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Carrefour 24 horas abierto: ¿Quién hace la compra a las tres de la mañana?
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CARREFOUR EXPERIMENTA CON DOS SUPERMERCADOS 24 HORAS

Carrefour 24 horas abierto: ¿Quién hace la compra a las tres de la mañana?

Desde hace un mes hay dos grandes supermercados en Madrid que no cierran nunca. Pasamos una noche en cada uno de ellos para averiguar si existe demanda en el horario comercial más extremo

Foto: Son las dos menos cuarto de la mañana. Marcia y Ramón terminan su jornada en hostelería y pasan a comprar productos de limpieza. No han tenido tiempo durante el día.
Son las dos menos cuarto de la mañana. Marcia y Ramón terminan su jornada en hostelería y pasan a comprar productos de limpieza. No han tenido tiempo durante el día.

Es medianoche de un jueves de invierno en el céntrico barrio de Lavapiés, Madrid. La calle Ave María está completamente a oscuras, pero a lo lejos brilla un enorme faro luminoso al que acuden los paseantes nocturnos como insectos a la luz. Es el Carrefour Market, un establecimiento que hace menos de un año abría de 09:00 a 23:00, luego de 07:30 a 02:00, y desde hace unas semanas no cierra nunca. No es el único: el supermercado de Cuatro Caminos es la otra tienda elegida por la compañía francesa para llevar a cabo este experimento de horarios extremos. Pero, ¿quién compra a esas horas?

00:00 Lavapiés. A pesar de la calma que reina en el barrio, el trasiego en la puerta es continuo y hay dos cajas abiertas en las que se forma cola. Además de un lugar de compra, el súper es un punto de encuentro: se forman corrillos en la entrada mientras algunos vecinos charlan en los pasillos entre letreros de wifi gratis. Los empleados saludan a una anciana en zapatillas de estar por casa a la que reconocen como clienta habitual. Casi todos compran comida (pizza, pasta, leche, zumo), aunque hay quien se lleva velas cuadradas de colores... ¿para una noche romántica? "Algo así, ja, ja", ríe un chico mientras se aleja.

00:15 Cuatro Caminos. Las calles del barrio de Bellas Vistas, el 'pequeño Caribe' de Tetuán, aún muestran cierta actividad a espaldas de la glorieta donde se encuentra el supermercado. Tiendas de alimentación y locutorios permanecen abiertos, mientras en la calle rebotan ritmos de bachata cada vez que se abre la puerta de un bar. Una pareja se dirige al Kentucky Fried Chicken pero... "mierda, acaban de cerrar". No les dura mucho el disgusto: el McDonald's de la esquina abre hasta las dos. En la misma acera resiste entre franquicias la cafetería Rubí, que solo baja la reja de dos a seis.

00:25 Lavapiés. Una mujer sale bastante molesta del supermercado: "Solamente venden alcohol hasta las 10 de la noche. Pues vaya 24 horas". En la planta de abajo, los reponedores están a pleno rendimiento, los pasillos llenos de cajas de cartón. En la calle, un tipo me ofrece droga a pocos metros de la puerta: "Eh, ¿quieres algo?".

00:45 Cuatro Caminos. El ruido de los camiones descargando enormes palés molesta a un hombre que intenta conciliar el sueño en un cajero. En el interior del súper hay unos 10 clientes, todos solos. La mayoría son camareros como Federico, que acaba de salir de trabajar tras su segundo turno y mañana volverá a entrar a las 11. Catalina también es camarera y no tiene que madrugar, pero hace ahora la compra de la semana. "Es más cómodo, prefiero dedicar la mañana a otras cosas". Todos se llevan comida salvo un chico que entra fugazmente a por una caja de preservativos. Un grupo de trabajadores de Metro llega al bar Rubí para tomar algo antes de empezar la jornada, alguno entra en el súper a por pan y embutido "para el bocadillo de medianoche".

Un nuevo frente tras la apertura en domingos

En 2012, la Comunidad de Madrid fue pionera en la liberalización de horarios comerciales con la aprobación de una ley que permite a cualquier establecimiento abrir 24 horas los 365 días del año. La norma, promulgada por el Gobierno de Esperanza Aguirre, fue muy criticada por los sindicatos y la oposición, ya que entendían que golpeaba al pequeño comercio y atentaba contra la conciliación de la vida laboral y familiar.

Hasta el momento, el debate se ha centrado en la apertura en domingos, una práctica habitual en todas las grandes superficies (excepto Mercadona, cuya posición de liderazgo no parece debilitarse por cerrar un día a la semana). En 2013, el convenio colectivo firmado por la patronal de grandes superficies (Anged) y los sindicatos sectoriales (Fetico y Fasga) eliminó los pagos adicionales por trabajar los domingos. Ahora, el movimiento de Carrefour abre el frente de la extensión de los horarios y está por ver si los demás siguen su senda.

