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Iberdrola se hace 'hipster'
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Iberdrola se hace 'hipster'

La compañía ficha a Leiva y Marlango para amenizar la presentación de sus cuentas. ¿Se ha rendido el indie a las corporaciones?

Foto: Marlango: Leonor Watling y Alejandro Pelayo (Pablo López Learte)
Marlango: Leonor Watling y Alejandro Pelayo (Pablo López Learte)

De Woodstock a Iberdrolalandia…. La nueva junta de accionistas de Iberdrola, un "evento multidisciplinar" celebrado ayer en el Palacio Euskalduna (Bilbao), contó con la participación del rockero Leiva, los inclasificables Marlango y el hipersensible periodista Carlos del Amor, estrella de la sección de cultura de TVE. Un "happening" empresarial con un ratito para el rock stoniano y otro para reelegir como consejero al ex ministro Ángel Acebes, bajo sospecha en los casos Bankia y Bárcenas

Pedimos entrevista con Marlango, para conocer sus motivaciones. Nos responde una empleada de su compañía de contratación, Morgan Britos S.L. "No tenemos tanta relación con el mundo corporativo. Marlango es casi el único grupo de nuestro catálogo que solicitan para eventos privados empresariales. Al ser más mediáticos que otros tienen estos shows que compensan la mala situación de la industria, con el IVA tan alto y la caída de ventas. Son conciertos que se pagan igual que cualquier otro, ni más ni menos, porque el público no se entera de que se hacen. Por cierto, ¿cómo has sabido tú lo de Iberdrola?". Contesto que ha salido publicado en varios medios. ¿No debería cobrarse más caro cuando se hace publicidad de una empresa? Respuesta:

"Creo que no, pero le voy a preguntar a mi jefe". Pasa un minuto hablando con él. "Me dicen que los conciertos para empresas se cobran igual, pero que todo esto son datos confidenciales y que no debería estar hablando esto contigo". ¿Nos concedería Marlango un entrevista sobre sus criterios para aceptar y rechazar sponsors? "No creo, no creo". ¿Se lo puedes preguntar? Nos cuelga el teléfono de manera abrupta.

'Son conciertos que se pagan igual que cualquier otro, ni más ni menos'

Leiva, recién llegado de Argentina, tenía la agenda demasiado apretada para una entrevista. Por eso hablamos con su representante, el veterano Paco López, de la agencia Attraction. "Entenderse con las marcas no es fácil, siempre es una guerra. Debes encontrar el difícil equilibrio que supone unir tu imagen a la suya y no salir demasiado perjudicado. Cuando un artista es muy grande y puede prescindir de patrocinios, normalmente lo hace. Las marcas de alcohol, tabaco o de instrumentos musicales son quizás las que mejor sientan a un artista, al ser elementos que se asocian de forma natural a sus vivencias y usos. Por el contrario, las marcas de coches, entidades bancarias, combustibles etcétera son las que normalmente son más rechazadas por los artistas o aceptadas de peor gana".

La solución de Leiva parece ser el "todo vale": lo mismo toca para accionistas de una empresa del Ibex 35 que en un acto de Izquierda Unida para apoyar al candidato Luis García Montero. Será el próximo domingo 26 de abril en La Riviera de Madrid.

'Debes encontrar el difícil equilibrio que supone unir tu imagen a la suya y no salir demasiado perjudicado'

Corporaciones rockeras

En los años sesenta del siglo XX el mundo corporativo empezó a darse cuenta de que tenía que deshacerse de su imagen gris y burocrática. Las grandes campañas publicitarias empezaron a volverse psicodélicas y los jóvenes ejecutivos abandonaron el look de oficinista para convertirse en "creativos" dispuestos a cualquier transgresión (ética y estética) con tal de obtener visibilidad o beneficios. El resultado son decisiones como la nueva junta de accionistas de Iberdrola.

¿Por qué debería ser polémico aceptar un concierto para Iberdrola? Las grandes eléctricas y petroleras españolas cada vez tienen peor reputación cultural. Especialmente tras el programa Salvados Oligopoly: el juego de la energía, emitido en noviembre 2012.

Allí se recogían, entre otros, los testimonios críticos de Carmen Monforte, periodista de Cinco Días, y de Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica de España y exconsejero de la Comisión Nacional de la Energía. Denunciaban con datos que estas compañías aplican tarifas abusivas, deliberadamente complicadas para impedir su comprensión por parte de los consumidores.Su posición dominante en el mercado es posible gracias a un sistema de puertas giratorias con la clase política y al control de gran parte de la prensa a través de campaña publicitarias e intercambio de favores con expertos.

