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¿Te vas de ruta en Semana Santa? Cuidado si sales con perro (o niños) en tiempos de oruga
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los peligros de la procesionaria

¿Te vas de ruta en Semana Santa? Cuidado si sales con perro (o niños) en tiempos de oruga

La procesionaria es un tipo de oruga común en las zonas de cedros y pinos, muy peligrosa para los animales pero también para el ser humano, incluso si no se es alérgico

Foto: La oruga procesionaria puede convertirse en un peligro (EFE)
La oruga procesionaria puede convertirse en un peligro (EFE)

Desde que estalló la pandemia han cambiado significativamente los hábitos de ocio de los españoles, que han tenido que adaptarse a las medidas de contención para frenar los contagios por coronavirus. Las restricciones de movilidad, por ejemplo, han provocado grandes desplazamientos a las periferias de las grandes ciudades, como Madrid, donde cada fin de semana millones de personas tratan de escapar del asfalto en busca de un momento de paz en la naturaleza. Las áreas de las sierras norte y noroeste de la capital han estado desbordadas desde el pasado invierno —las autoridades fueron muy exigentes en tiempos de nevada, previos a la tormenta Filomena, alertando de los peligros de acercarse a las montañas sin preparación—, también al inicio de la primavera, y lo cierto es que si bien la hostelería, restauración y comercio de la zona han visto una fuerte demanda, las poblaciones de la sierra han tenido problemas para albergar a todo el que quiere pasar un fin de semana en la zona.

Entre las actividades más socorridas en estos tiempos de pandemia se encuentran el senderismo y el ciclismo, llenando los senderos de mochileros y ciclistas que buscan hacer algo de deporte, respirar aire puro y mantener cierto contacto con la naturaleza. También es buena opción, teniendo en cuenta la variedad de rutas de acceso fácil o moderado, cuando se tienen niños pequeños o animales. No obstante, hay que tener en cuenta algunos aspectos a la hora de subir a la montaña, incluso cuando desaparece la nieve, ya que la primavera llega de la mano de cambios a los que los urbanitas no están acostumbrados. Entre ellos se encuentra la presencia de la oruga procesionaria, muy común en los pinares y zonas de cedros próximos a las grandes ciudades. Desde hace varios años esta plaga se ha multiplicado, llegando a ser un serio problema en algunas zonas de España.

Foto: Foto: Turismo La Hiruela

Ahora, en vísperas de la Semana Santa, miles de personas preparan su mochila para salir a caminar por la montaña, o para hacer actividades al aire libre como acudir a parques multiaventura instalados en el corazón de la sierra: en todos estos casos, siempre, absolutamente siempre hay que tener en cuenta los 'peligros' a los que uno se puede enfrentar, como pueden ser los esguinces o lesiones —hay que ir bien equipado, calentar y no realizar sobreesfuerzos, especialmente en personas que no suelen hacer deporte—, o los derivados de la presencia de fauna concreta, como es el caso de la procesionaria. La procesionaria es el tipo de oruga que nace, unos 30 ó 40 días después de que la mariposa hembra haga su puesta en las acículas de los pinos: las larvas permanecen agrupadas y es en invierno cuando construyen los llamativos nivos de seda, que les permiten sobrevivir en invierno.

placeholder Nido de oruga procesionaria en un árbol
Nido de oruga procesionaria en un árbol

Una vez que finaliza el proceso larvario es cuando descienden del árbol y realizan las denominadas 'procesiones': las orugas bajan de los árboles en fila india con el objetivo de llegar al suelo, donde se entierran y paan a la fase de crisálida. El momento de 'caída' de la oruga del árbol al suelo tiene lugar entre febrero y abril, y en función de las temperaturas estos son los meses en los que su presencia es abrumadora en las zonas de pinares. Una de las causas de su presencia cada vez mayor en los montes españoles es la repoblación masiva con diferentes tipos de pinos, amén de la tendencia al incremento de las temperaturas, tal y como explica el propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Zonas de pinares en España

La oruga procesionaria es más común en determinadas áreas, como en las que abundan los cedros, y aunque sobreviven en zonas de cualquier pino, tienen cierta predilección en algunoas especies concretas, como el pino laricio o negral, también conocido como salgareño, el silvestre o albar —muy habitual, por ejemplo, en las sierras noroeste y norte de Madrid, y también en la zona de Pirineos, o el pino canario, especie endémica de las islas Canarias.

¿Qué le puede pasar a un perro con una oruga?

