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Cómo convertirte en un maestro del sexo
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Cómo convertirte en un maestro del sexo

¿Te cansas solo de ver esas guías sobre hacer el amor que parecen una tabla de fitness para deportistas de élite? Ten en cuenta recomendaciones como estas

Foto: Sigue así, por favor. (iStock)
Sigue así, por favor. (iStock)

El sexo es mucho más de lo que sucede en los genitales cuando practicamos el coito, pero si todo va bien es ahí donde se concentrará el mayor placer que podemos conocer los humanos. Que estallemos casi cada día y nos demos la mayor cantidad de alegrías posible depende de nuestra salud, de encontrar las parejas adecuadas y de otras cuestiones difíciles de controlar, pero también de pequeños detalles cotidianos que sí están a nuestro alcance.

Hoy no vamos a hablarte de posturas, ni técnicas, ni te vamos a hacer buscar el punto G o la eyaculación femenina. Vamos a darte claves sencillas de llevar a cabo y que solemos olvidar, inmersos en la rutina, el estrés o la desidia, aunque no nos demos cuenta.

Son de Anne Fritz, que las ha contado en 'Msn', pero las hemos enriquecido aquí y allá gracias a algunos testimonios directos. Si tienes con quién, pero la cama falla y no sabes por qué, echa un ojo a estas cuestiones antes de buscar ayuda profesional. Nos referimos a un sexólogo, malpensado.

Cambia tus prioridades

Si te parece que últimamente el sexo ha perdido interés, puede que seas tú el que ha perdido interés en él. Pon el sexo, dice Fritz, en el top de sus prioridades, sobre todo si estás casado y con hijos. Si estás esperando a que sobre tiempo después de hacer todo lo que te parecen obligaciones ineludibles, pueden pasar meses sin que eso suceda.

Diga lo que diga Rocío Jurado, el amor no se rompe "de tanto usarlo", o al menos no el amor físico. Más bien es al contrario: lo atrofiamos por no utilizarlo lo suficiente. A veces, basta con ponerse metas, como la mujer que se propuso tener un orgasmo al día y mejoró su vida en pareja. Si crees que el otro se siente presionado prueba, como hizo ella, a masturbarte más: estarás más relajado, le darás menos importancia y tendrás más ánimo de convencer a tu cónyuge.

Cuando nos besamos, sobre todo con ropa, recordamos lo que nos atrae de la pareja y es de las mejores formas de mantener la chispa

Si llevas tiempo a la mínima potencia, no te atasques demasiado en la idea de que "es normal" tener otras cosas que hacer. De hecho, las personas más activas sexualmente suelen serlo también en todo lo demás. A medio plazo cansan más el aburrimiento y la apatía que el sexo salvaje que se salda con agujetas.

Dawn Michael, sexóloga y autora de 'Mi marido ya no quiere sexo conmigo', nos da la razón: "Cuando el sexo es una prioridad para los dos miembros de la pareja, ambos se toman la responsabilidad de iniciarlo. Haced un pacto y comprometéos a mejorar juntos vuestra vida sexual. Así os sentiréis menos intimidados a la hora de tirar la pelota y más abiertos a que sea el compañero el que empiece".

Besaos con la ropa puesta

Cuando comenzó la relación, seguro que os cogíais de la mano, os abrazabais y os besabais de forma natural en cualquier momento. Si no habéis dejado de querer sexo, ¿por qué habéis dejado de besaros? El sexo sin ese calentamiento diario, después de haber tenido una buena vida sexual, es como pasar de comer caliente a conformarse con morder patatas crudas.

Si atraviesas una crisis de autoestima y el otro se pone a mirar el móvil nada más llegar al orgasmo, la cosa puede acabar muy mal

No nos referimos a esos piquitos de compromiso cuando os separáis o cuando llegáis del trabajo, sino a besos apasionados y a caricias que no sean castas y que tampoco tengan por qué acabar en la cama: es mejor tener el horno siempre encendido, aunque sea al mínimo.

Rudi Rahbar, psicóloga, lo expresa así: "Cuando nos besamos, sobre todo con la ropa puesta, recordamos lo que nos gusta y lo que nos atrae de nuestra pareja, y es una de las mejores formas de mantener la chispa".

Di siempre lo bueno

¿Está guapo con esa camiseta? Díselo, que no sea siempre él. ¿Esa cara seria que pone cuando lee te sigue excitando? Díselo, seguro que ella te lo agradece. La satisfacción del ego es uno de los motivos por los que nos atrae el otro, y una de las causas de que con el tiempo parezca interesarnos menos el sexo con él es que dejamos de confiar en su atracción.