Según cálculos de Facua, más de un millón de familias no pudieron pagar el recibo de la luz en 2013. El año pasado, Iberdrola cortó la luz a 335.731 abonados. Mil de esas familias se quedaron sin luz de forma definitiva.

Toma el dinero y corre

Marlango y Leiva son artistas habituales en los medios, pero bajemos un peldaño hasta la escena independiente. David Carabén, vocalista de Mishima, fue objeto en 2012 de un intenso troleo en las redes por participar en una campaña del Banco de Sabadell. En esta reciente entrevista nos explicaba que aceptó por sus hijos. Tres años más tarde, sigue defendiendo la teoría de que prestarse a estos anuncios no revela necesariamente una posición política reaccionaria. "Quienes nos dedicamos a la música popular solo hemos podido vivir de nuestro trabajo durante medio siglo, entre los años cincuenta y la llegada de las descargas ilegales masivas en los 2000. Antes dependíamos de mecenas y ahora volvemos a esa situación. Recuerdo ir toda mi vida a escuchar música clásica al Palau de la Música o al Liceu y comprobar los conciertos estaban patrocinados por bancos y otras grandes marcas. Aquí no existe una gran tradición de consumo cultural".

'Antes dependíamos de mecenas y ahora volvemos a esa situación'

Carabén explica su postura con un ejemplo cotidiano: "Los músicos somos como panaderos y no puedes ir valorando si cada cliente es digno de comprar una barra. No estoy dispuesto a juzgar a los demás porque no conozco su situación económica. Recuerdo haberme escandalizado cuando leí que Beyoncé cobraba una millonada por tocar unas canciones para los Gadafi. Hay grados y podemos ser críticos, pero en el fondo ella está haciendo el trabajo para el que se ha preparado y que le pagan por hacer. ¿Tanto importa quién se come los panecillos?".

Tocar para el señor Scrooge

En el otro lado del espectro está Manolo Martínez, mitad de los disueltos Astrud, además de ex ejecutivo de mercadotecnia. "Yo tuve la suerte, por decirlo de alguna manera, de trabajar como marketing mánager. Cuando decidí dejarlo en 2004 tenía un puesto bastante senior en una gran empresa. El trabajo consiste en identificar y explotar, lo más descarnadamente posible, la facetas de irracionalidad en los consumidores. Empecé a sentirme mal conmigo mismo y terminé por dejarlo. Como músico, para lo que te quieren es para acercarse al público joven, buscar legitimidad asociándose con nombres que caen bien para conseguir sus objetivos, que suelen ser despreciables. Pronto tuve claro que ese trabajo está mal", recuerda.

¿Hay grados en este tipo de alianzas artista-empresa? "Cuanto más dinero hacen y más poder tienen, peor es colaborar con ellos. Se me ocurren pocas cosas con mayor simbolismo prosistema que tocar en la junta de accionistas de Iberdrola, pero creo que salir en un anuncio del Banco de Sabadell es todavía peor. ¿Habrá alguien más chungo que un banquero? ¿Por qué vas a hacerle el juego para que parezca que lo que has hecho tú (tus canciones, tus ideas buenas o malas) de alguna manera les pertenece y forma parte de lo que su banco representa? Espero que a los artistas que participaron realmente les haga mucha falta la pasta", denuncia.

'Cuanto más dinero hacen y más poder tienen, peor es colaborar con ellos'

También existen otros matices dignos de tener en cuenta. "Veo un subterfugio muy común y curioso que consiste en que los artistas que se prestan a este tipo de juegos siempre dicen que lo malo es lo que hacen los demás. Se excusan respondiendo que lo realmente censurable es tocar para grandes farmacéuticas o para fabricantes de armas. Las marcas ahora apuestan por formatos más sutiles y sencillos de justificar tipo Movistar Creative Lab o cosas por el estilo. Lo de Iberdrola me hace gracia porque es muy explícito. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un concierto a beneficio de Lex Luthor? Cargamos las tintas sobre lo de Iberdrola, pero quizá es peor poner un logo en un concierto normal, donde tocas delante de tus seguidores de verdad, los que pagan por verte. Ahí estás mandando un mensaje reaccionario a un público joven que está en edad de decidir su posición social y política. Hace menos daño tocar directamente para el señor Scrooge", argumenta Martínez.

