La sigilosa matanza de Elena continúa en 'Amar es para siempre': "Tendrías que haber muerto hace tiempo"

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Parece que el personaje de Elena se ha podido recuperar de la crisis nerviosa y respiratoria que sufrió en el anterior episodio de Amar es para siempre. No le ha costado demasiado, pues todo era una estratagema para retener a Malena en casa, que estaba dispuesta a marcharse a los brazos de Lola. En el capítulo que se ha emitido este miércoles, a las 15:45 horas, la madre de los Quevedo ha tomado otra drástica e inesperada decisión para conseguir sus objetivos.

El día ha amanecido con Elena en el sofá, recuperándose de su ataque de ansiedad. Malena ha asistido a preguntarle cómo se encontraba, y la madre adoptiva le ha reprochado que estuviese tan decidida a marcharse. "No está siendo fácil para mí lo que está pasando", ha reconocido la muchacha, y Elena le ha asegurado que si había habido irregularidades en su adopción, hubiese sido por parte de la congregación, pues Federico y ella lo habían hecho todo bien.

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Elena le ha hecho pensar a Malena qué pasaría si Federico consiguiese el alta y viese que no estaba en casa "su hija favorita". Malena le ha contestado que ese concepto no era justo ni para Román ni para Victoria. En el taller, Alicia ha llegado para seguir ocupándose de la contabilidad de la empresa, y Victoria ha aprovechado para disculparse por el beso que le robó el día anterior.

Malena ha llegado a casa de los Gómez y le ha contado a Lola y Román que vio fatal a Elena, y que pensaba que no debería irse de casa. La chica ha querido preguntarles si pensaba que había obrado bien, y Román se ha ofrecido a hablar con su madre si era necesario. Lola, por su parte, le ha contado que si había iniciado el proceso de adopción no era para alejarla de su familia, sino porque consideraba que era lo mejor para ella.

Las mejoras de Federico

Cuando Malena se ha marchado a ver a Federico a la residencia, en privado, Román ha expresado que su madre era capaz de cualquier cosa con tal de retener a su hermana en casa, y que sin dudas estaría mejor al cuidado de Lola que de Elena.

En la residencia, Malena le ha contado a Federico que Lola pensaba iniciar el proceso de adopción, y que, aunque ella todavía no lo tenía muy claro, eso no cambiaría que el pobre hombre en silla de ruedas hubiese sido buen padre. "Voy a estar a tu lado, pase lo que pase", se ha sincerado Malena.

Federico ha dado señas de querer comunicarse, y Malena le ha facilitado un bolígrafo

Federico ha hecho señas de querer comunicarse, y la hija le ha facilitado un bolígrafo y papel. Aunque el hombre apenas ha sido capaz de trazar nada, al volver a casa, Malena le ha comentado a Victoria y Elena que los médicos daban por asegurada la recuperación del patriarca.

La estocada final de Elena

Acto seguido, Elena ha acudido a visitar a Federico, y la señora no ha tardado ni medio minuto en quitarse la máscara de esposa enamorada. "¿A qué juegas?", le ha preguntado al indefenso. Elena le ha echado en cara a su marido que Mario murió por culpa de sus humillaciones y traiciones, aunque ha admitido que fue ella, con la ayuda de Chimo, quien manipuló los frenos del coche que debería haber conducido Federico, en lugar del hijo.

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En su soliloquio, Elena ha asegurado que tuvo que cargar con la conciencia de haber matado a un hijo, y con los arrepentimientos diarios de Chimo. "Hasta que un día a Rosa y Federico les dio por jugar a papá y mamá", ha comentado la malvada empresaria, quien ha comentado que hubiese sido un escándalo que se supiera que Chimo tenía sangre Quevedo.

"Me he desvivido mientras te ibas con otras a pasar el rato", ha continuado Elena, quien ha asegurado que había levantado el negocio mientras el hombre se gastaba el dinero. "Menos mal que al amor de mi vida sí que le importo", ha confesado la mujer, restregándole a Federico que su mejor amigo, Julio Crespo, era su amante: "y tú te tendrías que haber muerto hace mucho tiempo".

Las venenosas palabras de Elena han sido como flechas clavándose en el cuerpo de Federico. El hombre ha comenzado a tener espasmos ante tanto disgusto, hasta que el hombre, sin resistirlo más, se ha desmayado. Elena le ha dicho que por fin hacía algo bien y le ha susurrado al oído: "Gracias por ponérmelo fácil". ¿Ha matado Elena a Federico a base de tormentos? ¿Cómo se podría probar su culpabilidad?