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El Patio Maravillas, icono de los centros okupados en Madrid, se enfrenta al desalojo
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DESDE EL VIERNES LA POLICÍA PUEDE ACTUAR

El Patio Maravillas, icono de los centros okupados en Madrid, se enfrenta al desalojo

Se ha enfrentado más veces a una orden de desalojo, pero esta parece la definitiva. El Patio Maravillas, ubicado en el corazón de Malasaña, es el centro social y cultural autogestionado más emblemático

Foto: Decenas de personas se solidarizan con el Patio Maravillas tras conocer la orden de desalojo. (EFE)
Decenas de personas se solidarizan con el Patio Maravillas tras conocer la orden de desalojo. (EFE)

Son las 9 de la noche de un lunes cualquiera. En el número 21 de la madrileña calle del Pez grupos de jóvenes comparten conversación sobre política, música y series alrededor de varias mesas. Algunas son altas y redondas; otras, bajas y cuadradas. Sobre los tableros, carpetas llenas de apuntes: los hay que han salido hace poco de clase; botellines y barajas de cartas. Hay gente de pie apoyada en la pared, y gente sentada en taburetes metálicos, sillas de plástico y asientos de madera. Es un edificio okupado, como la k en el lugar de la c, y el atrezzo pide diversidad. Quien quiere una caña la pide en la barra de la derecha, donde a menudo te cobran un euro, y alguna que otra vez, unos céntimos más. En la de la izquierda, la cena. Empanadillas recién hechas de tomate y atún o de queso fresco y albahaca. En cualquier momento puede empezar un taller de salsa, cuerda o relatos. En el exterior del edificio, dos enormes pancartas cuelgan de las ventanas pidiendo solidaridad a los viandantes: "Defiende el patio, construye Madrid". Es lunes, o martes o miércoles, y esto es el Patio Maravillas.

Ubicado en el corazón de Malasaña, es un inmueble que lleva okupadocerca de cinco años, pero a partir de ahoratodo puede terminar. El pasado viernesse cumplióun mes desde que el Juzgado de Instrucción número 45 de Madrid entregara una orden de desalojo. A partir de ese día la Policía Nacional puede entrar al edificio, embargar todo lo que haya en su interior y precintarlo. Como respuesta, los integrantes del Patio hicieronun llamamiento a la ciudadanía por redes sociales yel mismo viernes por la mañana se concentró allí cerca de mediomillar de personaspara frenarla posible actuación policial de las próximas jornadas. Y aquel día lo consiguieron.

El proceso judicial arrancó el pasado mes de octubre, cuando ya se produjo un intento de desalojo y consiguieron frenarlo. El auto, sin embargo, es tajante y pone de manifiesto la existencia de “graves problemas de seguridad” en la estructura del inmueble, “indicios de que actualmente se comete un delito de usurpación”, y reprocha que no haya “un permiso tácito para realizar actividades en su interior”.

Los miembros del Patio niegan en rotundo esos argumentos y defienden férreamente su actividad: “Nosotros lo que hacemos es recuperar un edificio abandonado para abrirlo a los ciudadanos. El código penal recoge como un delito de usurpación algo que a nuestros ojos es legítimo”, insisten. En cuanto a los supuestos problemas de seguridad de los que habla el juez, “son falsos”. Según cuentan a este diario, los últimos informes elaborados por el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid y ratificados por el cuerpo de bomberos, son favorables a las condiciones del lugar, que incluso se ha recuperado de un incendio sufrido la pasada primavera. Además, hace pocas semanas el Consistorio realizó algunas obras en el marco de una ejecución sustitutoria que los distintos propietarios del edificio habían ido retrasado durante años y que eran necesarias por una cuestión de mantenimiento.

