María Castro habla sobre el destino de Pía en 'La Promesa': "La gente se va a quedar con la boca abierta"

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Ha pasado un año y un mes desde que La Promesa se estrenase en La 1 de Televisión Española. Desde entonces, la actriz María Castro (Sin tetas no hay paraíso, Seis hermanas) ha desempeñado convincentemente su papel del ama de llaves Pía Adarre, un personaje que sirve de bisagra entre dos mundos, los que están más arriba, y los de más abajo; y que en el cumplimiento de sus obligaciones ha tenido que sobrevivir a abusos sexuales, secuestros infantiles, mentiras y desencuentros con Cruz, la perversa marquesa de Luján.

La ficción de época de las tardes de entre semana de la Corporación pública ha ido ganando "promisers", toda una legión de fieles espectadores que no faltan a su cita diaria en un palacete cordobés de comienzos del siglo XX. El pasado lunes, el melodrama de Bambú Producciones protagonizado por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre muchos otros actores, se anotaba un 14,2% de share, lo que equivaldría a 1.133.000 espectadores.

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Este domingo, 25 de febrero, la serie cumplirá 300 episodios emitidos, y La 1 de TVE emitirá a las 22:00 horas un doble capítulo especial, en el que no solo se revelará el gran secreto de Curro, sino que abrirá las nuevas tramas que darán paso a una nueva era en el relato. En una entrevista para EL CONFI TV, Castro cuenta su experiencia en una serie tan exigente, pero con tantas ganas de sorprender al espectador.

PREGUNTA. Llevas más de un año con el personaje de Pía. ¿Qué te ha aportado como actriz?

RESPUESTA. La verdad es que ha sido un personaje muy bonito de interpretar y con el que tenía un reto personal grande. Las directoras de casting, cuando confiaron un poco y le dijeron a Josep [Cister] que Pía Adarre era yo, es porque estaban seguras de que el espectador iba a conseguir empatizar con ella. Es una mujer tan sufridora y lo pasa tan mal, que había que hacer que el espectador se encogiese en su butaca.

Para lograr eso, tienes que conseguir que la gente entienda cada una de tus acciones, que el espectador se ponga de tu parte, y así llore contigo, ría contigo y se emocione contigo. Y la verdad es que recibo muchísimo cariño por parte de la gente. Algún fan me llama señora Darrell, así como británica. Debe ser por eso de ser pelirroja. Han padecido mucho con este personaje y cuando pasan capítulos más calmados como los que puedan pasar ahora, también se sienten en paz.

Pía lo pasa tan mal que había que hacer que el espectador se encogiese en su butaca

P. Pía es un personaje que otorga mucha tranquilidad. Le aportas esa voz calmada y una actitud amable.

R. Todo lo contrario a mí, entonces.

P. ¿Cómo es el día a día en el rodaje de La Promesa?

R. Depende mucho de las jornadas: hay unas más largas que otras. Habitualmente, te recoge el coche de producción a primera hora de la mañana, que en mi caso es a las 6:30, para poder llegar a plató a las 7. La mayoría de personajes como una hora de procesos, aunque los chicos un poco menos, por el tema del cabello y demás. Nos maquillan, nos peinan, alguna dormida cae mientras te ponen la máscara de pestañas, y a las 8 estarías lista para empezar a rodar.

Te microfonan primero, y ahí tenemos un primer pase de texto con el director, con la script y con la coach, que guía un poco nuestros movimientos y ayuda también al director a poder llegar donde él no llega en la velocidad de lo que es una serie diaria. Allí se plantea nuestras colocaciones y posiciones, mientras hacemos un ensayo. Y luego automáticamente se graban dos tomas. Así hasta las siete de la tarde, parando una hora para comer y un poquito para un bocadillo.

P. Grabáis secuencias como una máquina de montaje.

R. Esta es la quinta serie diaria que hago o así, y siempre te da un poco de miedo que la velocidad haga no cuidar el producto. Sin embargo, estoy gratamente sorprendida porque la veo una serie de mucha calidad, no solo de manera estética, que me encanta lo que veo, sino también actoral. A mí me va la marcha, y nos hemos juntado un grupo de gente dinámica que estamos sacando un trabajo muy digno.