01:05 Cuatro Caminos. Elisabeth y Elena son peruanas y vecinas del barrio. La primera ronda los 40 años y la segunda es una anciana diminuta y sonriente. "Se nos ha hecho tarde en casa de un familiar y hemos pasado a por leche antes de subir a casa". Charlamos un poco sobre mi viaje a Perú: "¿Entrevistaste al presidente Humala?". No tuve el gusto, lástima. Me despido de ellas para hablar con Joaquín, un joven chino que, como tantos otros, ha occidentalizado su nombre para no tener que repetirlo 10 veces al día. Le explico que soy periodista y se comporta con extrema formalidad: "De acuerdo, podemos hablar, no me molesta". Suele ir al gimnasio después de trabajar y después pasa a hacer la compra un par de veces por semana.

01:20 Lavapiés. Ya solo hay una caja abierta, pero aún se forma algo de cola para pagar. En ella espera Artem, un joven de San Petersburgo que trabaja en una empresa de cosméticos y al que le gustan los horarios españoles. "Madrid es genial de noche", comenta mientras sostiene una cesta con embutidos, paté y botellas de agua. No resulta fácil abordar a los clientes cuando salen por la puerta, ya que por la zona deambulan varios personajes dudosos pidiendo dinero, ofreciendo cosas o molestando a las mujeres. La mayoría de compradores, sobre todo las chicas, huyen sin mirar atrás en cuanto se les aproxima un desconocido a la salida. Quizá sea casualidad, pero los dos vigilantes de seguridad de Lavapiés son mucho más voluminosos que los de Cuatro Caminos.

Mercadona o DIA cierran a las 21:30. Una hora razonable, pero quizá pronto para un país donde las jornadas laborales se prolongan extraordinariamente

01:45 Cuatro Caminos. "Qué fuerte, 24 horas abierto", exclaman Guillermo y Fran al situarse frente a la entrada. Estos estudiantes de un máster de ingeniería se van mañana temprano de viaje y han pasado a comprar comida para la excursión. Otro chico de su edad sale del portal de al lado: se ha dado cuenta de que no tenía zumo para el desayuno de mañana. En general, la gran mayoría de los clientes son claros exponentes del cambio de hábitos de consumo provocado por la crisis: en vez de una gran compra al mes, muchas compras pequeñas para controlar el gasto.

Los españoles salen más tarde del trabajo

Por el momento, la única competencia de estos dos establecimientos pioneros son las llamadas "tiendas de conveniencia" (Open25, pequeñas tiendas de alimentación, gasolineras...), que abren toda la noche pero con menor variedad y precios más altos. No hay mucho más: El Corte Inglés ha convertido la mayoría de Opencor (08:00-02:00) en Supercor con horario convencional, mientras que Mercadona o DIA cierran a las 21:30. Una hora razonable para Europa, pero quizá demasiado pronto para un país donde las jornadas laborales se prolongan de forma extraordinaria y cada vez son más los negocios que buscan a esos clientes que apenas tienen tiempo libre, como ocurre con los gimnasios 24 horas.

02:10 Lavapiés. Una pareja de policías municipales se acerca a comprar algo de cena. "A los nocturnos nos da la vida. Además, es bueno que aquí haya luz, era una zona un poco conflictiva y con esto mejora, es señal de ciudad evolucionada", comenta uno de los agentes, mientras otro señala el riesgo de contaminación acústica para los vecinos que viven encima. Poco después, un hombre me intenta vender una chupa de cuero que oculta en una bolsa de basura.

02:20 Cuatro Caminos. Comienza el goteo de taxistas que paran a comprar agua o zumo, una constante que se mantendrá toda la noche. También desfilan regularmente varios trabajadores de la limpieza que aparcan sus vehículos para comprar patatas fritas, Coca-Cola y algún sándwich. El bar Rubí baja la persiana y un camión de la limpieza pasa la manguera. A estas alturas de la noche entra una persona cada 10 minutos aproximadamente, todos para pequeñas compras.

02:40 Cuatro Caminos. Adolfo tiene 72 años, pero no los aparenta. Tiene un gorro negro, un bigote blanco y sale de la tienda con una bolsa llena de comida: "Yo llevo unos horarios un poco particulares. No tenía nada para comer mañana y he comprado pollo". ¿Es vecino del barrio? "No, no vivo por aquí, pero tengo que andar una hora y media cada día -que es verdad que podía haberlo hecho de día, pero bueno- y ya hago la compra y el ejercicio". Se despide recordándome que, aunque yo he sido muy amable, el periodismo es una profesión llena de sinvergüenzas.

