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No es burbuja todo lo que se construye en España
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UNA DOBLE EXPOSICIÓN MUESTRA LAS LUCES Y LAS SOMBRAS DE LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA

No es burbuja todo lo que se construye en España

De un complejo turístico en ruinas a una villa romana rehabilitada. De la soledad de una urbanización vacía a la vida de una universidad para niños.

De un complejo turístico en ruinas a una villa romana rehabilitada. De la soledad de una urbanización vacía a la vida de una universidad para niños. Este contraste de situaciones es la que ofrece Spain mon amour y Ruinas Modernas, dos exposiciones complementarias que podrán visitarse en el Museo ICO de Madrid hasta el 9 de junio. Con la intención de mostrar una radiografía de los éxitos de la arquitectura española reciente y el fracaso del urbanismo especulativo anterior a la crisis, una legión de jóvenes guías engalanados con batas blancas explican a los visitantes los proyectos seleccionados a través de unas maquetas, también blancas, que llevan en las manos.

“Ángeles en paro” era el nombre con el se conocía a los cerca de cien estudiantes de arquitectura que guiaban estas dos muestras en la pasada edición de la Bienal de Venecia. Tras el éxito que acumuló esta doble exposición en la ciudad italiana, su comisario Luis Fernández-Galiano decidió llevarlas a Madrid: “Los jóvenes manifestaban un amor profundo por la arquitectura y la gente percibió esa emoción”, explica.

Buenos y malos ejemplos

Spain mon amour es una muestra de quince edificios públicos de construcción reciente que han tenido éxito y que han resultado útiles para la población, tal y como explica Fernández Galiano. Para el comisario, vivimos una época en la que hace falta reivindicar la arquitectura española porque no todas las construcciones han bailado al son de la burbuja inmobiliaria: los quince destacados son “edificios ejemplares”, apunta. Se trata de proyectos sin grandes presupuestos, adaptados a las circunstancias y necesidades del enclave y donde no cabe la megalomanía.Julia Schulz-Dornburg recorrió más de 10.000 kilómetros tomando fotos de esqueletos inmobiliarios

Entre los ejemplos de la "buena arquitectura" se encuentra el Pabellón de España en la Expo de Zaragoza, el Museo de Arqueología de Álava y el Palacio de Congresos y hotel de Palma de Mallorca, de Francisco Mangado así como la Universidad Popular Infantil de Gandía; también se muestra el edificio del Ayuntamiento de Lalín (Orense) de Emilio Tuñón y Luis Mansilla, que falleció el pasado año y a quien se dedica esta exposición.

En contraposición, Ruinas Modernas ofrece ejemplos de los tiempos en lo que reinaba la locura del ladrillo. La arquitecta alemana afincada en Barcelona y su cámara de fotos recorrieron más de 10.000 kilómetros para recopilar auténticos esqueletos inmobiliarios. Ese trabajo de campo ha dado como resultado cerca de cuarenta “urbanizaciones deplorables”, según Fernández-Galiano. Las Ruinas Modernas cuentan una historia de disparates de la construcción de la iniciativa privada, pero que contaron con el beneplácito de la administración pública y fueron apoyadas por las cajas de ahorros posteriormente rescatadas. “Son los paisajes de la ausencia y del vacío”, apunta el comisario.

La arquitectura se salva de la lástima

La imagen de la Urbanización Bella Rotja tiene un componente metafórico: una línea de edificios adosados a medio construir, situados en un alto y sobre los que se cierne un nubarrón. Aún así, al fondo se percibe luz. Y es que “no todo son sombras”, insiste Fernández-Galiano. “Todo el mundo compadece a España pero la arquitectura española por fortuna se salva”, afirma. El arquitecto defiende que España goza de muy buena imagen en esta profesión y que en la lista de los cien mejores arquitectos del mundo "siempre hay 6 o 7 españoles, algo que no ocurre, por ejemplo, con los artistas plásticos". Recuerda que ayer mismo el estudio Cruz y Ortiz ha ganado el concurso para la construcción del estadio de Lugano (Suiza), en el que participaban cinco estudios españoles.

Ni siquiera los casos de alcance internacional tienen un efecto negativo en la arquitectura española, opina el comisario. Hace dos semanas, la justicia italiana reclamó al arquitecto Santiago Calatrava 1.078.000 euros por la mala proyección en la obra del puente de Venecia. Para Fernández-Galiano esto sería más bien perjudicial para los “arquitectos estrella”, pero no para España, que tiene un perfil más modesto.

Otro ejemplo de ruina, pero económica, es la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que este año le costarán a la Generalitat Valenciana más de 200 millones de euros en concepto de deuda. Dice el comisario de Ruinas Modernas que dicha obra no cabe en esta exposición, porque “no está del todo abandonada”, pero igualmente forma parte de una época de “insensatez”.

La crisis de la arquitectura afecta sobre todo a los profesionales de mediana edad, estima Fernández-Galiano, porque los jóvenes al menos están saliendo del país y encontrando oportunidades en el resto de Europa, Estados Unidos y China. De hecho, su paso por Venecia supuso un cúmulo de propuestas de empleo a estos jóvenes de bata blanca. La elección de la vestimenta no es casual, sino que constituye un guiño reivindicativo a la situación que viven las generaciones que actualmente están cursando sus estudios: el blanco refleja una luz que contrasta con la oscuridad de la situación, precisa el comisario. 

De un complejo turístico en ruinas a una villa romana rehabilitada. De la soledad de una urbanización vacía a la vida de una universidad para niños. Este contraste de situaciones es la que ofrece Spain mon amour y Ruinas Modernas, dos exposiciones complementarias que podrán visitarse en el Museo ICO de Madrid hasta el 9 de junio. Con la intención de mostrar una radiografía de los éxitos de la arquitectura española reciente y el fracaso del urbanismo especulativo anterior a la crisis, una legión de jóvenes guías engalanados con batas blancas explican a los visitantes los proyectos seleccionados a través de unas maquetas, también blancas, que llevan en las manos.