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'Merlí' suspende el examen del tiempo: "Mis amigos camareros cobraban más que yo"
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EL LADO OSCURO DEL FENÓMENO

'Merlí' suspende el examen del tiempo: "Mis amigos camareros cobraban más que yo"

Los actores David Solans, Albert Baró e Iñaki Mur ponen en perspectiva algunas de las peores decisiones de la exitosísima serie adolescente de TV3 que los lanzó a la fama

Foto: Los intérpretes de 'Merlí', con David Solans, Albert Baró e Iñaki Mur. (Cedido)
Los intérpretes de 'Merlí', con David Solans, Albert Baró e Iñaki Mur. (Cedido)

No se puede estar de colonias toda la vida. Los chicos de 'Merlí', la exitosísima serie adolescente de TV3, lo han descubierto a medida que se han hecho mayores. Para algunos de sus actores principales, ya rozando la treintena, la producción —que, después de convertirse en un fenómeno de la televisión pública catalana, tuvo una segunda vida en Netflix— no aprueba el examen del tiempo.

Los intérpretes Albert Baró, David Solans e Iñaki Mur, reunidos en un coloquio en Ibiza en el marco del Serielizados Fest, recordaron recientemente su paso por la serie y qué significó aquel primer gran trabajo para sus carreras, pero también qué cosas se podrían haber hecho mejor.

"Jugaron muy bien y de manera muy elegante la idea de 'peña, somos un grupo'"

"Fue muy bonito, muy intenso", recuerda Solans, que daba vida a Bruno, el hijo de Merlí, el heterodoxo profesor de filosofía de una clase de bachillerato. "Éramos gente joven que hacía lo que le gustaba y se lo pasaba superbién". Baró, que interpretaba a Joan, uno de los compañeros de clase de Bruno, asegura que reunieron "todo un grupo precioso de gente con muchas ganas e ilusión".

placeholder El actor David Solans en el Serielizados Fest, en Ibiza. (Serielizados Fest)
El actor David Solans en el Serielizados Fest, en Ibiza. (Serielizados Fest)

En la serie, bajo la batuta del excéntrico profesor, los estudiantes desarrollaban un fuerte sentimiento de comunidad. Después de meses de ensayos parecidos a unas convivencias —'colònies', en catalán—, los actores acabaron uniéndose con la misma intensidad. Para cuando se emitió el primer episodio en TV3, en 2015, ya eran una segunda familia.

Sin embargo, esa cohesión tuvo también su lado oscuro. "Jugaron muy bien y de manera muy elegante la idea de 'peña, somos un grupo'", dice Solans. Los actores, muy jóvenes por entonces —y, en algunos casos, primerizos—, trabajaron con unas condiciones que hoy consideran mejorables.

Caviar y atún de lata

"En la primera temporada, nadie te conoce y te ponen el caché que te pongan", apunta Baró, que se enfrentó en 'Merlí' a su primer papel de envergadura. "Pero después, claro, la serie funciona, gusta y tiene muchas visualizaciones. Puede ser que haya gente que esté ganando dinero gracias a eso".

"Los actores acostumbran a cobrar por sesión o por capítulo; nosotros cobrábamos al mes", explica Iñaki Mur, que apareció hacia el final de la primera entrega para encarnar al personaje de Oliver, aunque estuvo presente en el proceso desde el principio. Aunque señala que eran jóvenes y estaban al principio de sus carreras, Mur admite que, si volvieran a hacer la serie otra vez, pediría más dinero: "Pienso que si hubiéramos hecho 'Merlí' en EEUU, todos tendríamos una mansión".

placeholder Albert Baró en el Serielizados Fest, en Ibiza. (Serielizados Fest)
Albert Baró en el Serielizados Fest, en Ibiza. (Serielizados Fest)

Da la sensación de que los tres —todos por encima de los 25— cobraron menos de lo que cabría imaginar, visto el arrollador éxito de la serie dentro y fuera de Cataluña y la posterior explotación de la marca que ellos también ayudaron a construir. Solans lo ilustra: "Tengo amigos trabajando de camareros en un chiringuito que cobraban más que yo en 'Merlí'". Según los actores, las condiciones de aquellos primeros contratos no se revisaron de cara a la segunda temporada.

"Desde fuera, muchas veces admiramos la industria cultural y la romantizamos porque vemos brilli-brilli, vestidos, eventos… Para mí, la mayoría es gente que come caviar en los eventos, pero tiene una lata de atún en la nevera. Creo que es muy importante explicar esto", subraya Alba Riera, periodista cultural que moderó el encuentro junto a Mur, con quien presenta habitualmente el podcast 'DENTRO', de Radio Primavera Sound.

placeholder Iñaki Mur, junto a la periodista Alba Riera, en el coloquio. (Serielizados Fest)
Iñaki Mur, junto a la periodista Alba Riera, en el coloquio. (Serielizados Fest)

"En mi casa era una cosa religiosa", cuenta la periodista catalana sobre el fenómeno regional de 'Merlí'. "Fue un antes y un después porque, aunque hay muchas cosas que ahora las veríamos como una 'red flag', en su momento sí que generó nuevos referentes. En Cataluña no hemos sido capaces de volver a generar referentes adolescentes válidos".