Yo creo que una cosa que está muy bien hecha en La Promesa es que las series diarias tienden a recrearse en una trama y estirarla como un chicle. Y aquí no paran de pasar cosas y aparecer personajes nuevos todo el rato. Creo que eso dista mucho de otras diarias. Como te despistes una semana, te has perdido algo. Y lo que estamos grabando ahora, tela marinera. La gente todavía tiene mucho por ver.

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P. Los últimos capítulos emitidos nos han dejado en una gran intriga, y es que parece que Pía podría saber algo sobre la relación entre el conde de Ayala y Cruz en el pasado. ¿Nos enteraremos a través de Pía?

R. Aparte de esa historia, lo más sorprendente que le va a pasar a Pía, es que yo, María Castro, estoy embarazada. Lo que se le ha ocurrido al productor de lo que yo pensaba que podría ser un problema para él, lo ha cogido como un reto personal, y ha elaborado una trama, que no penséis en nada porque es imposible que acertéis. La gente se va a quedar con la boca abierta.

Yo no daba crédito porque le conté que estaba embarazada, y me fui a grabar. Y en esa secuencia de media hora, ya tenía un mensaje que me decía “Sube a hablar conmigo, porque se me ha ocurrido una cosa que creo que te va a encantar”. La de Josep es una cabeza muy prodigiosa, para ser capaz de salir de forma tan aprovechada de esta situación.

P. Pía también es un personaje muy sufrido. ¿Qué te gustaría que le sucediese a partir de ahora?

R. O que esté sola, o que esté bien acompañada, porque a cada persona que se le ha acercado es peor que la anterior. Puede entender que no pasa nada por quedarse sola, y que tire con su Dieguito, que ahora se lo está cuidando la Beni. O que si se le acerca alguien, que sea buena gente, como se dice en mi tierra.

P. Hemos visto en tomas falsas, y en la misma serie, la buena sintonía que guardas con Joaquín Climent. ¿Qué tal es trabajar con él?

R. Es una maravilla. Al entrar en el set, muchas veces te parece que hay secuencias más tediosas, más largas, con textos más enrevesados. Pero cuando trabajo con Joaquín, ninguna es incómoda. Es como si nos sentáramos a charlar entre amigos, una forma de trabajar muy placentera. Entre los tropiezos y los fallos, siempre hay sonrisas, y nunca es agobio. Siempre sacamos una sonrisa y apoyamos al compañero.

"Puede que Petra me la vuelva a liar. Preparaos, que se vienen curvas"

P. La relación de Pía con Petra ha ido mejorando a lo largo de la serie, gracias a algo que tenían en común, que es la maternidad. Muerto el hijo de Petra, ¿volverán a la gresca?

R. No os fieis nada. Doña Petra es especial, está hecha de otra pasta, que precisamente es opuesta a Pía, que es todo compañerismo y empatía. Y ella, con tal de cumplir con ciertas órdenes, la empatía brilla por su ausencia. Puede que me la vuelva a liar. Preparaos, que se vienen curvas.

P. Tu personaje también ha llegado a mentir a la marquesa, y cada vez que tienen un encuentro da la sensación de que Cruz esté a punto de despedirla.

R. Cada vez que me llama a la zona noble, yo ya tiemblo. Entro mirando al suelo. El personaje de Pía se encuentra justo entre dos aguas: aplacando a los de abajo para que no se subleven, pero también acomodando a los de arriba y que estén a gusto con lo que hacen los de abajo. Es un terreno incómodo y farragoso. Ella lo hace bien porque es una profesional, pero siempre está en el medio.

P. Este domingo llega un doble episodio especial de La Promesa. ¿Alguna pista que podamos darle a los espectadores sobre lo que va a suceder?

R. Va a haber una revelación muy fuerte, en la que Curro confiese quién es su padre, y Jana se va a quedar patidifusa. Eso es el gancho, pero hay mucha miga. Yo siempre digo lo mismo: que no esperen nada y que se sienten a disfrutar. Porque lo que está en la cabeza del productor ejecutivo y la forma de ejecutarlo de mis compañeros, siempre va a rizar el rizo frente a lo que el espectador imagina. Y nos vamos a quedar todos con ganas del lunes.