02:45 Lavapiés. Continúa el goteo de clientes, principalmente de dos tipos: trabajadores de hostelería que hacen pequeñas compras antes de ir a casa ("mi desayuno y la comida del perro") o grupos de amigos que salen de tomar copas en los bares y compran empanadas, bocadillos y bollos en el 'take away'. Hay excepciones, como Federico y Andrea, dos italianos que han aterrizado desde Milán pasadas las 11 de la noche y están haciendo la compra para pasar unos días alojados en un apartamento turístico. Según fuentes de la compañía, los productos más vendidos en horario nocturno son platos preparados, 'snacks', refrescos y productos de perfumería.

02:55 Cuatro Caminos. Amanda y María son dos jóvenes estudiantes de ingeniería. Están de exámenes, estudian por las noches y han cogido la costumbre de hacer una pausa para bajar al súper y despejarse antes de seguir estudiando. "Venimos todos los días". Han comprado cinta de lomo. Se van y aparece otro chico de su edad escuchando música en los cascos: "Estoy volviendo a casa y me han escrito mis compañeros de piso para que de camino les pille ganchitos, que están fumados y les apetece". Correcto.

03:00 Lavapiés. María es colombiana y trabaja como reponedora. Sale a fumar un cigarrillo mientras charla con otros compañeros. Hay buen ambiente entre ellos y todos aseguran estar satisfechos con sus condiciones laborales. Algunos han sido contratados expresamente para este turno y otros se apuntaron por el plus salarial. María se va a dormir a las ocho de la mañana, se levanta a la una del mediodía y luego duerme de siete de la tarde a 10 de la noche antes de ir a trabajar.

Los sindicatos, en contra

"Nosotros estamos en contra de la apertura nocturna", señalan desde la sección sindical de CCOO Carrefour. "No creemos que sea una demanda de los consumidores: una ciudad como Madrid está suficientemente abastecida sin necesidad de abrir tantas horas. Es una desproporción". Eso sí, desde el sindicato confirman que se han cumplido las condiciones del convenio: ha habido contrataciones, las horas nocturnas se pagan un 25% más y ningún trabajador ha sido obligado a hacer ese turno (son ellos los que se han apuntado motivados por el aumento salarial).

Desde la compañía lo ven de otra manera y defienden la apertura nocturna precisamente por ser "una respuesta a las necesidades del consumidor actual". "En las grandes ciudades hay sectores de población que desarrollan su trabajo por la noche, como los servicios de limpieza, urgencias médicas, farmacias, seguridad, transporte... Carrefour se adapta a sus necesidades y les ofrece libertad de horario para realizar sus compras y compaginarlo con su jornada laboral y familiar", explican desde la empresa, que recalca que además de los nuevos trabajadores para cubrir ese turno, la apertura nocturna genera empleo indirecto en seguridad, limpieza y mensajería.

El choque de pareceres no es nuevo, ya que el afán liberalizador de Carrefour ha sido objeto de diversos conflictos sindicales. Hace un año se llevaron a cabo protestas en varias ciudades por la "desregularización de la jornada", y en comunidades como Cantabria o País Vasco los empleados se han movilizado contra la apertura en domingos y festivos. Hace dos años, la empresa sufrió un revés en el Supremo por cambiar las condiciones laborales sin procedimiento de consultas.

03:10 Cuatro Caminos. Siguen entrando de vez en cuando camareros dominicanos y ecuatorianos tras terminar su jornada laboral. Alguno compra pañales. También un par de chavales que comparten piso y forman parte de esa numerosa comunidad que trasnocha para ver la NBA. Ya saben, #dormiresdecobardes. Han bajado a por bebidas isotónicas antes de que empiece el partido. En las dos horas siguientes, los Wolves de Ricky Rubio plantan cara a Houston, pero vuelven a perder, 107-104. Octava derrota seguida de Minnesota, pero al menos han competido.

La empresa defiende que es una respuesta a las necesidades de ciertos consumidores mientras que CCOO lo considera "una desproporción"

03:20 Lavapiés. Entran un chico y una chica abrazos por la cintura. Son vecinos del barrio, naturales de Rabat (Marruecos). Estaban viendo una peli y han bajado a por Coca-Cola, aunque al final han acabado comprando más cosas.