Representación normativa

Los actores perciben también algunas de esas decisiones que afean la serie si se la mira con ojos de hoy. Incluso aquellas que, en su momento, pudieran parecer atrevidas o rompedoras. "Era una serie bastante normativa, en general", asevera Mur. "La representación del colectivo LGTBI, sobre todo en la trama que más interesaba, que era la de Pol [el personaje de Carlos Cuevas], era supernormativa. Tenía una representación muy concreta de lo que el colectivo LGTBI es, que es un colectivo superdiverso".

placeholder Albert Baró en una imagen de 'Merlí'. (TV3)
Albert Baró en una imagen de 'Merlí'. (TV3)

Baró añade a la ecuación la representación de las mujeres: "Las tramas de las chicas eran una consecuencia de las tramas masculinas, no tenían una trama propia". Los personajes femeninos maduros de la serie, en concreto, eran "todos madres jóvenes con tramas de crianza y cuidados, y encima todas se enrollaban con Merlí", recuerda también Riera. "Creo que la representación femenina en 'Merlí' era un cuadro".

Como producto de una televisión pública, la serie ocupa una posición todavía más compleja dentro de los debates sobre la representación justa y diversa de las personas en el audiovisual. "Para mí es diferente el caso de una serie de una televisión privada y una pública", matiza Solans. "La tele pública está pagada por todas las personas y debe ser una representación de ellas. En ese sentido, 'Merlí' no representaba a todos los colectivos".

El propio encaje de Solans dentro de la historia de la serie es complicado en sí mismo. A pesar de su enorme protagonismo en la trama, el actor la abandonó tras la primera temporada. Regresó momentáneamente para el cierre de la tercera y última, en 2018, para acabar siendo uno de los pocos personajes de la serie original que saltaron a 'Merlí: Sapere Aude', el 'spin-off' que Movistar+ produjo en 2019. Sin embargo, tras una única entrega, dejó también esta última.

Agotado por la enorme cantidad de horas de rodaje que le correspondían —como hijo del profesor que da nombre a la serie e interés romántico de Pol, que luego sería protagonista del 'spin-off'—, Solans avisó al concluir la primera temporada de 'Merlí' de que quería abandonar el proyecto. "Fue una salida superpactada y superbonita. Me lo pasaba muy bien, pero no estaba seguro de que me quisiera dedicar a eso".

placeholder David Solans junto a Carlos Cuevas en una escena de 'Merlí: Sapere Aude'. (Movistar+)
David Solans junto a Carlos Cuevas en una escena de 'Merlí: Sapere Aude'. (Movistar+)

Después de prestarse a reaparecer en la conclusión de la serie madre, Solans recibió la propuesta de Héctor Lozano, creador de ambas series, de trabajar también en algunos de los episodios del 'spin-off' de Movistar+. En general, la relación de los actores con esta heredera espiritual del proyecto fue problemática desde el principio. La cosa, según relata Solans, no mejoró al aceptar la invitación.

"La etapa 'Merlí' la habíamos cerrado, y lo habíamos hecho de una manera conjunta", reconoce Baró. "En ningún momento nos comentaron que tenían ganas de seguir explicando otras historias". Al parecer, los tres actores supieron de la existencia del nuevo proyecto por un mensaje personal de Carlos Cuevas, cuando ya estaba en marcha, aunque niegan haberse sentido traicionados.

'Ghosting'

Fue Solans quien se topó con un entorno hostil al aterrizar en el 'spin-off', según relata: "Llegó un momento en que empezó a enturbiarse todo. Se comenzó a crear mal rollo, era un proceso un poco raro. Notaba que ya no había un amor por contar una historia, sino que se estaba haciendo un producto con la idea de vender". El actor sintió que su personaje no servía más que de "acompañante" del de Carlos Cuevas, como un puente entre las dos series.

"No paraban de decir: 'Es una serie que no tiene nada que ver con Pol y Bruno'. Pero el póster que había en Barcelona era de Carlos Cuevas y mío", cuenta Solans. "Se generó un ambiente muy de 'no te quiero, pero te necesito'. Llegó a tal límite la situación que no me compensaba, me daba igual no volver a trabajar como actor". El intérprete asegura haber enviado mensajes a Lozano con propuestas sobre su personaje y que este le hiciera 'ghosting' durante mucho tiempo.

placeholder Una imagen de 'Merlí: Sapere Aude', con David Solans. (Movistar+)
Una imagen de 'Merlí: Sapere Aude', con David Solans. (Movistar+)

Por ello, Solans avisó al equipo de que no saldría en la segunda temporada por no tener una trama propia. "En ningún momento pedí más dinero, pedía que mimaran un poquito al personaje". Según asegura el actor, estaba dispuesto a regresar una vez más a la franquicia si 'Merlí: Sapere Aude' recibía una tercera entrega, pero aquella reivindicación cerró la puerta del todo.

El desencanto de los jóvenes, que han conducido sus carreras por caminos muy dispares desde que se despidieran de aquella adolescencia idealizada de 'Merlí', es evidente. Esta es, según Mur, "una industria supervocacional, pero al final es un medio para vivir", y el atronador éxito de la serie de TV3 no les ha dejado a todos aquellos bachilleres que iban de 'colònies' la vida resuelta. Aunque lo pareciera.

No se puede estar de colonias toda la vida. Los chicos de 'Merlí', la exitosísima serie adolescente de TV3, lo han descubierto a medida que se han hecho mayores. Para algunos de sus actores principales, ya rozando la treintena, la producción —que, después de convertirse en un fenómeno de la televisión pública catalana, tuvo una segunda vida en Netflix— no aprueba el examen del tiempo.

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