconoce ni el Cholo
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a 12 puntos del madrid y seis del barça

Al Atlético no lo reconoce ni el Cholo

El Atlético de Madrid ha dejado de ser el equipo que siempre estaba enchufado para pasar a ser uno vulgar y medroso. El Villarreal se aprovechó de dos errores de bulto para llevarse los tres puntos

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Un equipo blando, lo que jamás se sospechó que podía pasar. El Atlético de Simeone ha batido en este lustro todas las cotas de vigor que se recordaban en el fútbol. Era el equipo más peleón, el más luchador y el más concentrado, condiciones todas imprescindibles para ponerse a la altura de los dos gigantes contra los que compite. La intensidad está en huelga, distraida, disuelta en un mar de apatía que convierte una máquina bien engrasada en un equipo muy vulgar. Porque sigue habiendo jugadores buenos, la plantilla en este tiempo ha ido creciendo en talento cada año, pero si no se proponen ser aguerridos las respuestas no aparecerán.

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La muestra más clara se encuentra en el primer gol del Villarreal. El balón deambulaba por el mediocampo cuando lo cogió Tiago. El portugués pensó que la mejor opción era un pase atrás y le salió un churro. Un envío débil, mojigato, sin tensión para Godín, que por primera vez desde que iba a jardín de infancia no parecía enchufado en la jugada. Llegó tarde y flojo, saltándose todos los mandamientos del cholismo. Suficiente para que Trigueros se quedase con el balón y de un derechazo cruzado el balón se colase en la portería de Oblak.

Recapitulen un segundo ese gol. Dos jugadores expertos, de eficacia probada en el universo cholista, concienciados de su fuerza y acostumbrados a ir a la guerra con todas las armas se hacen un lío por dos faltas de concentración encadenadas que terminan en catástrofe. Después de haber cientos partidos del Atlético del Cholo nadie pensaba que eso pudiese ser real. Esas cosas le pasaban a otros, al Real Madrid, al Barcelona, al resto de equipos del mundo. Jamás si la camiseta es rojiblanca y tu estadio está en la orilla del Manzanares.

El error, además, no fue una cosa aislada. Porque en el segundo gol sucedió otra de esas cosas que no se planteaban como posibles en la cosmología atlética. Un balón colgado desde la banda, sin peligro aparente, más bien flojo... y una salida sin ningún sentido de Oblak. El esloveno, uno de los mejores porteros del mundo y compendio de la seguridad absoluta salió a por uvas, también con menos garra de la necesaria y fue incapaz de atrapar un balón que solo podía ser suyo. Es más, esa acción le dejó con el hombro izquierdo dislocado y fuera de combate. Algo similar le pasó a Tiago, que tras su error del primer gol también tuvo que marcharse del campo con problemas físicos. Lo más parecido a un funeral, que se terminaría, además, con otro gol de los amarillos.

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GRA386. VILLARREAL (CASTELLÓN), 12 12 2016.- El técnico del Atlético de Madrid, Diego Simeone, se dirige a voces a su jugador Juanfran, durante el partido frente al Villarreal correspondiente a la 15 jornada de la Liga disputado esta noche en el Campo del Madrigal. EFE Manuel Bruque

Luchar por la Champions

Son dos puntos claves en un partido en el que la tónica general atlética fue la abulia. En ningún momento pareció un equipo organizado, cuando en otros tiempos lo era hasta el extremo. El ritmo, la velocidad, también parecían más de pretemporada que de un partido crucial. Y solo puede considerarse como tal este duelo contra el Villarreal, pues a los de Simeone ahora les toca pensar más en entrar en la Champions League que en ser campeones de Liga. Esa es la primera derrota, y quizá uno de los detonantes de la falta de entusiasmo que se percibe en el cuadro rojiblanco. Porque no entran las mismas ganas de meter la pierna cuando el premio final son las estrellas que cuando la competencia quedará en nada. Y a doce puntos del Madrid y seis del Barcelona, por más partidos que queden por delante, las esperanzas se difuminan.

