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Mourinho no piensa dimitir por ahora, ni Florentino echar al técnico portugués
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EL DESGASTE QUE PRODUCE, ESO SÍ, PASA FACTURA AL PORTUGUÉS EN EL CLUB

Mourinho no piensa dimitir por ahora, ni Florentino echar al técnico portugués

No hay retorno. Al menos por el momento. Ni Florentino Pérez piensa en despedir a José Mourinho, ni el portugués se ha planteado su marcha en

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Mourinho no piensa dimitir por ahora, ni Florentino echar al técnico portugués

No hay retorno. Al menos por el momento. Ni Florentino Pérez piensa en despedir a José Mourinho, ni el portugués se ha planteado su marcha en plena temporada. Sigue con sus batallas, sus guerras internas y un cada día más palpable distanciamiento con la plantilla y con algunas maneras de actuar del club, que chocan con su manera de entender el fútbol, en especial en las instituciones. El objetivo del técnico luso sigue siendo el mismo que cuando llegó al club blanco: ganar una cuarta Liga en un campeonato diferente y levantar la Champions, para después buscar su futuro lejos del Real Madrid, tal y como hizo con anterioridad en el Oporto y el Inter. Es más, en el club cuentan con ello. Por el momento hay resignación. No hay otra.

El primero de los objetivos ya lo ha logrado; el segundo, está en camino pese a lograr el pase a los octavos de final de la Champions como segundo de grupo. Por ese motivo, no va a decir adiós en plena temporada. Su orgullo se lo impide. Sería admitir una derrota. Además, su salida está muy penalizada en lo económico -en torno a los 20 millones de euros- y esa idea no pasa por su cabeza.

El presidente, en el vestuario

La escena de Florentino Pérez en el vestuario no es nueva. En el Benito Villamarín sorprendió porque le delataron las cámaras, pero su presencia es habitual desde la llegada de Mourinho. La relación entre ambos sigue siendo cordial, pero el portugués desgasta, abrasa, es una persona complicada al máximo y eso termina pasando factura y más cuando el equipo ni juega bien ni obtiene buenos resultados.

Malos tiempos corren por el Santiago Bernabéu que, por cierto, tomará la palabra el próximo fin de semana con motivo del partido ante el Atlético de Madrid, que llegará muy por encima del Real Madrid, algo impensable en la última década. Hasta los más fieles levantan la voz ante la situación del equipo y las sensaciones que transmite. Todo, pese a que en la zona noble insisten en dar sensación de tranquilidad. Sin embargo, para el entorno, la derrota ante el Betis y el hecho de haber entregado la Liga en el mes de noviembre, llevan la situación al límite cuando se trata de un equipo como el Real Madrid y un entrenador como José Mourinho, el técnico que no sabe convivir con las derrotas. Algo que ya ha saboreado en más ocasiones en el presente campeonato que en la Liga pasada. Cuando llegan los traspiés, el técnico activa las alarmas y se pone a buscar culpables por todos lados, tal y como demostró tras el partido ante el Betis.

Mourinho y la plantilla

La relación de Mourinho con la plantilla sufre un constante desgaste. Casillas recogió el guante el pasado sábado al afirmar que igual deberían hacer algo más, respaldar al técnico en sus protestas, pero la situación ha vivido momentos de tensión suprema durante las semanas anteriores. Curiosamente, la bronca del Ciutat de Valencia unió al grupo con el entrenador, algo que no había sucedido en toda la temporada. Los jugadores y el técnico apenas se hablaban. La relación era nula. El vestuario había desconectado del mensaje de Mourinho a raíz del episodio vivido entre Sergio Ramos y Özil con Mourinho. El distanciamiento entre los jugadores españoles, con algún aliado más, era total, pero la aparición de David Navarro y Ballesteros unió al grupo de nuevo. Algo parecido sucedió la pasada temporada tras el partido ante el Villarreal.

Florentino Pérez y José Ángel Sánchez tenían conocimiento de lo que sucedía. Temían que la guerra entre Sergio Ramos y Mourinho se cobrara alguna víctima. Más que nada porque conocen al técnico y saben que no admite que nadie saque la cabeza por encima de la suya. "No le va a temblar el pulso", comentaron durante esos días. El episodio del Ciutat de Valencia sirvió para dar la crisis por cerrada, pero el empate ante el Manchester City y la derrota ante el Betis ha despertado a la bestia que Mourinho lleva dentro y que le lleva a intentar justificar la derrota.

Según confiesan directivos del Real Madrid, la situación no es como la de la pasada campaña tras la derrota ante el Barcelona en Copa, momento en el que filtró que se iba al término de la temporada. Claro que esos mismos dirigentes blancos saben que un nuevo fallo puede ser definitivo. Y aunque parezca mentira a tenor de la historia reciente, en el horizonte aparece el Atlético, el equipo que puede desatar la tormenta definitiva.

No hay retorno. Al menos por el momento. Ni Florentino Pérez piensa en despedir a José Mourinho, ni el portugués se ha planteado su marcha en plena temporada. Sigue con sus batallas, sus guerras internas y un cada día más palpable distanciamiento con la plantilla y con algunas maneras de actuar del club, que chocan con su manera de entender el fútbol, en especial en las instituciones. El objetivo del técnico luso sigue siendo el mismo que cuando llegó al club blanco: ganar una cuarta Liga en un campeonato diferente y levantar la Champions, para después buscar su futuro lejos del Real Madrid, tal y como hizo con anterioridad en el Oporto y el Inter. Es más, en el club cuentan con ello. Por el momento hay resignación. No hay otra.

Florentino Pérez José Mourinho