Íñigo descubre los planes de Carla y Manuel se despide de la familia Garcés en 'La Moderna'

• Avance del capítulo 63 de La Moderna del miércoles, 27 de diciembre
• Doña Carla, en el punto de mira de Ocampos en La Moderna

​La confesión de Trini podría ser una realidad tras los continuos abusos de Cañete que se hacen insoportables para la dependienta. El Salón de té La Moderna asiste a una nueva Laurita que parece haber olvidado a Collado y el principio de una misión, la planeada por Íñigo y Matilde, que podría derrumbar la vida de doña Carla.

En el capítulo anterior, Matilde ha conseguido la llave del desván que le permitirá espiar a doña Carla. Además, Luisa y Emilio han aparcado sus diferencias. La ilustradora se ha mostrado empática con su amigo, que mantiene una preocupación constante a causa de su hermano Raimundo.

Doña Carla ha amenazado a Manuel con situarle en el centro de las sospechas y le ha encomendado una última misión. La empresaria quiere que su primo acompañe a Aguirre en un encargo: será el último favor que le haga el inquilino de los Garcés antes de marcharse al pueblo. Por su parte, el inspector Ocampos ha vuelto para tomar declaración a la viuda de don Jaime de Morcuende y hacer una reconstrucción de los hechos.

La jugada de Cañete exaspera a Trini

Íñigo y Matilde vuelven a verse en su apartamento. La joven sigue teniendo cuidado con no ser descubierta. La dependienta alerta al empresario de que acaban de atacar a Pietro en el callejón. Su enamorada ya tiene en su poder la llave de los desvanes. Los jóvenes tendrán que localizar el que da acceso al despacho de doña Carla. La misión tendrá que acometerse por la noche para que nadie les vea. El próximo paso es hacer un agujero que les permita escuchar a Aguirre y la villana de La Moderna y descubrir lo que traman.

Don Salvador se reúne con Miguel para alertarle de la reprobación de Teresa. La empleada ha recriminado la actitud del joven delante de su jefe y le ha acusado de mentiroso. El marido de Trini pensaba que iba a ser despedido, pero la encargada ha intercedido por el librero y le ha salvado de su marcha de La Moderna.

Pablo visita a Marta para hacerle compañía. La joven ha pensado en hacerle un regalo a Antonia como forma de agradecer todo lo que ha hecho por ella. La sobrina de Higinio no se atreve a salir sola y le pide el favor a su vecino. En ese momento, Pietro aparece malherido en casa tras el ataque sufrido por el tío de la joven. El pastelero le cuenta que han intentado robarle y le han molido a palos. El italiano no quiere preocupar más a su niña protegida.

Cañete sigue jugando con Trini y Miguel. El jefe de camareros se la está devolviendo a la pareja, incluso delante de Don Fermín. El empleado de La Moderna podría desvelar de un momento a otro el secreto de la pareja que ahora no es exclusivo. El propietario del salón confirma que las heridas de Pietro no tienen gravedad, mientras Pietro se niega a contar a Marta que el culpable de su ataque no es otro que Higinio.

Un guardia de seguridad vigila el salón, mientras Matilde e Íñigo buscan el momento para subir a los desvanes. El empresario está a punto de abortar la misión, pero la dependienta ha decidido despistar al vigilante para que el empresario pueda subir sin ser descubierto.

Laurita comparte sus primeras impresiones sobre su cita con Celso. El aristócrata le llevó a una velada con pintores donde estuvo presente Salvador Dalí. Su madre no lo sabe porque está de viaje, por lo que la joven le pide a Antonia y Esperanza que guarden su secreto.

Rosario está convencida de que Raimundo va a volver a arrastrar a Emilio a la delincuencia y a la mala vida, por lo que le pide a sus hijos que tengan mucho cuidado con el que ahora es el principal sospechoso de un nuevo robo. Sin embargo, Luisa le hace saber a su madre que su vecino ha cambiado y no se va a desviar de su buen camino.

Manuel le cuenta a la familia Garcés que se marcha al pueblo. El joven se excusa diciendo que su madre se ha puesto muy enferma y debe irse. Rosario se apena de su partida al que considera un hijo más. "Te has hecho querer", expresa la matriarca de la casa.

Teresa acepta las disculpas de Miguel. El librero quiere saber qué le dijo don Salvador para interceder ante él y librarle del despido. La encargada ha admitido que el hombre sintió nostalgia en lugar de indignación después de lo que le estaba contando la empleada.

Don Salvador vivió una situación parecida cuando era joven, donde acudía a las mentiras para no tener que enfrentarse a sus sentimientos. Sin embargo, el hombre pudo encauzar su vida gracias a su actual mujer. Teresa asegura que las mentiras solo provocan dolor en los demás, pero más aún en uno mismo.

La encargada ha visto en Miguel a una persona perdida a la que es mejor no dar la espalda. El librero le ofrece su amistad como forma de agradecimiento. Mientras, Íñigo ha hecho el agujero donde podrá espiar a doña Carla. Todo se escucha a la perfección. El empresario celebra el plan de su amada. La pareja casi es descubierta. `Por otro lado, Teresa escucha tras la puerta como Laurita le imita, algo que no le ha hecho ninguna gracia.

Raimundo no aparece por ningún sitio, ni siquiera Bernabé, el colaborador de su hermano. Mientras, Íñigo ya disfruta de las conversaciones entre doña Carla y Aguirre que hablan sobre su complejo hotelero. El soldado no entiende qué pudo ver en el dueño del Madrid Cabaret y admite que Matilde no es rival para la viuda de Morcuende.

Emilio se ha encontrado con Raimundo en la corrala. Su hermano ha estado escondiéndose de la policía. Por otro lado, Laurita vuelve a citarse con Celso. El joven le invita al estreno de una película repleta de estrellas del cinematógrafo. La joven hace una excepción y acepta la invitación del aristócrata. Finalmente, Íñigo tiene miedo de no poder manejar las malévolas ideas de doña Carla y quiere ganarse su confianza con algo "más definitivo". ¿De qué se tratará?