Los halagos sinceros nos recuerdan por qué estamos con la otra persona, crean un clima de cooperación entre los dos y nos hacen sentir bien incluso en los días malos.

Deja de callarte todo lo bueno que se te pasa por la cabeza, si no quieres que el sexo se quede ahí, en tu cabeza.

Apaga el ordenador y el móvil

No creemos que los dispositivos tecnológicos sean nunca las causas directas de un bajón amoroso, pero se las apañan para convertir cualquier bache en una montaña. Si atraviesas una crisis de autoestima y el otro se pone a mirar el móvil nada más llegar al orgasmo, la cosa puede acabar muy mal.

placeholder No hace falta currárselo tanto. (iStock)
No hace falta currárselo tanto. (iStock)

Haz el favor de no interrumpir una conversación íntima para contestar un mail. Y para evitar ese tipo de cosas, nada mejor que apagarlo todo. El mundo no se acaba, lo prometemos.

El dormitorio, tu altar

Cuida el espacio para estar a gusto en él. Si no estás relajado porque odias el papel de la pared o si tienes que apagar la luz para no ver las pelusas del suelo, mala cosa. Los nervios son lo contrario del placer, más aún que algunos estados de tristeza. Puedes animarte haciendo el amor, pero si estás desquiciado difícilmente podréis satisfaceros mutuamente.

Tampoco seas de esos que tienen que decidir cada detalle de decoración y no dejan opinar al compañero. El sexo es un espacio compartido y el dormitorio debe materializar esa unión. Quien dice el dormitorio dice el sofá del salón, la alfombra gordita del baño junto al radiador o ese escritorio grande del despacho.

Rechaza el rechazo

No creemos en la monogamia sin sexo a no ser que los dos miembros estén satisfechos más o menos por igual. Si te pasas el día rechazando a tu compañero pero te pones celoso cuando te habla de terceras personas, la relación es una bomba de relojería.

Si te gusta y le quieres, pero es él (o ella) quien busca siempre el contacto físico, el deterioro progresivo de lo vuestro es un riesgo más que evidente. La satisfacción en otros aspectos de la relación no compensará ese hueco, sobre todo si estáis acostumbrados a otro ritmo.

No transmitas el mensaje de que va a haber sexo sin tomar la iniciativa. Si te acicalas a ojos vista pero no atacas puede sentir que le das órdenes

"No esperes que los astros se alineen para hacer el amor. Hazlo sin más", dice la sexóloga clínica Claudia Six. ¿Parece demasiado sencillo? El sexo siempre lo es, a no ser que lo compliquemos y nos pongamos a teorizar.

No te compares con nadie

Si no tenéis el jardín cuidado y bonito, no perdáis energía en mirar el de los vecinos. Es cierto que él tiene un cortacésped impresionante y que hacen un ruido fenomenal cuando lo usan, pero compararos solo empeorará la situación.

Si tus amigas te cuentan maravillas, si en la televisión el sexo parece otra cosa o si las fotos de parejas felices de las redes sociales te preocupan, piensa que los gatillazos, las parejas que se duermen durante el acto o las borracheras incapacitantes también existen, aunque se hable menos de ello. En palabras de la doctora Holbrook, "intenta que tu vida sexual sea lo mejor posible para vosotros dos", y olvídate de lo demás.

Cambia el guion

¿Siempre haces el mismo gesto cuando quieres guerra? ¿Siempre pasáis por las mismas posturas y en el mismo orden? Recuerda vuestras primeras veces, cómo te sentías. Las mariposas en el estómago, las imágenes en tu mente antes de ver a la otra persona... Y revive esas emociones haciendo algo distinto.

Si vivís juntos el elemento sorpresa se complica. Puedes mandarle fotos tuyas esperándole en casa para compensar, por ejemplo.

Ten especial cuidado para no transmitir el mensaje de que va a haber sexo sin tomar la iniciativa, porque podrías crear a tu pareja un cortocircuito con tu pasivo-agresividad. Si te acicalas a ojos vista pero no atacas, por ejemplo, puede sentir que, en lugar de seducirle, le estás dando órdenes.

En general, permanece abierto a los deseos del otro. El sexo más satisfactorio es cosa, al menos, de dos.

El sexo es mucho más de lo que sucede en los genitales cuando practicamos el coito, pero si todo va bien es ahí donde se concentrará el mayor placer que podemos conocer los humanos. Que estallemos casi cada día y nos demos la mayor cantidad de alegrías posible depende de nuestra salud, de encontrar las parejas adecuadas y de otras cuestiones difíciles de controlar, pero también de pequeños detalles cotidianos que sí están a nuestro alcance.

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