Esta no es la primera vez que se enfrentan a una orden de desalojo, "pero sí parece la definitiva, más teniendo en cuenta el cierre de La Traba” (otro centro social autogestionado en Legazpi), se lamenta un chico apoyado en la barra de bebidas. "Ya hemos empezado a llevarnos algunas cosas como los instrumentos de música, la batería…", explica un organizador del taller de música. Antes de aterrizar enPez estuvieron ubicados a un par de calles, en Acuerdo número 8, y la Policía los desalojó tras año y medio de okupación. En la actual sede han sufrido otras tentativas, la última la del pasado octubre. Pero ahora las circunstancias son especialmente desfavorables. Tras el cambio de propiedad del edificio, desde el pasado febrero en manos de la inmobiliaria Nivel29, esta interpuso una demanda por “ocupación del patrimonio” y, aunque la empresa ha rechazado hablar con este diario, según fuentes del Patio, tendrían en mente ubicar un hotel en el edificio.

Exigen al Ayuntamiento un espacio público

En enero el colectivo del Patio advertía al Consistorio dirigido por Ana Botella que tomaría otro edificio público si antes del 1 de mayo las administraciones no ceden un espacio con las características necesarias para poder seguir desarrollando el proyecto, los talleres culturales que van desde clases de tango o yogaa música y poesía, y que aglutina la actividad de colectivos como ‘Juventud Sin Futuro’, ‘No Somos Delito’ y ‘Oficina Precaria’.

Ante lo que consideran “pasividad política”, en octubre okuparonla Junta del Distrito Centro,en el que se encuentra la sede del Área de Urbanismo municipal. El Ayuntamiento aseguró que iniciaríauna ronda de conversaciones y prometióuna reunión con el concejal responsable, David Erguido. El Patio entregó una petición formal junto a un dossier en el que daba cuenta del proyecto y las características del espacio que reclamaban para continuar con la actividad “de forma estable” y legal. Pero el Consistorio rechazó la petición alegando que “no existían lugares de titularidad pública que se pudieran adaptar a lo que pedían”. Entonces, al comenzar enero se desplazaron hasta la calle Hermanos Quinteros donde okuparonun centro de especialidades médicas, en desuso desde hace años, con la esperanza de presionar al Ejecutivo municipal y que se reanudaran las conversaciones. Pero no fue así.

Sandra, una de las colaboradoras más activas del Patio, asegura que “el proyecto continuará adelante;si nos desalojan del Pez iremos a otro sitio. Sabemos que hay fuerza y volveremos a ponerlo en marcha en otro lugar”. Pero los sentimientos pesimistas también son inevitables. “Me da mucha pena que lo cierren. Aquí se organizan cosas estupendas, no es un sitio donde se hace botellón”, comenta con tristeza una joven. “No entendemos por qué el Ayuntamiento no pone de su parte para que se lleven a cabo estas iniciativas que tanto reclamamos los ciudadanos más jóvenes”, se queja otra universitaria mirando de un lado a otro el Patio Maravillas, que inevitablemente encara su recta final y se apaga poco a poco.

Son las 9 de la noche de un lunes cualquiera. En el número 21 de la madrileña calle del Pez grupos de jóvenes comparten conversación sobre política, música y series alrededor de varias mesas. Algunas son altas y redondas; otras, bajas y cuadradas. Sobre los tableros, carpetas llenas de apuntes: los hay que han salido hace poco de clase; botellines y barajas de cartas. Hay gente de pie apoyada en la pared, y gente sentada en taburetes metálicos, sillas de plástico y asientos de madera. Es un edificio okupado, como la k en el lugar de la c, y el atrezzo pide diversidad. Quien quiere una caña la pide en la barra de la derecha, donde a menudo te cobran un euro, y alguna que otra vez, unos céntimos más. En la de la izquierda, la cena. Empanadillas recién hechas de tomate y atún o de queso fresco y albahaca. En cualquier momento puede empezar un taller de salsa, cuerda o relatos. En el exterior del edificio, dos enormes pancartas cuelgan de las ventanas pidiendo solidaridad a los viandantes: "Defiende el patio, construye Madrid". Es lunes, o martes o miércoles, y esto es el Patio Maravillas.

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