'Cómo mandarlo todo a la mierda' (HBO Max) o cómo crear una historia superficial e insulsa

Ya está disponible en HBO Max 'Cómo mandarlo todo a la mierda', el nuevo drama juvenil español de la plataforma de vídeo bajo demanda. Los seis episodios, de unos 20 minutos de duración, que componen esta primera temporada son el resultado de la creación de Pablo Sanhermelando y Jaime Olías, siendo este último también el escritor y director bajo el sello de Boomerang TV ('Los protegidos', 'Alba').

La sinopsis de la ficción es la siguiente: "Alba (Naira Lleó), una joven a la que le cuesta adaptarse y que lleva poco tiempo en su nuevo instituto, se entera de una horrible noticia: el viaje de fin de curso se cancela. Sus planes de escapar de casa se derrumban. Por casualidad, descubre que un grupo de compañeros tiene un plan perfecto: hacer creer a sus padres que el viaje sigue en pie, robar la furgoneta del hermano de uno de ellos y lanzarse tres semanas a la carretera. El plan es no tener plan, ir sin rumbo fijo, improvisando". A continuación, tienes nuestra crítica, sin spoilers, tras haber visto la serie.

Falta de conexión con el personaje principal

Bajo la premisa de la huida de Alba, una menor de edad, ante la situación personal que tiene en su casa y cómo le afecta en su día a día, todo transcurre en torno a ella, pero de forma muy impersonal. Prácticamente no se sabe nada de cómo ni por qué ha llegado a esa situación, lo que complica entender sus decisiones, sus contradicciones, su apatía, su verdadera necesidad de mandarlo todo a la mierda, aunque luego no llegue a hacerlo ni tome grandes determinaciones.

Es una protagonista que cuesta encajar y empatizar con ella justamente por todo esto, por tener la sensación de no llegar a conocerla ni un poco. Está claro que a esas edades ni los propios chicos y chicas se conocen a sí mismo, pero a la hora de embarcarse junto a ella en una aventura así, que no deja de ser una opción más de entretenimiento de las tantos que hay, de alguna forma debes creer en ella, en su causa, en su búsqueda... ya sea a través de sus debilidades o fortalezas. Y el caso es que resulta difícil entrar en ella y su propio universo.

Secundarios desaprovechados

En este engaño Alba no está sola, le acompañan un grupo de cinco amigos que han ideado este plan para no quedarse sin sus ansiadas vacaciones de fin de curso. Están estos tres chicos y dos chicas como podrían estar otros cualquiera, porque si de Alba sabemos poco, de ellos no sabemos absolutamente nada. Tan solo Irene (Malva Vela), la típica rebelde guay que gusta a todo el instituto, tiene la suerte de mostrar algo, pero el resto parece que están para acompañar y adornar la aventura. No hubiera estado de más conocerles un poco y que cada uno de ellos tuviera su propio espacio y peso en la ficción.

No es una aventura de amor como se vende en el tráiler

Un punto que hay que dejar claro es que no estamos ante una historia de amor. Al ver el tráiler oficial parece que 'Cómo mandarlo todo a la mierda' se centra en el romance de Alba e Irene. Pues nada más lejos de la realidad. Esta trama entre ellas, que bien podría haberle dado la carga dramática que le falta (aspecto tratado en profundidad en el siguiente punto), ocupa un porcentaje muy pequeño. No todas las historias de amor son pasionales, ni para toda la vida, ni nacen como si de un cuento de hadas se tratase, pero aquí se le ha dado una importancia ínfima que sin ninguna duda deja con ganas de más.

Historia lineal con falta de profundidad

Con un título como este esperas que la trama llegue a explotar en algún momento. Pues no sucede. Todo es bastante lineal, predecible, en ocasiones lento y estás como esperando todo el rato al gran 'plot twist' (giro radical e inesperado en los acontecimientos). No hay exceso de alcohol, de drogas, de sexo, de amistad, de amor... No hay una gran escena dramática que te rompa por dentro. Tampoco una que haga reír a carcajadas. No consigues excitarte, enfadarte o identificarte con algunas situaciones.

Quizá la idea es jugar a eso, a mantener al espectador en un punto indefinido, sin cohetes ni lágrimas, pero con productos actuales como 'Élite', 'Euphoria' o 'Sex education', que tienen un nivel emocional tan alto, que ofrecen experiencias ya hasta sensoriales, cada una con sus excesos y sus defectos, en 'Cómo mandarlo todo a la mierda' falta profundidad.

Buena idea, pero insulsa

En definitiva, estamos ante una historia demasiado inverosímil que si intenta mostrar una realidad sin subidas ni bajadas extremas, como es muchas veces la vida real, juega con unos elementos que la hace ya irreal desde sus inicios. Le ha faltado arriesgar y mandarlo realmente todo a la mierda. Tras esta primera temporada no logras ver la intención de la serie, su moraleja o el punto al que pretende hacer llegar al espectador. No encuentra su camino al ir, como los personajes, sin rumbo fijo, resultando insulsa.

La idea en sí de contar una locura de adolescencia con personajes sin prejuicios y con sus propios fantasmas, ya sean propios de su edad o no, está bien, pero falta emoción. Ese punto en el que te retuerces en casa viendo determinadas escenas. Acabar un episodio y querer ver más. Quedarte con la trama y las personalidades varios días después de acabarla. Habrá que esperar para ver si continúa y encontramos el sentido al relato o si HBO Max se marca un 'Todo lo otro' y nos deja a medias con tan solo una entrega.