Foto: Griezmann se lamenta de una oportunidad perdida (Reuters)
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El Villarreal, de hecho, está por encima de los rojiblancos en el campeonato. Es el equipo de siempre, bien organizado, con una plantilla superior a lo que se podría esperar de un equipo de una ciudad pequeña, con un campo pequeño y una historia no muy lustrosa. Es un milagro futbolístico y económico de primer orden, el típico caso de estudio para las universidades y difícilmente replicable en cualquier otro lado. Sumen los nombres: Pato, Trigueros, Soriano, Sansone, Dos Santos, Brono, Jaume Costa... igual no les suenan como candidatos a Balón de Oro, desde luego no es ese el nivel, pero siendo buenos se han conjurado -y conjuntado- para parecer aún mejores. Con la calma que da vivir en un entorno de presión relativa y, especialmente, las ideas muy claras, el equipo se mantiene ahí con el tiempo, inmutable y compitiendo. Están en la mezcla para ir a la Champions, con el Atlético, el Sevilla, quién sabe si también la Real Sociedad.

Ese equipo en el que todos son solidarios y tienen las cosas claras fue en otro momento el Atlético de Madrid. Los rojiblancos, además, se podían permitir días malos, porque las estrellas podían rescatar al equipo de la mediocridad. El problema ahora es que ni siquiera eso funciona. ¿Qué fue de Griezmann, flamante Balón de Bronce? Pues está desconocido. Los malidicentes cuentan que se ha tomado demasiado en serio los elogios que le han llovido en estos tiempos. También eso hay que saber gestionarlo y en el Atlético ese norte se ha perdido. Correa o Gameiro, que ayer fueron de la partida, tampoco parecen enchufados. Y si Carrasco se quedó en el banquillo no es casualidad sino consecuencia del fútbol anémico de las últimas semanas.

El anticlimático lunes, un día que es el fútbol como el aguafiestas a una boda, dejó un partido con poco salero, con un equipo con las cosas claras y otro que se dejó, una noche más, la identidad en el vestuario. Y eso ocurrió ya contra el Madrid, que también perforó tres veces la red rojiblanca, del mismo modo que se noto ante el Espanyol, donde no fueron capaces de subir de un empate en su propio estadio. Son demasiadas baldosas en ese camino de perdición, el Atlético, sumido en esas guerras tan propias sobre el escudo, el estadio y la tradición, tiene que recuperar el ADN que les hizo el equipo más competitivo que se recuerda -quizá no el mejor, siempre el más concentrado-. Sin todo eso, no habrá premio.

Ficha técnica:

3. Villarreal: Asenjo, Mario, Víctor Ruiz, Álvaro, Jaume Costa; Jonathan Dos Santos, Bruno, Manu Trigueros (N'Diayé, m.92), Soriano; Sansone (Santos Borré, m.90) y Pato (Rodri, m.79).

0. Atlético de Madrid: Oblak (Moyá, m.40), Juanfran, Godín, Savic, Lucas; Koke, Tiago (Saúl, m.29), Gabi, Correa (Carrasco, m.65), Gameiro y Griezmann.

Goles:1-0, m.28: Manu Trigueros. 2-0, m.38: Jonathan Dos Santos. 3-0, m.93: Roberto Soriano

Árbitro: Hernández Hernández (C.Canario). Amonestó por el Villarreal a Sansone, Álvaro y Dos Santos, y por el Atlético a Correa, Saúl y Gabi.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 15 de LaLiga Santander disputado en El Madrigal.

Un equipo blando, lo que jamás se sospechó que podía pasar. El Atlético de Simeone ha batido en este lustro todas las cotas de vigor que se recordaban en el fútbol. Era el equipo más peleón, el más luchador y el más concentrado, condiciones todas imprescindibles para ponerse a la altura de los dos gigantes contra los que compite. La intensidad está en huelga, distraida, disuelta en un mar de apatía que convierte una máquina bien engrasada en un equipo muy vulgar. Porque sigue habiendo jugadores buenos, la plantilla en este tiempo ha ido creciendo en talento cada año, pero si no se proponen ser aguerridos las respuestas no aparecerán.

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