Sabotaje a quien te paga

Seguramente el caso más sustancioso de conflicto promocional se produjo en la sala Apolo de Barcelona el 18 de diciembre de 2012. Hablamos de un concierto de No Age, un grupo post-punk de Los Ángeles invitado a un ciclo patrocinado por la marca de zapatillas Converse. A mitad de su actuación, los artistas detuvieron el repertorio para proyectar un vídeo de denuncia de la explotación laboral en Indonesia, donde la marca -parte del grupo Nike- fabrica sus productos.

Según las crónicas de la noche, el público reaccionó de forma dispar: unos con silbidos, otros con aplausos, mientras el resto no se acaban de enterar de lo que estaba pasando. La revista Mondo Sonoro, referente de la escena independiente, acusó al grupo de hipocresía por haber cobrado el concierto, mientras que la biblia hípster Vice censuró una crónica del concierto que apoyaba la postura del grupo. Quizá habría que apuntar que esa noche, antes de que No Age saltaran al escenario, se habían repartido zapatillas gratis entre los periodistas. La marca emitió un comunicado exculpatorio ("Converse toma muy seriamente las condiciones laborales…"), que no desmentía al grupo, ni al documental, ni anunciaba acciones legales. ¿Admisión de culpabilidad?

Tampoco nos creamos que esto es un mundo donde las empresas van repartiendo fajos de billetes a cualquier grupo moderno que se les cruce. Dentro de la escena indie, las ofertas suelen ser entre baratas y ofensivas. Así lo explica Víctor Velasco, del sello Sones de Barcelona. "El ejemplo más común de tener que decir "no" es cuando una marca pide una canción para usar en un anuncio viral a cambio de simplemente aparecer en los créditos. Es cierto que algunos de estos vídeos son de bajo presupuesto, pero por bajo que sea el reparto debe contemplar el uso de música como un coste más. Hay otras veces en que el retorno económico es tan pequeño que no compensa", explica.

Entre las colaboraciones exitosas recuerda la de Lorena Álvarez con Anís del Mono. "Ella toca habitualmente con una de sus botellas como instrumento en los conciertos y la pasea por el público, así que introducir esa marca ahí no era nada forzado", apunta. También llegaron a un acuerdo para que la banda Dotore actuase en el interior de una boutique de Lacoste. "El grupo se sintió a gusto. Era un concierto en la tienda mientras el público disfrutaba de un vermú. Es una marca que les gusta y el contexto resultaba muy amable". Las fotos del show son perfectas para ilustrar la tesis de que el indie-pop es el género que mejor sintoniza con los valores elitistas y consumistas de la clase media-alta.

Nadie es neutral

Desde la explosión social del 15M, ha crecido el número de músicos que cuestionan la situación política en sus letras y actos públicos. Un ejemplo claro son Amaral, que triunfaron en 2014 con la canción protesta Ratonera (acompañada por un impactante vídeo) y han tocado en conciertos contra la impunidad del asesinato de José Couso o en favor del Patio Maravillas, espacio autogestionado del centro de Madrid, que en estos momentos vive bajo amenaza de desalojo por parte del ayuntamiento.

Vetusta Morla, que también tocaron por Couso, se significaron políticamente en las letras de su último álbum, La deriva (2014), especialmente en el himno Golpe maestro, que rechaza los rescates bancarios con dinero público. El cantautor rockero Nacho Vegas ha denunciado de manera constante la tolerancia la oleada de desahucios. La última vez fue el pasado enero actuando por sorpresa dentro de una sucursal de Cajastur en Gijón, donde tocó Canción para la PAH, basada en un texto de Gloria Fuertes.

Si vamos al sector de músicos que siempre han sido militantes, el rapero Nega (Los Chikos del Maíz) fue el más explícito en lamentar que artistas de gran éxito comercial se presten a actuar en la junta de accionistas de Iberdrola. "Después de lo de Loquillo anunciando el Sabadell y lo de Leiva con Iberdrola me declaro en guerra abierta contra el maldito mainstream y los estómagos agradecidos. Decía Howard Zinn (historiador estadounidense) que no se puede ser neutral en un tren en marcha, pues el tren no sólo va en marcha sino que además se dirige a la guerra. La guerra que los ricos han desatado contra las clases populares".

De Woodstock a Iberdrolalandia…. La nueva junta de accionistas de Iberdrola, un "evento multidisciplinar" celebrado ayer en el Palacio Euskalduna (Bilbao), contó con la participación del rockero Leiva, los inclasificables Marlango y el hipersensible periodista Carlos del Amor, estrella de la sección de cultura de TVE. Un "happening" empresarial con un ratito para el rock stoniano y otro para reelegir como consejero al ex ministro Ángel Acebes, bajo sospecha en los casos Bankia y Bárcenas

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