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Los comportamientos que te convierten en un mal turista
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Los comportamientos que te convierten en un mal turista

No compares otros destinos con casa, sal de la habitación del hotel y ten en cuenta que no todo el mundo hablará tu idioma

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

No hay nada más maravilloso que viajar, conocer nuevos lugares y empaparte de otras culturas nuevas y exóticas. Dicho esto, hay otras ocasiones en las que viajar es un verdadero dolor de muelas, estás cansado, querrías poder dormir en tu cama y no tener que lidiar con algunos turistas verdaderamente molestos.

Quizá, mientras ocupado señalando con el dedo al que ha venido al aeropuerto en pijama, tú también estés cometiendo algún pecado. Para que eso no pase más, te dejamos aquí una lista de cosas que es mejor que no hagas si quieres que tu viaje sea de cine.

Hablar solo en español

No, por mucho que nos empeñemos, gesticular más despacio o hablar a gritos no es una fórmula eficiente para que nos entiendan en otros países. Como sabemos que aprender tagalo no está (probablemente) entre tus mayores inquietudes, con saberse algunas fórmulas de cortesía básica para los lugareños será suficiente. Por lo menos, que vean que lo intentas. Eso en muchas ocasiones te reportará más de una sonrisa a cambio.

Hacer muchos selfies

Siempre está bien guardar un recuerdo del viaje, pero tampoco hay que pasarse. No estropees una experiencia única mirando a través de la pantalla del móvil, y tampoco arriesgues tu seguridad personal o la de otra persona por mortalizar un momento. Al final esa selfie, siendo completamente sinceros, se ve idéntica a las otras 3.000 que almacenas en el teléfono y nunca miras.

Presumir de la cantidad de países en los que has estado

Odiamos decirlo, pero a nadie le importa la cantidad de países en los que has estado. El espíritu de viajar se define por la curiosidad y el asombro, no por la arrogancia o la vanidad. Y, cuando te jactas de las experiencias que has vivido a la gente no le dan ganas de preguntarte más, como mucho de golpearte.

Compararlo todo con casa

No, Nueva York no se parece a Madrid ni O'ahu es exactamente igual que Benidorm. Y, aunque así lo fuera, tampoco es agradable estar escuchándolo continuamente. Seguro que tu ciudad es preciosa, pero quizá no es momento de compararla cuando estás viendo la Muralla China o los cuadros del Louvre. Viajar es una oportunidad para explorar nuevos horizontes, ¡aprovéchalo!

Negarte a probar nuevas comidas

Quizá no te apetezca comerte un pangolín, pero a veces hay que salir de la comida de casa y adentrarse en nuevos y desconocidos terrenos. Una de las mejores maneras de aprender sobre un destino es a través de su comida, por lo que fuérzate a salir de la zona de confort, seguro que no te arrepientes. Y, aunque no te guste lo que pruebas, siempre tendrás una anécdota que contar ("¿te acuerdas cuando comimos grillos en México?").

Quitarte los zapatos (y calcetines) en el avión

Entendemos que quieres relajarte en el avión y sentirte cómodo, pero (por si lo creías) tus pies no huelen a flores, especialmente si has caminado por todo el aeropuerto con tus zapatos machacados y los mismos calcetines que te pusiste ayer. Así que por favor: mantenlos donde siempre deben estar, escondidos entre tus calcetines de algodón que suprimen el mal olor y tus zapatillas.

No salir de la habitación de hotel

¿En serio? Vale que hay hoteles muy cómodos y bonitos, no lo dudamos, pero hombre, no se va a París todos los días. La verdadera emoción radica en aventurarse en lo desconocido, y nueve de cada diez veces, la comida es mejor en la calle (a no ser que estés en un bungalow en plenas Maldivas, entonces no tenemos nada que decir).

No hay nada más maravilloso que viajar, conocer nuevos lugares y empaparte de otras culturas nuevas y exóticas. Dicho esto, hay otras ocasiones en las que viajar es un verdadero dolor de muelas, estás cansado, querrías poder dormir en tu cama y no tener que lidiar con algunos turistas verdaderamente molestos.

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