03:30 Cuatro Caminos. Dos chicos y una chica, todos estudiantes, compran unos sándwiches para matar el hambre. Vienen de fiesta: han estado en La Nuit, un local clásico de la zona de Azca. Se retiran pronto porque es época de exámenes, pero están bastante animados por las copas. Uno de ellos se arranca a contar una confusa historia mientras intenta despegar el plástico del sándwich. Básicamente parece que han visto cómo un hombre se tropezaba al salir de un autobús por un problema con la rampa para discapacitados y "se ha abierto la cabeza". Uno de ellos es estudiante de Derecho: "Me pasa a mí eso y les denuncio, tío, les saco una pasta".

03:35 Lavapiés. "Esto tiene muy mala fama, pero yo soy de Usera y no me parece peor que mi barrio", nos cuenta el vigilante de seguridad. "No creo que un vigilante de un Hiper Usera tenga menos lío del que tengo yo aquí", asegura antes de ponerse a colocar fruta en los expositores para pasar el rato.

03:45 Cuatro Caminos. Jesús es un señor bajito, de unos 50 años, con una barba blanca no demasiado cuidada. "Vengo ahora a casa, tengo hambre y no tenía cena, ha sido una cosa puntual". ¿De dónde viene? "Vengo de... vengo de estar por ahí". Los ronquidos del hombre que duerme en el cajero se escuchan en toda la glorieta.

03:55 Lavapiés. Dos mujeres y un hombre, todos rondando los 40, compran entre risas. "Pan y anchoas para bajar el pedo. ¿Quieres un poco?". También entran periódicamente hombres solos, indios o bangladesíes, que no quieren hablar con nadie.

04:05 Cuatro Caminos. Dos trabajadores de Metro compran bocadillos y bebidas. "Es una maravilla tener esto abierto, tío, ya ni los chinos". Dos hombres se bajan de un coche destartalado, compran sándwiches y bollos y vuelven a subir con evidentes síntomas de embriaguez. De milagro no se cruzan con dos policías municipales que también aparcan en la puerta: "No podemos consumir en bares estando de servicio, así que nos viene muy bien esto para la cena", cuenta uno de ellos.

En contra de lo que se pueda pensar, el panorama dentro del supermercado en Cuatro Caminos no consiste en pasillos vacíos y silenciosos. Al contrario, las dos plantas bullen por la actividad de unas 20 personas (reponedores y trabajadores de limpieza) mientras no deja de sonar el hilo musical. Con cajas de cartón a medio vaciar por todas partes, la sensación como cliente es que te has colado donde no deberías estar pero que a nadie le importa.

04:15 Lavapiés. Inmaculada es relaciones públicas de una discoteca. De vuelta a casa compra pan, queso y fuet, "para cenar o desayunar". Poco después, otra mujer se para a charlar. Es vigilante de seguridad: "Yo trabajo de noche, vivo de noche y me parece raro que no haya más cosas abiertas. Las ciudades cada vez son más 24 horas".

04:30 Cuatro Caminos. William hace una pausa en su jornada como cajero para cenar sentado en la parada de autobús y liar un cigarrillo. Se da prisa porque hace frío y no ha cogido el abrigo. Este joven ecuatoriano lleva un año en la empresa y está satisfecho: trabajaba hasta las dos y se apuntó a este turno porque pagan más. "Antes estaba en una panadería 15 horas. Tenía un buen sueldo, pero eso no era vida".

04:45 Cuatro Caminos. En la última hora prácticamente no ha habido clientes. Aparece Lili, una joven peruana que trabaja en una academia. Las clases empiezan a las siete, pero ella tiene que entrar antes. No ha dormido y ya es tarde para meterse en la cama, así que va a ir 'de empalmada' tras un breve paso por casa para comerse la pizza congelada que acaba de comprar.

05:00 Cuatro Caminos. Una chica con tacones altísimos y una camiseta de lentejuelas doradas baja rauda de un taxi que se queda esperándola mientras compra un sándwich. El encargado de la tienda ni se entera de su presencia, concentrado en examinar minuciosamente el pasamanos de la escalera mecánica para asegurarse de que ha quedado impoluto: pronto empezarán a llegar los clientes más madrugadores y todo tiene que estar perfecto.

Es medianoche de un jueves de invierno en el céntrico barrio de Lavapiés, Madrid. La calle Ave María está completamente a oscuras, pero a lo lejos brilla un enorme faro luminoso al que acuden los paseantes nocturnos como insectos a la luz. Es el Carrefour Market, un establecimiento que hace menos de un año abría de 09:00 a 23:00, luego de 07:30 a 02:00, y desde hace unas semanas no cierra nunca. No es el único: el supermercado de Cuatro Caminos es la otra tienda elegida por la compañía francesa para llevar a cabo este experimento de horarios extremos. Pero, ¿quién compra a esas horas?

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