Hay que tener especial cuidado cuando se sale a la montaña con animales domésticos, especialmente con perros, mascotas curiosas por naturaleza. La oruga procesionaria tiene una serie de pelos en la parte superior del cuerpo que provocan urticaria y que, además, es capaz de proyectar al aire ante alguna sensación de amenaza. Tal y como señalan desde Experto Animal, una vez se clavan en el animal "liberan una sustancia tóxica" que provoca irritación grave e inflamación. "Si entra en contacto con las mucosas o con la lengua la intoxicación puede causar heridas que son susceptibles de necrosarse, es decir, causar la muerte de las células que forman ese tejido, aunque también puede provocar un bloqueo de las vías respiratorias".

"El riesgo es letal", señalaba a 'La opinión de Málaga' el veterinario Antonio Sánchez, de la Clínica Veterinaria Centro de la ciudad andaluza. "Parece una tontería que un gusano tan pequeño puede matar a un perro, pero el 'shock' alérgico que provoca su veneno puede hacer que el perro no soporte las consecuencias", añadía. El problema con el animal depende de si éste solo toca o chupa la oruga, o si se la come directamente: en el primer caso puede provocar una dermatitis aguda, conjuntivitis intensa si el contacto es con los ojos o inflamación del hocico o de la garganta, tal y como señalan desde la Clínica Veterinaria Velázquez. En cambio si el perro se come la oruga o la lame, "la sustancia urticante de la oruga (...) puede llegar a provocar la pérdida de parte de la lengua por necrosis, o incluso la asfixia del animal al pasar por la laringe". En el caso de que el perro haya estado en contacto con una oruga, hay que evitar tocar al animal sin utilizar guantes e impedir que el propio animal se extienda la sustancia tóxica lamiéndose o tocándose otras partes del cuerpo, amén de desplazarse hasta un veterinario para su revisión.

Qué hacer en caso de que te 'toque' una oruga

En el caso de los humanos también hay que tener ciertos cuidados, especialmente cuando se trata de los más pequeños. Si una oruga se engancha a la piel de un niño hay que evitar retirarla directamente con la mano si no se tienen guantes o unas pinzas. Desde Quirón Salud señalan que el primer paso sería lavar la zona con agua y jabón, aunque si se tiene celo a mano se puede usar un trozo por la zona afectada para tratar de eliminar esos pelitos de la oruga sobre la piel. Para el prurito, el picor que provoca el pelo de la oruga, lo más útil es el antihistamínico oral, pero éste solo se puede administrar en el caso de que se sepa que el niño no es alérgico. "Lo correcto es acercarse al servicio de urgencias más cercano para que se prescriba la medicación y dosis correspondiente", siempre y cuando no haya afectación de la vía respiratoria, en cuyo caso habría que acudir a un hospital.

En caso de alergia, las reacciones suelen ser más graves por lo que puede aparecer algún tipo de inflamación en la cara o en los ojos, urticaria generalizada, dificultad para respirar e incluso reacciones anafilácticas "que precisan asistencia urgente". En pacientes no alérgicos la manifestación más frecuente es la dermatitis papulosa pruriginosa y la urticaria de contacto, casi siempre localizada, aunque también puede originar una reacción cutánea retartadada que puede durar varios días y que se manifiesta en forma de pequeñas pápulas infiltradas, papulovesículas o pústulas, tal y como señalan en el estudio 'Manifestaciones cutáneas originadas por la oruga procesionaria del pino', publicado en Actas Dermo-Sifiliográficas de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

En cuanto aparecen los síntomas el principal tratamiento es el de los síntomas: antihistamínicos para controlar el picor y la urticaria o el angioedema, y corticoides tópicos para las lesiones eccematosas y de dermatitis papulosa, aunque en "casos extensos o rebeldes" también se pueden prescribir corticoides orales. Además, es recomendable evitar el rascado, ya que "aumenta la sintomatología al clavar y rozar las espículas de la oruga en la piel o en las mucosas". En caso de alérgicos, la reacción anafiláctica debe ser diagnosticada de manera precoz para poder prescribir un tratamiento inmediato con adrenalita, corticoides y antihistamínicos.

Desde que estalló la pandemia han cambiado significativamente los hábitos de ocio de los españoles, que han tenido que adaptarse a las medidas de contención para frenar los contagios por coronavirus. Las restricciones de movilidad, por ejemplo, han provocado grandes desplazamientos a las periferias de las grandes ciudades, como Madrid, donde cada fin de semana millones de personas tratan de escapar del asfalto en busca de un momento de paz en la naturaleza. Las áreas de las sierras norte y noroeste de la capital han estado desbordadas desde el pasado invierno —las autoridades fueron muy exigentes en tiempos de nevada, previos a la tormenta Filomena, alertando de los peligros de acercarse a las montañas sin preparación—, también al inicio de la primavera, y lo cierto es que si bien la hostelería, restauración y comercio de la zona han visto una fuerte demanda, las poblaciones de la sierra han tenido problemas para albergar a todo el que quiere pasar un fin de semana en la zona.

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